Entrada ¨Lagrimas¨

🔹️"El arte,el artista y otras cuestiones"

🔹️Marcelo Rubéns Balboa《Artista plástico,Montevideo,Uruguay🇺🇾》 En la actualidad,estamos inmersos en un mundo alocadamente globalizado,don...

domingo, 21 de diciembre de 2025

☭ Se veía venir: el PCU ante la historia ☭ 🇺🇾


El Comité Central del Partido Comunista de Uruguay,electo en el XXXIII Congreso,en su primera reunión realizada el día 20 de diciembre de 2025,no hizo más que confirmar lo que muchos militantes intuían desde hace tiempo: el Partido está ante la obligación impostergable de redefinirse,de mirarse al espejo de su propia historia y de decidir si está dispuesto —o no— a volver a ser,sin ambigüedades,un partido comunista.

La elección del nuevo Comité Ejecutivo muestra continuidades y,al mismo tiempo,una señal de arranque. 
Hay nombres que se repiten,responsabilidades que se redistribuyen y áreas clave que vuelven a cobrar centralidad: organización,sindicales,relaciones internacionales,propaganda,programa. 
Todo ello habla de una estructura que intenta ordenarse tras años de tensiones,repliegues y silencios incómodos.
Pero el dato político central es la designación de Óscar Andrade como secretario general. 
No se trata de un detalle menor. 
Andrade proviene del riñón obrero,de la construcción,del conflicto sindical concreto y no del escritorio cómodo ni del cálculo parlamentario permanente. 
Ese origen genera expectativas legítimas en la militancia comunista,cansada de discursos edulcorados y de una práctica política cada vez más adaptada a la lógica institucional del Frente Amplio.
Porque ese es el punto de fondo: el PCU no existe en el vacío. 
Actúa dentro de un gobierno frenteamplista que,en su orientación general,muestra un claro corrimiento a la derecha,con concesiones al capital,moderación programática y un lenguaje cada vez más distante del conflicto de clases. 
En ese escenario,el Partido tiene dos opciones: acompañar en silencio o plantarse con identidad propia. 
No hay tercera vía.
De ahí que la consigna que recorre los pasillos militantes sea clara: “que el Partido vuelva a ser comunista”. 
Esto no es una consigna nostálgica ni un ejercicio de memoria romántica. 
Es una necesidad política. 
Recuperar la memoria histórica significa volver a Lenin,sí,pero no como estampita,sino como método: análisis concreto de la realidad concreta,independencia política de la clase obrera,centralidad del conflicto de clases y claridad estratégica frente al Estado burgués.
El nuevo Comité Ejecutivo tendrá que demostrar,con hechos y no con declaraciones,si está dispuesto a asumir esa tarea. 
En la cancha se ven los pingos,y el tiempo no sobra. Las decisiones urgentes no pueden seguir postergándose en nombre de equilibrios internos o de una unidad mal entendida que termina diluyendo toda definición.
La militancia espera de Óscar Andrade una conducción firme,profundamente clasista y combativa. 
No para administrar lo existente,sino para tensionarlo. 
No para adaptarse al rumbo general del gobierno,sino para marcar límites,denunciar retrocesos y organizar resistencia cuando sea necesario.
El PCU se reivindica como el Partido del gran Lenin. 
Esa afirmación,repetida tantas veces,hoy exige coherencia. 
Ser leninista no es solo citarlo,es actuar en consecuencia. 
El desafío está planteado. 
La historia observa. 
Y la clase trabajadora también.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️ 

🔸☭ Stalin: discípulo de Lenin, azote del fascismo y constructor del primer Estado socialista🔸☭



☭ Hablar de Iósif Vissariónovich Stalin es adentrarse en uno de los capítulos más decisivos y controvertidos del siglo XX. 
Más allá de la caricatura interesada y de la demonización sistemática impulsada por la historiografía liberal y el aparato ideológico del imperialismo,Stalin fue,ante todo,un continuador del legado de Lenin,un constructor de poder estatal socialista y el dirigente que puso un freno histórico a la barbarie fascista y a la expansión sin límites del capitalismo imperialista.
Discípulo de Lenin y defensor del poder soviético
Stalin no surge como una figura aislada ni como un accidente histórico. 
Es un producto directo de la Revolución de Octubre y de la escuela política de Lenin. Formado en la lucha clandestina,en la organización del Partido Bolchevique y en la comprensión materialista de la historia,Stalin asumió,tras la muerte de Lenin,la tarea titánica de preservar y consolidar el primer Estado obrero y campesino del mundo. 
En un contexto de cerco imperialista,sabotaje interno,atraso económico extremo y amenazas constantes de restauración capitalista,su conducción se orientó a garantizar la supervivencia del socialismo en un solo país,sin renunciar al internacionalismo proletario.

🔸La industrialización socialista: base material de la soberanía:
Uno de los mayores aportes históricos de Stalin fue la industrialización acelerada de la Unión Soviética. 
En pocas décadas,un país mayoritariamente agrario y devastado por la guerra civil se transformó en una potencia industrial,científica y militar. 
Los planes quinquenales,la colectivización de la agricultura y la planificación centralizada no fueron caprichos ideológicos,sino respuestas concretas a una realidad brutal: sin industria pesada,sin acero,sin energía y sin tecnología,la URSS habría sido aplastada por las potencias capitalistas.
Esta transformación no solo garantizó la independencia nacional soviética,sino que sentó las bases materiales para el bienestar social: educación gratuita,ciencia al servicio del pueblo,pleno empleo y una movilidad social inédita para millones de obreros y campesinos.

🔸El azote del fascismo🔸

Si hay un hecho que coloca a Stalin en el centro de la historia mundial es la derrota del fascismo. 
La Unión Soviética cargó con el peso principal de la Segunda Guerra Mundial en Europa. 
Fue el Ejército Rojo,forjado bajo la dirección del Estado socialista,el que destruyó la maquinaria militar nazi y liberó a los pueblos del Este de Europa del yugo hitleriano. 
Stalingrado,Kursk y la toma de Berlín no son solo victorias militares: son símbolos del triunfo del socialismo sobre la forma más brutal del capitalismo en crisis.
Sin la URSS de Stalin,el mundo habría conocido una larga noche fascista. 
Este hecho,deliberadamente minimizado en Occidente,es reconocido incluso por historiadores no marxistas: 
el sacrificio del pueblo soviético fue decisivo para la derrota del nazismo.
Un freno al imperialismo
La consolidación de la Unión Soviética como potencia mundial alteró radicalmente el equilibrio de fuerzas global. 
Por primera vez,el imperialismo encontró un límite real,un “hasta aquí” impuesto no por discursos, sino por poder material. 
La existencia de un Estado socialista fuerte obligó al capitalismo a hacer concesiones: derechos laborales,Estado de bienestar,descolonización y reconocimiento de movimientos de liberación nacional.
Stalin,en este sentido,no solo defendió a la URSS,sino que abrió un horizonte histórico para los pueblos oprimidos del mundo,demostrando que el capitalismo no era el fin de la historia.
 
🔸Stalin fue un dirigente de su tiempo,con contradicciones y decisiones duras,propias de una época marcada por guerras, conspiraciones y lucha de clases extrema. 
Pero reducir su figura a una caricatura es un acto de deshonestidad histórica. Discípulo de Lenin, constructor del primer gran Estado socialista,azote del fascismo y freno al imperialismo,Stalin ocupa un lugar central en la historia de la emancipación humana.
🔸La pregunta no es por qué el imperialismo lo odia,sino por qué aún hoy teme su legado. 
🔸La respuesta es clara: porque Stalin demostró que el capitalismo puede ser derrotado,y que los pueblos organizados pueden tomar en sus manos el destino de la historia.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️ 

sábado, 20 de diciembre de 2025

🐦 "El Ruiseñor y la Aurora"•°

 

El ruiseñor conoce 
la forma del cielo,
no por mapas,
sino por hambre de justicia.

Sabe que el canto no nace del hierro 
ni del alpiste contado,
sino del pan compartido 
y del aire que no se vende.

Por eso rehúsa la jaula pulida,el oro que promete abrigo a cambio del silencio.

Porque ninguna cuna puede llamarse hogar si al abrir los ojos hay barrotes en el horizonte.

El ruiseñor no canta solo para sí.

Canta para el alba que vendrá,
para las manos callosas 
que sostienen la tierra, 
para el niño que pregunta 
por qué el pan falta si el trigo sobra.

Sabe que criar en cautiverio
es enseñar el miedo como lengua materna,es heredar cadenas como si fueran alas,es confundir obediencia con paz.

Por eso elige el árbol desnudo,la tormenta,
el riesgo.

Porque en la intemperie
la vida aprende a caminar erguida 
y el canto se vuelve colectivo.

Así también el pueblo rehúsa la jaula:
la fábrica sin derechos,
la casa sin futuro,
la patria convertida en mercancía.

Prefiere el camino difícil de la dignidad 
al consuelo fácil de la sumisión.

El ruiseñor y el pueblo se reconocen:
ninguno pide caridad,
exigen horizonte.

Ninguno quiere migajas,
reclaman el pan entero
y el derecho a decidir su mañana.

Y cuando el canto se multiplica,
cuando ya no es uno sino miles,
las jaulas se oxidan,
los cerrojos se vuelven polvo,
y la aurora deja de ser promesa para convertirse en destino común.

Porque donde no hay amos
ni crías condenadas,allí,
finalmente,nace la libertad
con voz de ruiseñor,
hacia el corazón palpitante...
del sol encendido.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️

☭🔸Kim Il-sung y Stalin: autoridad,tutela y construcción del poder en Corea del Norte🔸☭

🔸☭ Kim Il-sung sobre Iósif Stalin:
🗣️"Stalin es una figura central para el progreso global:
El corazón ardiente del gran líder de la humanidad progresista late en el corazón de nuestro pueblo y en los corazones de millones de personas.
Fiel sucesor de Lenin,un dedicado marxista-leninista y un revolucionario de voluntad de hierro comprometido con la lucha contra los enemigos de clase."🔸☭

(...)

La figura de Iósif Stalin ocupó un lugar central en la formación política y en la consolidación del poder de Kim Il-sung. 
Para el líder norcoreano,Stalin no fue simplemente el dirigente de un país socialista aliado,sino una autoridad indispensable,un benefactor decisivo y el garante histórico de la existencia misma de la República Popular Democrática de Corea. 
La relación entre ambos debe comprenderse no desde una lectura superficial o moralizante,sino en el contexto concreto de la posguerra mundial,la lucha contra el imperialismo y la reconfiguración del socialismo en Asia.
Kim Il-sung emergió políticamente bajo la sombra de la Unión Soviética. 
Tras la derrota del Japón imperial en 1945,Corea quedó dividida artificialmente por decisión de las potencias vencedoras. En el norte,fue el Ejército Rojo quien desmanteló la estructura colonial japonesa y creó las condiciones para el surgimiento de un nuevo poder popular. 
En ese escenario,Stalin jugó un papel decisivo al respaldar a Kim Il-sung como dirigente confiable, disciplinado y formado en la tradición revolucionaria soviética. 
No fue una imposición mecánica,
sino una elección estratégica basada en la necesidad de estabilidad,lealtad ideológica y capacidad de conducción.
Desde la perspectiva de Kim Il-sung,Stalin representaba la máxima autoridad del campo socialista. 
Era el continuador de Lenin,el vencedor del fascismo y el arquitecto del primer Estado obrero consolidado del mundo. 
Su apoyo político otorgaba legitimidad internacional; su respaldo económico permitía la reconstrucción de un país devastado; y su asistencia militar resultó vital para la defensa del Norte frente a la agresión imperialista. 
La Guerra de Corea (1950–1953) confirmó esta dependencia estratégica: sin el apoyo soviético —directo e indirecto—,la resistencia norcoreana habría sido impensable.
Pero la relación no se limitó a una lógica de subordinación pasiva. 
Kim Il-sung aprendió del modelo soviético,absorbió su experiencia de industrialización acelerada, de organización del partido y de construcción del Estado,y luego adaptó esos elementos a la realidad coreana. 
El ejemplo de Stalin fue,para Kim,una escuela de poder: centralización,disciplina férrea,primacía del partido y culto a la soberanía nacional frente al imperialismo. 
Tras la muerte de Stalin,Kim Il-sung profundizó progresivamente una línea propia —la ideología Juche—, pero sin romper nunca simbólicamente con la figura del líder soviético,a quien siempre trató con respeto histórico.
En Corea del Norte,Stalin es recordado como un gran camarada internacionalista, un defensor de los pueblos oprimidos y un aliado firme frente a Estados Unidos. 
Para Kim Il-sung,criticar a Stalin hubiera significado cuestionar los cimientos mismos del orden surgido tras la liberación del país. 
Por ello,incluso cuando otras direcciones comunistas optaron por la desestalinización,Pyongyang mantuvo una postura prudente y distante,reafirmando la legitimidad histórica del dirigente soviético.
En síntesis,Kim Il-sung vio en Stalin a una figura de autoridad indispensable porque lo fue objetivamente: lo apoyó en su ascenso,sostuvo materialmente al nuevo Estado norcoreano y garantizó su supervivencia en un contexto de agresión permanente. 
Más allá de juicios posteriores,la relación entre ambos expresa una verdad histórica fundamental: sin Stalin y la Unión Soviética,el proyecto político de Kim Il-sung difícilmente habría existido. 
Comprender esta relación es comprender una parte esencial de la historia del socialismo en Asia y de la lucha global contra el imperialismo en el siglo XX.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️ 

🔸☭ Stalin,la amistad soviético-china y la verdad histórica según Mao Tse-tung🔸☭

🔸Mao Tse-tung sobre Stalin: 🗣️"Stalin es el fiel amigo del pueblo chino en su lucha por la liberación. 
El amor y el respeto del pueblo chino por Stalin y su amistad hacia la Unión Soviética son profundamente sinceros; toda tentativa de sembrar discordias,toda mentira o calumnia serán en vano."🔸

(...)

Las palabras de Mao Tse-tung sobre Iósif Stalin no fueron una cortesía diplomática ni un gesto circunstancial. 
Fueron una definición política,histórica y estratégica. 
Cuando Mao afirma que “Stalin es el fiel amigo del pueblo chino en su lucha por la liberación”,está situando a Stalin en el lugar que,para millones de revolucionarios del siglo XX,ocupó realmente: el de un dirigente que encarnó el internacionalismo proletario en uno de los momentos más decisivos de la historia humana.
La Revolución China no puede comprenderse aislada del contexto mundial en el que se desarrolló. 
China combatía simultáneamente el feudalismo interno,la invasión imperialista y la fragmentación nacional. 
En ese escenario,la Unión Soviética y Stalin representaban algo más que un Estado aliado: eran la prueba viviente de que un pueblo atrasado,devastado por guerras y humillaciones, podía levantarse, industrializarse y derrotar tanto a sus opresores internos como a las potencias extranjeras. 
Para Mao,esa experiencia no era abstracta; era una referencia concreta,práctica y verificable.
Cuando Mao habla del amor y el respeto profundamente sinceros del pueblo chino por Stalin,está señalando un fenómeno popular y no una construcción de élites. 
En la memoria de las masas chinas,Stalin simbolizaba la derrota del fascismo,el apoyo a los movimientos de liberación nacional y la existencia de un poder estatal que no estaba al servicio del capital extranjero. 
Por eso Mao advierte que toda tentativa de sembrar discordias,toda mentira o calumnia serán en vano: no se puede borrar una experiencia histórica vivida por millones mediante propaganda.
Estas palabras cobran aún más fuerza si se leen a la luz de las campañas posteriores de difamación contra Stalin y contra la propia amistad chino-soviética. 
Mao entendía que la calumnia no era un error intelectual,sino un arma política del imperialismo. Atacar a Stalin era atacar la legitimidad de las revoluciones socialistas, dividir al campo popular y debilitar la confianza de los pueblos en su propia capacidad de emancipación.
Lejos de la caricatura simplista,Mao no defendía a Stalin como una figura mítica e infalible,sino como un dirigente histórico cuya obra debía evaluarse en función de sus resultados fundamentales: la defensa del socialismo,la derrota del fascismo y el apoyo a los pueblos oprimidos. 
En ese sentido, la amistad entre el pueblo chino y la Unión Soviética no se basaba en sentimentalismos, sino en intereses comunes de clase y en una lucha compartida contra el imperialismo.
Hoy,cuando la historia suele reescribirse desde la óptica de los vencedores del capital,las declaraciones de Mao siguen siendo incómodas porque recuerdan una verdad esencial: que hubo —y hay— pueblos que no aceptaron el relato impuesto,que reconocieron en Stalin a un aliado real y que comprendieron que la solidaridad entre naciones socialistas no era una consigna vacía,sino una necesidad histórica.
Las palabras de Mao no solo defienden a Stalin; defienden la memoria de una época en la que la fraternidad entre pueblos oprimidos fue un arma poderosa. 
Y esa memoria,como bien advirtió Mao,no puede ser destruida por la mentira ni por la calumnia.

🔸☭ La ayuda de Stalin a la Revolución China: internacionalismo,estrategia y realidad histórica🔸☭

Hablar de la Revolución China sin mencionar el papel de la Unión Soviética y de Iósif Stalin es aceptar una amputación deliberada de la historia. 
No porque la revolución china haya sido una copia mecánica de la experiencia soviética —no lo fue—,sino porque se desarrolló en un mundo atravesado por la lucha entre imperialismo y emancipación,y en ese escenario la ayuda soviética desempeñó un papel decisivo. 
Stalin entendió que el destino de la revolución china no era un asunto local, sino una cuestión estratégica para el movimiento revolucionario mundial.
La ayuda de Stalin a la revolución china se expresó, ante todo,en el plano político e ideológico. 
La Unión Soviética fue el primer Estado socialista en reconocer la legitimidad del movimiento revolucionario chino y en brindar apoyo al Partido Comunista de China en sus primeros y difíciles años. 
En una China fragmentada, semicolonial y asfixiada por potencias extranjeras,ese respaldo significó romper el aislamiento internacional y afirmar que la lucha del pueblo chino era parte de una causa común: la liberación de los pueblos oprimidos.
En el plano práctico,la ayuda soviética incluyó formación política y militar, asesoramiento estratégico y apoyo material en momentos clave. 
Muchos cuadros chinos se formaron en la Unión Soviética,donde estudiaron organización partidaria, economía política y guerra revolucionaria. 
Lejos de imponer un modelo rígido,esa formación proporcionó herramientas que Mao Tse-tung y el Partido Comunista de China supieron adaptar creativamente a las condiciones específicas de un país campesino,vasto y profundamente desigual. Stalin comprendía que la revolución china debía encontrar su propio camino, aunque dentro del marco general del marxismo-leninismo.
Durante la guerra contra la invasión japonesa,el papel de la Unión Soviética fue particularmente significativo. Mientras las potencias occidentales jugaban a la ambigüedad o defendían sus propios intereses coloniales en Asia,la URSS apoyó la resistencia china y contribuyó a debilitar al militarismo japonés,enemigo común de ambos pueblos. 
La derrota del fascismo en Europa y Asia no fue un fenómeno aislado: formó parte de un mismo proceso histórico en el que la resistencia china y el Ejército Rojo soviético actuaron en frentes distintos pero complementarios.
Stalin veía en la revolución china no solo un aliado,sino una confirmación de que el socialismo no era patrimonio exclusivo de Europa. 
La victoria de 1949 demostró que un país oprimido, mayoritariamente campesino y saqueado durante décadas, podía derrotar tanto al imperialismo extranjero como a sus aliados internos. Esa victoria fue también una derrota estratégica para el orden mundial capitalista,y Stalin lo comprendió con claridad.
Las campañas posteriores destinadas a minimizar o negar la ayuda soviética responden menos a un análisis histórico honesto que a una necesidad política: romper el hilo de continuidad entre las grandes revoluciones del siglo XX. 
Sin embargo,como señalaba Mao,el amor y el respeto del pueblo chino hacia Stalin y hacia la Unión Soviética no nacieron de la propaganda, sino de la experiencia concreta de solidaridad en tiempos de lucha.
Reconocer la ayuda de Stalin a la revolución china no significa negar la autonomía, la creatividad ni el protagonismo del pueblo chino y de Mao Tse-tung. Significa,por el contrario, reafirmar una verdad fundamental del marxismo: ninguna revolución triunfa sola. 
La historia de la revolución china es también la historia del internacionalismo proletario en acción,y en esa historia,el papel de Stalin ocupa un lugar que ni la calumnia ni el silencio podrán borrar.

🔸☭ Stalin en la memoria de la China contemporánea: un amigo inclaudicable del pueblo trabajador🔸☭

En la China de hoy, convertida en una superpotencia mundial y actor central del equilibrio internacional,la memoria histórica no es un ejercicio nostálgico ni un ritual vacío: es un componente activo de su proyecto nacional. 
En ese marco,la figura de Iósif Stalin sigue siendo recordada —con matices,con contexto y con sentido histórico— como un amigo inclaudicable del pueblo trabajador chino. 
No como un ídolo abstracto, sino como un dirigente que, en el momento decisivo, estuvo del lado correcto de la historia.
China no llegó a su posición actual renegando de su pasado revolucionario,sino asumiéndolo críticamente. 
A diferencia de otras potencias que construyen su relato sobre el olvido o la negación,la China socialista reconoce la importancia de las alianzas y solidaridades que hicieron posible su liberación. 
En ese recorrido,Stalin ocupa un lugar específico: el del dirigente de la primera patria socialista que apoyó, defendió y legitimó la lucha del pueblo chino contra el imperialismo,el feudalismo y la fragmentación nacional.
Para el pueblo trabajador chino,Stalin simboliza una época en la que la solidaridad internacional no era un eslogan diplomático, sino una práctica concreta. La Unión Soviética fue un sostén político,militar e ideológico en los años más duros de la revolución china y de la guerra contra la agresión japonesa. 
Esa experiencia dejó una huella profunda en la memoria colectiva: cuando China luchaba por existir como nación soberana, no estuvo sola.
En la China actual,que planifica a largo plazo,que prioriza la estabilidad social y que reivindica el papel dirigente del Estado frente al caos del mercado desregulado,la experiencia soviética bajo Stalin sigue siendo objeto de estudio. 
No como un modelo a copiar mecánicamente,sino como una lección histórica sobre industrialización acelerada, defensa de la soberanía y construcción de poder popular en condiciones extremas. 
La China contemporánea no idealiza,pero tampoco acepta la caricatura fabricada por la propaganda occidental.
Que Stalin sea recordado como amigo del pueblo trabajador chino no contradice el desarrollo actual de China como potencia; al contrario,lo explica. 
La China de hoy es heredera directa de una revolución que triunfó porque supo aprender,cooperar y resistir. Negar a Stalin sería negar una parte esencial de ese proceso histórico,y China no construye su futuro sobre la amnesia.
En un mundo donde las potencias occidentales derriban estatuas,reescriben biografías y cancelan su propio pasado según conveniencias coyunturales, China mantiene una relación distinta con la historia: la estudia,la contextualiza y la integra. 
Por eso Stalin no es presentado como un dogma, sino como lo que fue para millones de chinos: un aliado firme en tiempos de guerra, un símbolo de resistencia frente al imperialismo y una referencia ineludible del movimiento socialista internacional.
Hoy,cuando China defiende su soberanía frente a nuevas formas de presión y cerco,la memoria de Stalin funciona también como advertencia histórica: los pueblos que se liberan solo sobreviven si conservan claridad política, unidad interna y firmeza frente a la agresión externa. Esa lección,aprendida en el siglo XX,sigue vigente en el siglo XXI.
Así,en la China superpotencia de hoy,Stalin no es una figura del pasado enterrado,sino parte de una memoria viva. 
La memoria de una amistad forjada en la lucha,sellada por la historia y sostenida por el respeto de un pueblo trabajador que no olvida quién estuvo a su lado cuando la libertad aún no estaba garantizada.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️ 

🔸Ho Chi Minh sobre Stalin. ☭


🔸"Las masas trabajadoras del hoy rinden homenaje a un gran líder y
maestro,el camarada Joseph Stalin. 

El camino que él mostró
fue el camino hacia la paz,la libertad y la
liberación de la humanidad. 

Juramos solemnemente
seguir el camino de Marx,Engels,Lenin y

Stalin." 🗣️Ho Chi Minh ☭

(...)

☭ 🔸Stalin y el juicio de la historia desde la voz de los pueblos🔸☭

Las palabras de Ho Chi Minh no son una cita neutra ni un gesto protocolar: son una toma de posición histórica y política. 

Cuando el líder vietnamita afirma que “las masas trabajadoras del hoy rinden homenaje a un gran líder y maestro,el camarada Joseph Stalin”,no habla desde la comodidad del revisionismo académico ni desde los salones del poder imperial, sino desde la experiencia concreta de un pueblo colonizado,bombardeado y humillado que supo vencer al imperialismo apoyándose en el marxismo-leninismo.

En el mundo actual,donde la historia se reescribe al gusto de los vencedores temporales,Stalin es presentado casi exclusivamente como una caricatura monstruosa. 

Se lo aísla de su contexto,se lo juzga con parámetros ahistóricos y se lo utiliza como espantapájaros ideológico para desacreditar cualquier proyecto socialista radical. 

Frente a ese coro uniforme, la voz de Ho Chi Minh irrumpe como una verdad incómoda: para millones de trabajadores y pueblos oprimidos,Stalin fue un constructor,no un demonio.

Stalin encabezó la transformación de un país atrasado,devastado por la guerra y el analfabetismo,en una potencia industrial capaz de derrotar al nazismo,la forma más brutal del capitalismo en crisis. 

Sin la industrialización socialista,sin la planificación central,sin el Partido disciplinado y sin el liderazgo firme de Stalin,la humanidad habría quedado a merced de la barbarie fascista. 

Esto no es una opinión: es un hecho histórico.

Cuando Ho Chi Minh habla del “camino hacia la paz,la libertad y la liberación de la humanidad”,señala algo esencial: la paz verdadera no es la paz de los cementerios coloniales ni la paz armada del imperialismo,sino la paz que surge cuando los pueblos dejan de ser explotados. 

Stalin entendió —como Marx, Engels y Lenin— que la libertad no es un concepto abstracto,sino una condición material: pan,trabajo, educación,soberanía.

El juramento de seguir el camino de Marx,Engels, Lenin y Stalin no es un acto de nostalgia,sino de coherencia revolucionaria. Ese camino implica lucha de clases,dictadura del proletariado, internacionalismo y confrontación abierta con el capital. 

Por eso molesta tanto. 

Por eso se intenta borrar, deformar o criminalizar a Stalin: porque su figura recuerda que el capitalismo sí puede ser derrotado.

Hoy,cuando el imperialismo vuelve a desatar guerras, bloqueos y saqueos; cuando la desigualdad alcanza niveles obscenos y la democracia liberal se revela como una cáscara vacía al servicio del capital financiero,la reivindicación crítica pero firme de Stalin vuelve a cobrar sentido. 

No como dogma,sino como experiencia histórica de poder obrero,planificación socialista y resistencia implacable al enemigo de clase.

Ho Chi Minh lo comprendió desde la trinchera,no desde el escritorio. 

Y su homenaje no es al hombre aislado,sino al proceso histórico que Stalin encarnó. 

Negar eso no es “defender los derechos humanos”; es alinearse,consciente o inconscientemente,con la narrativa de los "vencedores" de hoy.

La historia no se decide por consensos mediáticos,sino por la lucha de los pueblos. Y en esa lucha,Stalin sigue siendo —para millones— un símbolo de que el socialismo no es una utopía moral,sino una fuerza real capaz de cambiar el mundo.

🔸☭ Stalin: liderazgo, revolución y memoria histórica🔸☭

Las palabras de Ho Chi Minh sobre Iósif Stalin no pueden leerse como una simple consigna de época ni como un gesto ritual propio del movimiento comunista del siglo XX. 

Son,ante todo,la expresión de una experiencia histórica concreta: la de los pueblos coloniales que vieron en la Unión Soviética y en su liderazgo una fuerza real capaz de quebrar el orden imperial que los mantenía sometidos.

Cuando Ho Chi Minh rinde homenaje a Stalin como “gran líder y maestro” y afirma que el camino que mostró fue el de la paz,la libertad y la liberación de la humanidad,no habla desde la comodidad del análisis académico posterior,sino desde la trinchera de la lucha anticolonial. 

Vietnam conocía de primera mano la violencia estructural del imperialismo francés y luego estadounidense. 

Para ese mundo oprimido, Stalin simbolizaba algo muy concreto: la posibilidad de que un país atrasado, devastado y asediado se transformara en una potencia capaz de derrotar al fascismo,industrializarse y sostener a los movimientos de liberación nacional.

Ho Chi Minh entendía a Stalin no como un individuo aislado,sino como parte de una continuidad histórica: Marx,Engels y Lenin. 

De allí el juramento solemne de seguir ese camino. 

No se trataba de una adhesión ciega,sino del reconocimiento de una línea política que había demostrado,en los hechos, que el capitalismo no era un destino inevitable y que el poder imperial podía ser vencido. 

Para los pueblos colonizados, esa demostración tenía un valor incalculable.

La figura de Stalin suele ser abordada hoy desde una perspectiva moral abstracta, descontextualizada y, muchas veces, profundamente eurocéntrica. Se juzga desde sociedades que no enfrentaban invasiones,sabotajes permanentes,guerras de exterminio ni el cerco económico total. 

Ho Chi Minh,en cambio, hablaba desde una realidad donde la supervivencia nacional y la liberación social estaban en juego. 

En ese contexto,la experiencia soviética bajo Stalin ofrecía lecciones de organización,disciplina, planificación y resistencia frente a enemigos infinitamente más poderosos.

Además,la afirmación de que el camino mostrado conducía a la paz no es una contradicción,como suelen señalar sus críticos. 

Para Ho Chi Minh —y para gran parte del movimiento comunista— la paz no era la pasividad ante la injusticia, sino el resultado de la derrota del imperialismo y de la explotación. 

La victoria sobre el nazismo, lograda en gran medida gracias al sacrificio del pueblo soviético,reforzó esa convicción: sin la URSS de Stalin,el mundo habría quedado bajo la bota del fascismo.

Releer hoy las palabras de Ho Chi Minh implica, también,interrogar el presente. 

¿Quiénes hablan en nombre de la libertad? ¿Quiénes invaden,bloquean y saquean países enteros mientras se erigen en jueces morales de la historia? 

Frente a esa hipocresía,la mirada de Ho Chi Minh conserva una fuerza incómoda: recuerda que la historia se escribe desde las relaciones de poder reales y que los pueblos oprimidos juzgan a sus aliados no por discursos,sino por resultados concretos.

En definitiva,el homenaje de Ho Chi Minh a Stalin no es un acto de nostalgia,sino un testimonio político. 

Es la voz de un revolucionario que reconoció en la experiencia soviética una herramienta decisiva para la liberación de su pueblo y de muchos otros. Ignorar ese contexto no solo empobrece el análisis histórico,sino que revela hasta qué punto la memoria dominante sigue estando moldeada por los vencedores del sistema que Stalin,con todas sus contradicciones, ayudó a desafiar.

🔸☭ Ho Chi Minh: Stalin,la revolución y el rechazo absoluto al trotskismo🔸☭

Hablar de Ho Chi Minh es hablar de coherencia revolucionaria,de una praxis política forjada en la lucha anticolonial concreta y no en el laboratorio estéril de las disputas abstractas. 

Su opinión sobre Stalin y su rechazo frontal al trotskismo no fueron caprichos ideológicos ni dogmas importados,sino conclusiones extraídas de la experiencia histórica y de las necesidades reales de la revolución vietnamita y del movimiento comunista internacional.

Ho Chi Minh valoró a Stalin, ante todo,como un continuador de Lenin en un período extremadamente duro para la revolución socialista. 

Para él,Stalin no era una figura mítica ni un ídolo infalible,sino un dirigente que encabezó la defensa del primer Estado obrero del mundo frente al cerco imperialista,la guerra,el sabotaje interno y la amenaza fascista. 

La industrialización acelerada de la URSS,la colectivización del campo y la derrota del nazismo no eran,en su visión,hechos secundarios,sino condiciones históricas sin las cuales el socialismo habría sido aplastado y las luchas de liberación nacional —incluida la de Vietnam— habrían quedado sin un respaldo decisivo.

Desde esta perspectiva,Ho Chi Minh entendía la historia como un terreno de lucha concreta entre fuerzas sociales reales,no como una sucesión de esquemas ideales. 

Por eso rechazó de manera tajante al trotskismo. 

No lo veía simplemente como una “corriente crítica” dentro del marxismo,sino como una fuerza objetivamente desorganizadora del movimiento revolucionario. En los países coloniales y semicoloniales,donde la unidad era una cuestión de vida o muerte,el trotskismo aparecía como una ideología incapaz de construir poder, hostil a la disciplina revolucionaria y proclive a la fragmentación.

Para Ho Chi Minh,la obsesión trotskista por la “revolución permanente” abstracta ignoraba las condiciones concretas de cada país y despreciaba las etapas necesarias del proceso revolucionario. 

En Vietnam,donde la prioridad era derrotar al colonialismo francés y luego al imperialismo estadounidense, esa postura no solo era inútil,sino peligrosa. 

No se trataba de debates académicos,sino de organizar al pueblo,construir un partido sólido,un frente amplio y un ejército popular capaz de resistir a potencias militares muy superiores.

El rechazo de Ho Chi Minh al trotskismo también tenía una dimensión ética y política profunda: la responsabilidad histórica. 

Mientras Stalin,con todos los errores que puedan señalarse,asumió el peso de gobernar,decidir y resistir,el trotskismo se refugió con frecuencia en la crítica permanente desde los márgenes,sin hacerse cargo de la construcción real del poder. 

Para un revolucionario que pasó décadas en la clandestinidad, en la cárcel y en la guerra,esa actitud no era revolucionaria, sino estéril.

Hoy,cuando el trotskismo suele reaparecer como una voz que juzga retrospectivamente a todas las revoluciones desde una supuesta superioridad moral, la posición de Ho Chi Minh conserva plena vigencia. 

No se puede exigir pureza ideológica a procesos que se desarrollaron bajo fuego enemigo permanente. 

La historia de la revolución no es la historia de la perfección,sino la de la lucha por la supervivencia y el avance de las masas trabajadoras.

Ho Chi Minh defendió a Stalin no como un acto de culto personal,sino como defensa de una línea histórica: la del marxismo-leninismo entendido como guía para la acción,no como consigna vacía. 

Y rechazó al trotskismo porque,en el terreno concreto de la lucha,no aportaba liberación,sino confusión.

En tiempos donde muchos prefieren la crítica cómoda a la organización difícil, recordar esta postura no es un ejercicio nostálgico,sino una advertencia política: sin unidad,sin dirección y sin comprensión del contexto histórico,no hay revolución posible.


🔸☭ Stalin en la mirada de Ho Chi Minh: el discípulo fiel de Lenin y el marxista-leninista sin concesiones🔸 ☭

Para Ho Chi Minh,Stalin no fue una figura circunstancial ni un dirigente más en la historia del movimiento comunista. 

Fue,en sentido profundo,un maestro. 

Un verdadero discípulo de Lenin y un marxista-leninista a rajatabla,formado no en la comodidad de la teoría aislada,sino en el fuego real de la lucha por el poder,la defensa del socialismo y la supervivencia del primer Estado obrero del mundo.

Ho Chi Minh comprendía algo que hoy muchos prefieren olvidar: el marxismo-leninismo no es un ejercicio académico ni un conjunto de principios morales abstractos,sino una guía para la acción revolucionaria en condiciones históricas concretas. 

Desde esa comprensión, Stalin representó la continuidad necesaria del leninismo en una etapa extremadamente peligrosa, marcada por el cerco imperialista,la guerra civil latente,el sabotaje interno y la amenaza fascista global.

Para el líder vietnamita, Stalin no “traicionó” a Lenin; por el contrario,fue quien asumió la tarea más dura: convertir la revolución en poder estatal duradero. 

Lenin abrió el camino,pero fue Stalin quien tuvo que consolidarlo,fortalecerlo y defenderlo frente a enemigos infinitamente más poderosos. 

La industrialización socialista,la colectivización del campo y la construcción de una economía capaz de resistir la invasión nazi no fueron caprichos autoritarios, sino decisiones históricas que garantizaron la existencia misma del socialismo.

Ho Chi Minh,que condujo una revolución en un país colonizado,pobre y devastado por la guerra, entendía perfectamente el valor de esas decisiones. 

Sabía que sin una Unión Soviética fuerte, industrializada y victoriosa en la Segunda Guerra Mundial,las luchas de liberación nacional en Asia, África y América Latina habrían sido aplastadas sin piedad. 

Stalin,en ese sentido,no fue solo un dirigente soviético: fue un pilar del movimiento revolucionario mundial.

Llamarlo “marxista-leninista a rajatabla” no es una exageración. 

Para Ho Chi Minh,Stalin encarnó la defensa irreductible de la dictadura del proletariado,del papel dirigente del partido y de la necesidad de la disciplina revolucionaria. 

Frente al revisionismo,al oportunismo y a las corrientes que diluían el contenido de clase del socialismo,Stalin mantuvo una línea clara: sin poder,sin organización y sin firmeza ideológica,la revolución es derrotada.

Esta visión explica también por qué Ho Chi Minh rechazó con tanta contundencia a quienes atacaban a Stalin desde posiciones supuestamente “más puras”. 

Para él,criticar a Stalin ignorando el contexto histórico equivalía a desarmar ideológicamente a los pueblos en lucha. 

La historia no se juzga desde la comodidad del presente, sino desde las condiciones reales en que se tomaron las decisiones.

Hoy,cuando Stalin es caricaturizado sistemáticamente por el discurso liberal y cuando incluso sectores de izquierda reniegan de su legado para ganar respetabilidad,la posición de Ho Chi Minh resulta incómoda pero necesaria. 

No hay revolución sin dirección firme,no hay socialismo sin poder estatal, y no hay continuidad revolucionaria sin defensa de quienes sostuvieron ese poder en los momentos más críticos.

Para Ho Chi Minh,Stalin fue un maestro porque enseñó con hechos,no con consignas vacías. 

Fue un discípulo de Lenin porque comprendió que el leninismo no es nostalgia, sino responsabilidad histórica. 

Y fue un marxista-leninista a rajatabla porque nunca subordinó la revolución a la aprobación del enemigo.

Recordar esta valoración no es un acto de culto,sino de honestidad histórica. 

En tiempos de confusión ideológica y renuncias estratégicas,la lección sigue vigente: la revolución no necesita santos,necesita dirigentes capaces de defenderla hasta las últimas consecuencias.

🔸🔸La “Revolución Permanente”: de Rosa Luxemburgo al trotskismo y su ruptura con el campesinado y la clase obrera🔸🔸

La llamada “Revolución Permanente” suele presentarse como una elaboración original de Trotsky,pero una revisión honesta de la historia del marxismo revela algo distinto: sus raíces teóricas se encuentran en debates previos del movimiento socialista europeo, particularmente en las reflexiones de Rosa Luxemburgo. 

Sin embargo,lo decisivo no es solo el origen de la idea, sino el uso político que el trotskismo hizo de ella y las consecuencias prácticas de esa apropiación para la clase obrera y,sobre todo,para el campesinado.

Rosa Luxemburgo desarrolló sus críticas en un contexto muy específico: la socialdemocracia alemana,el problema de la espontaneidad de las masas y la dinámica internacional del capitalismo. 

Para ella,la revolución no podía encerrarse en fronteras nacionales rígidas ni congelarse en etapas burocráticas. 

Sin embargo,Luxemburgo nunca negó la necesidad de organización,ni desconoció la importancia de las alianzas sociales reales. 

Su pensamiento,aún con errores,estaba profundamente enraizado en la lucha de masas y en la realidad material del proletariado europeo.

El trotskismo,en cambio, tomó ciertos elementos de esas discusiones —especialmente la idea de continuidad del proceso revolucionario— y los absolutizó,despojándolos de su contexto histórico y social. 

La “revolución permanente” pasó a convertirse en una consigna abstracta,elevada a dogma,que desprecia las etapas concretas de la lucha de clases y las particularidades nacionales, especialmente en los países atrasados,coloniales o semicoloniales.

Aquí aparece el punto central: la ruptura con el campesinado. 

Mientras el marxismo-leninismo comprendió que, en países de desarrollo desigual,el campesinado era un aliado estratégico indispensable de la clase obrera,el trotskismo tendió a subestimarlo o directamente a verlo como un obstáculo “pequeñoburgués”. 

Esta postura no era teórica solamente: tenía consecuencias políticas concretas. 

Negar la alianza obrero-campesina significaba aislar a la revolución de las masas reales y condenarla a la impotencia.

La experiencia histórica lo confirma. 

Las revoluciones que triunfaron —Rusia,China, Vietnam,Cuba— lo hicieron precisamente porque supieron articular una alianza sólida entre obreros y campesinos,bajo la dirección de un partido disciplinado. La revolución que el trotskismo proponía,en cambio,existía más en los textos que en la realidad: una revolución “pura”,sin etapas,sin compromisos tácticos y sin construcción de poder duradero.

En nombre de la “revolución permanente”,el trotskismo terminó oponiéndose a procesos concretos de construcción socialista, atacando la industrialización, la colectivización y la consolidación del Estado obrero. 

Así,una consigna que en Luxemburgo expresaba preocupación por el estancamiento burocrático, en el trotskismo se transformó en un arma contra las propias revoluciones reales. 

No es casual que, históricamente,estas posiciones hayan coincidido de hecho con los intereses del imperialismo,al debilitar la unidad del movimiento obrero y sembrar desconfianza hacia los Estados socialistas existentes.

Decir que el trotskismo adaptó la “revolución permanente” a intereses contrarios a los del campesinado y de la clase obrera no es una provocación,sino una constatación histórica. 

Al negar las mediaciones necesarias,las alianzas sociales y las etapas de acumulación de fuerzas,el trotskismo terminó defendiendo una política que no conduce al poder,sino a la marginalidad permanente.

Hoy,cuando esta corriente sigue presentándose como la “conciencia crítica” del marxismo,conviene recordar una lección fundamental: las revoluciones no se hacen con consignas abstractas ni con superioridad moral,sino con organización,alianzas reales y comprensión concreta de la sociedad. Rosa Luxemburgo,con todas sus contradicciones,nunca renunció a las masas. 

El trotskismo, en cambio, convirtió esa herencia en un dogma que,lejos de liberar a la clase obrera,la deja desarmada frente al enemigo.

La historia es clara: sin campesinado,sin unidad popular y sin poder organizado,no hay revolución posible.

🔸☭ Ho Chi Minh: Stalin,la alianza obrero-campesina y el combate a la “revolución permanente” abstracta🔸☭

Para Ho Chi Minh,una de las mayores virtudes políticas de Stalin fue haber comprendido con absoluta claridad un punto decisivo del marxismo aplicado a la realidad: sin alianza entre la clase obrera y el campesinado,no hay revolución posible,y sin defensa firme de esa alianza, la revolución está condenada a ser derrotada desde dentro. 

Desde esta convicción,Ho Chi Minh valoró que Stalin combatiera de manera sistemática las teorías que, bajo un lenguaje “radical”, negaban las condiciones concretas de los pueblos y sabotearon la construcción del socialismo. 

Entre ellas,la llamada “revolución permanente”.

Ho Chi Minh no analizaba estas discusiones como un académico,sino como un dirigente revolucionario de un país colonial, mayoritariamente campesino,sometido a la dominación imperialista. Desde Vietnam,la “revolución permanente” trotskista aparecía no como una teoría liberadora,sino como una abstracción peligrosa: una consigna que despreciaba las etapas históricas,negaba la centralidad del campesinado y rompía la unidad popular en nombre de una supuesta pureza revolucionaria.

Stalin,a los ojos de Ho Chi Minh,tuvo el mérito histórico de enfrentar este problema de forma directa. 

Entendió que la revolución rusa solo podía sobrevivir si consolidaba el poder obrero apoyándose en el campesinado,si industrializaba el país y si defendía el Estado socialista frente al cerco imperialista. Combatir el trotskismo no fue,para Stalin,una cuestión personal ni un simple debate teórico,sino una lucha política por la supervivencia del socialismo.

Ho Chi Minh coincidía plenamente con esta lectura. Para él,el trotskismo no ofrecía una estrategia viable para los pueblos oprimidos, sino una crítica permanente que,en los hechos, paralizaba la acción revolucionaria. 

La negación de las etapas,el rechazo a la construcción del poder estatal y el desprecio por la alianza obrero-campesina convertían a esa corriente en un factor de desorganización,no de liberación.

La experiencia vietnamita confirmó esta visión. 

La revolución en Vietnam solo pudo avanzar porque supo unir al proletariado urbano con las inmensas masas campesinas,construir un frente nacional amplio y desarrollar una guerra popular prolongada. 

Nada de esto encajaba con los esquemas de la “revolución permanente” abstracta. 

Por el contrario,coincidía plenamente con la línea marxista-leninista que Stalin defendió y que Ho Chi Minh aplicó creativamente a su realidad nacional.

Desde esta perspectiva, Stalin aparece en el pensamiento de Ho Chi Minh como un dirigente que comprendió algo esencial: la revolución no es un acto instantáneo ni una consigna eterna,sino un proceso histórico concreto,con etapas,alianzas y decisiones duras. 

Combatir las teorías que negaban ese proceso era una tarea revolucionaria,no una desviación.

Hoy, cuando el trotskismo sigue presentándose como una crítica “desde la izquierda” a todas las revoluciones triunfantes,la coincidencia entre Ho Chi Minh y Stalin conserva plena actualidad. 

Ambos entendieron que las masas reales —obreros y campesinos— son el sujeto de la historia,no las fórmulas abstractas. 

Y ambos actuaron en consecuencia.

En la mirada de Ho Chi Minh, Stalin combatió la “revolución permanente” porque defendió la revolución real. 

No la revolución imaginada desde la comodidad de la crítica eterna,sino la que se construye en condiciones adversas,con pueblos pobres,rodeados por enemigos poderosos. 

Esa es la diferencia fundamental entre el marxismo-leninismo como práctica viva y las teorías que,aunque se proclamen revolucionarias,terminan sirviendo a la derrota.


☭🔸Lenin y Stalin en la memoria del proletariado mundial: una reivindicación desde Ho Chi Minh🔸☭

Hoy celebramos juntos la memoria de Lenin,padre del proletariado moderno,y reconocemos a Lenin y a Stalin como padres y jefes del proletariado mundial. 

Esta afirmación,que Ho Chi Minh sostuvo con claridad y sin ambigüedades,no nace del culto a la personalidad ni de la nostalgia ideológica, sino de una lectura histórica concreta de las luchas del siglo XX y de las condiciones reales en que millones de hombres y mujeres comenzaron a emanciparse del yugo imperialista y capitalista.

Para Ho Chi Minh,Lenin fue el gran arquitecto de la revolución proletaria victoriosa. 

No solo dirigió la Revolución de Octubre,sino que dio al marxismo un salto cualitativo al convertirlo en una herramienta práctica para la toma del poder. 

Lenin demostró que la clase obrera no estaba condenada a esperar pasivamente el “madurar” del capitalismo, sino que podía organizarse, dirigir alianzas sociales y romper el orden burgués incluso en condiciones adversas. 

Por eso,Ho Chi Minh veía en Lenin al verdadero padre del proletariado moderno: el dirigente que mostró el camino.

Pero Lenin no quedó solo en la historia. 

Tras su muerte,la revolución no entró en una etapa de calma,sino en una fase aún más peligrosa. 

Fue entonces cuando,según Ho Chi Minh,Stalin asumió la responsabilidad histórica de defender y consolidar lo que Lenin había iniciado. Reconocer a Stalin como padre y jefe del proletariado mundial no implicaba negar errores ni contradicciones, sino comprender su papel decisivo en la supervivencia del primer Estado socialista y en el fortalecimiento del movimiento revolucionario internacional.

Desde la mirada de Ho Chi Minh,Lenin y Stalin forman una unidad histórica. 

Lenin abrió la brecha; Stalin la sostuvo y la defendió frente al cerco imperialista, el sabotaje interno y la amenaza fascista. 

La industrialización de la Unión Soviética,la construcción de un Estado obrero fuerte y la derrota del nazismo no fueron hechos aislados: crearon las condiciones para que los pueblos colonizados de Asia, África y América Latina pudieran levantarse con esperanza real de victoria.

Para un revolucionario vietnamita,que luchó contra el colonialismo francés y el imperialismo estadounidense,esta no era una cuestión teórica. 

Sin la existencia de la Unión Soviética leninista-stalinista, la causa de los pueblos oprimidos habría estado mucho más sola y mucho más expuesta. 

Por eso Ho Chi Minh hablaba de Lenin y Stalin como jefes del proletariado mundial: porque su acción trascendió las fronteras de la URSS y tuvo impacto directo en la liberación de millones.

En tiempos actuales,donde el discurso dominante intenta separar a Lenin de Stalin para vaciar de contenido revolucionario al primero y demonizar al segundo,la posición de Ho Chi Minh resulta incómoda pero profundamente coherente. No hay Lenin sin continuidad histórica,y no hay continuidad sin quienes asumen la dura tarea de gobernar,defender y construir el socialismo en condiciones extremas.

Celebrar hoy la memoria de Lenin y reconocer junto a él a Stalin no es un acto ritual. Es afirmar que la revolución es un proceso histórico real, con dirigentes que asumieron responsabilidades gigantescas y pagaron el precio de enfrentar a un enemigo global. 

Es reconocer que el proletariado mundial tuvo —y sigue teniendo— referentes que no retrocedieron ante la presión del imperialismo ni ante la crítica cómoda de quienes nunca construyeron poder.

Como decía Ho Chi Minh, recordar a Lenin y a Stalin es recordar que la emancipación de los trabajadores no es un sueño abstracto,sino una tarea histórica concreta. 

Y esa tarea,ayer como hoy, exige claridad ideológica, unidad popular y dirigentes dispuestos a sostener la lucha hasta las últimas consecuencias.

🔸☭ Ho Chi Minh: Stalin un referente histórico en la lucha contra el imperialismo y el fascismo🔸☭

Para Ho Chi Minh,Stalin fue y seguirá siendo un referente histórico insoslayable. 

No como una figura abstracta ni como un símbolo vacío,sino como un conductor esencial en una de las etapas más decisivas de la lucha mundial contra el imperialismo y su forma más brutal y abominable: el fascismo. 

Esta valoración,expresada sin ambigüedades por el líder vietnamita,se apoya en hechos históricos concretos y no en lecturas complacientes del pasado.

Ho Chi Minh comprendía que el siglo XX fue un campo de batalla global. 

De un lado, el imperialismo, el colonialismo y el fascismo; del otro,los pueblos,la clase obrera y las naciones oprimidas que buscaban abrirse camino hacia su liberación. 

En ese escenario,Stalin encarnó, para millones,la firmeza necesaria para resistir y vencer. 

La Unión Soviética bajo su dirección no solo sobrevivió al cerco imperialista,sino que se transformó en la principal fuerza material que derrotó al nazismo,salvando a la humanidad de una barbarie aún mayor.

Desde la perspectiva de Ho Chi Minh,esta victoria no fue solo militar. 

Fue una victoria política y moral de los pueblos. 

La derrota del fascismo abrió una nueva correlación de fuerzas a escala mundial, debilitó al colonialismo europeo y creó condiciones favorables para las luchas de liberación nacional en Asia, África y América Latina. Vietnam,como tantos otros pueblos,no fue ajeno a ese cambio histórico.

Stalin fue,en ese sentido,un conductor esencial porque entendió que la lucha contra el fascismo no podía separarse de la lucha contra el imperialismo. 

Ambos eran expresiones del mismo sistema en crisis. Defender la Unión Soviética, industrializarla,fortalecer su poder militar y sostener la unidad interna no eran decisiones arbitrarias: eran medidas de supervivencia frente a un enemigo dispuesto a exterminar cualquier experiencia socialista.

Ho Chi Minh,que condujo una guerra prolongada contra potencias imperialistas muy superiores, reconocía en Stalin a un dirigente que no vaciló cuando la historia exigía firmeza. 

No idealizó la dificultad ni negó las contradicciones, pero entendió que,sin dirección fuerte y sin un Estado capaz de resistir,el socialismo habría sido aplastado y los pueblos colonizados habrían quedado sin apoyo estratégico.

Hoy, cuando el discurso dominante intenta reducir a Stalin a una caricatura, despojándolo de su papel histórico en la derrota del fascismo,la posición de Ho Chi Minh adquiere un valor especial. 

Recordar a Stalin como referente no significa negar debates ni complejidades, sino rechazar la manipulación interesada de la historia que busca desarmar ideológicamente a los pueblos.

Para Ho Chi Minh,la historia se juzga por sus resultados concretos en la lucha de clases y en la liberación de los oprimidos. 

Y en ese balance,Stalin ocupa un lugar central como conductor de una victoria que cambió el rumbo del mundo y dio esperanza real a millones.

Por eso,concluir que Stalin fue y será un referente para la lucha antiimperialista no es una consigna vacía,sino una afirmación política e histórica. 

Es reconocer que hubo dirigentes que,enfrentados al peor rostro del capitalismo, no retrocedieron.

Gloria eterna al victorioso Camarada Stalin,no como mito intocable,sino como símbolo de una época en la que los pueblos demostraron que incluso los enemigos más poderosos pueden ser derrotados cuando existe organización,dirección y voluntad histórica de vencer.


🔸☭ Stalin en la mirada de Ho Chi Minh y su capacidad de superar contradicciones como cualidad revolucionaria🔸☭

En toda obra humana existen contradicciones,límites y errores. 

Negarlo sería negar la propia historia. 

Pero para Ho Chi Minh,lo decisivo no era la ausencia de fallas —imposible en procesos revolucionarios de enorme complejidad— sino la capacidad de enfrentarlas, corregirlas y superarlas en función de los intereses históricos de las masas. 

En esa clave,veía en Stalin una cualidad esencial: la firmeza para aprender de la experiencia y seguir avanzando cuando la historia no concedía segundas oportunidades.

Ho Chi Minh no fue un dirigente ingenuo ni un apologista acrítico. 

Su valoración de Stalin partía de una comprensión profunda del carácter trágico y contradictorio de las revoluciones reales. Gobernar en medio del cerco imperialista,reconstruir un país devastado,industrializar a marchas forzadas y preparar a un pueblo para enfrentar al fascismo no eran tareas que admitieran soluciones limpias o caminos sin costos. 

Para Ho Chi Minh,el criterio fundamental era otro: ¿se defendió la revolución?, ¿se protegieron las conquistas del poder obrero?, ¿se abrió un horizonte de liberación para los pueblos oprimidos?

Desde esa perspectiva,Stalin destacó por su capacidad de rectificación práctica. 

No por la ausencia de tensiones,sino por la voluntad de sostener el rumbo estratégico aun cuando las circunstancias cambiaban. 

La Nueva Política Económica, la industrialización,la reorganización del Estado soviético y la conducción de la guerra contra el nazismo fueron respuestas concretas a problemas concretos. 

No recetas dogmáticas,sino decisiones históricas adoptadas bajo presión extrema.

Ho Chi Minh,que condujo una revolución en un país pobre,colonizado y mayoritariamente campesino,entendía bien esa lógica. 

En Vietnam,como en la Unión Soviética,no había manuales infalibles. 

Había que avanzar, equivocarse,corregir y volver a avanzar. 

La grandeza de un dirigente revolucionario no se mide por la pureza abstracta de sus intenciones,sino por su capacidad de mantener el proceso vivo frente a enemigos poderosos y circunstancias adversas.

Por eso,para Ho Chi Minh, Stalin encarnó una cualidad decisiva: no paralizarse ante la crítica ni capitular ante el error. 

En lugar de refugiarse en la comodidad de la denuncia permanente,asumió la responsabilidad histórica de conducir,decidir y cargar con las consecuencias. 

Esa disposición a corregir sin abandonar el objetivo estratégico —la defensa y construcción del socialismo— fue, a sus ojos,una virtud revolucionaria mayor.

En el presente,donde abundan las lecturas que juzgan el pasado con criterios ahistóricos y exigencias morales descontextualizadas,esta visión resulta especialmente incómoda. 

Pero también es necesaria. Las revoluciones no se hacen en condiciones ideales ni con sujetos perfectos. 

Se hacen con pueblos reales, bajo presiones brutales,y con dirigentes que deben elegir entre opciones todas ellas difíciles.

Ho Chi Minh no negó las contradicciones de la obra de Stalin; las situó en su tiempo y las evaluó por su desenlace histórico. 

Y en ese balance,la capacidad de superar errores,sostener la unidad y conducir a la victoria frente al fascismo y el imperialismo pesó más que cualquier juicio abstracto.

Esa es la lección que deja su mirada: la historia no avanza por la ausencia de contradicciones,sino por la capacidad de los pueblos y sus dirigentes de enfrentarlas sin renunciar al horizonte de emancipación. En esa capacidad de persistir,corregir y vencer,Ho Chi Minh reconoció una de las cualidades por excelencia de Stalin como conductor revolucionario.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️ 

jueves, 18 de diciembre de 2025

🔸"El bloqueo selectivo y la desnudez del imperio" 🚢



El llamado “bloqueo” de Estados Unidos contra Venezuela revela su verdadera naturaleza cuando se lo observa fuera del discurso oficial y dentro de la realidad concreta. 
En las aguas del Caribe,donde Washington pretende imponer su autoridad como si se tratara de un mar privado,la farsa se derrumba cada vez que un buque ruso o chino atraca en un puerto venezolano,carga petróleo y se retira sin ser detenido,hostigado ni inspeccionado. No hay enfrentamientos,no hay abordajes heroicos,no hay sanciones aplicadas por la fuerza. 
Hay silencio. 
Y ese silencio dice mucho más que mil comunicados del Departamento de Estado.

La razón es simple y brutal: el imperialismo estadounidense actúa con ferocidad solo frente a los débiles. 
Cuando el adversario carece de poderío militar,de alianzas estratégicas o de capacidad real de respuesta,Washington se permite el lujo de la prepotencia: bloqueos,sanciones, amenazas,golpes blandos o duros,guerras “preventivas” y asfixia económica. 
Pero cuando en el horizonte aparecen naciones con músculo militar,capacidad nuclear,flotas poderosas y decisión política,el imperio se repliega. 
No por ética,no por legalidad internacional,sino por miedo.

El caso venezolano es paradigmático. 
Estados Unidos insiste en presentar sus sanciones como un acto de “defensa de la democracia”,"en detener al narcotráfico","en que no entre a su país drogas",pero la realidad demuestra que no se atreve a convertir ese relato mentiroso en hechos cuando el costo geopolítico puede ser alto. 
Detener un buque ruso o chino no sería un gesto simbólico: sería un acto de guerra con consecuencias imprevisibles. 
Y ahí se termina la bravuconería. 
El matón del barrio solo pega cuando sabe que no habrá respuesta.

Este comportamiento deja al desnudo la decadencia del imperio estadounidense. 
Un imperio que ya no puede imponer su voluntad sin calcular riesgos,que ya no controla el tablero mundial en soledad,que ya no intimida a todos por igual. 
Su agresividad verbal,amplificada por dirigentes estridentes y discursos altisonantes,no es señal de fortaleza,sino de crisis. 
La prepotencia es el maquillaje de la debilidad, 
y el insulto permanente es el síntoma de una potencia que intuye que su tiempo de hegemonía absoluta se está agotando.

Venezuela,con todas sus contradicciones y dificultades internas,se ha convertido en un punto de inflexión. 
No porque derrote militarmente a Estados Unidos,sino porque evidencia los límites reales del poder imperial. 
El bloqueo “total” no es total; la asfixia “inevitable” se vuelve negociable; la amenaza “inminente” se disuelve cuando entran en escena actores que no aceptan órdenes de Washington.

Lo que ocurre en el Caribe no es solo una disputa por petróleo. 
Es una escena histórica que muestra el tránsito hacia un mundo menos unilateral,donde el imperio ya no puede actuar con la misma impunidad de antes. 
Estados Unidos sigue siendo poderoso,pero ya no es omnipotente. 
Y cada barco que entra y sale de Venezuela sin ser detenido es un recordatorio concreto de que el miedo ha cambiado de bando.

El imperio grita,amenaza y sanciona,pero cuando se enfrenta a la posibilidad real de una respuesta,retrocede. Esa es la verdad incómoda que los hechos revelan. 
Y esa verdad marca el comienzo de una nueva etapa: la del ocaso de la prepotencia imperial y el surgimiento de un orden internacional donde la fuerza ya no está concentrada en una sola mano.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️