La vida de Eleonora era un lienzo invertido.
Mientras el mundo se sumía en el bullicio diurno,ella se recogía en el silencio de su estudio,el sueño tejiendo visiones oníricas que alimentarían su arte.
Sus pinceles,susurraban historias de cielos estrellados y sombras danzantes que solo la noche le revelaba.
"El Telar de los Sueños Nocturnos"
Durante el día,Eleonora dormía.
No era un sueño profundo y reparador,
sino una duermevela,un estado de latencia donde las ideas de la noche anterior burbujeaban,esperando ser vertidas en el lienzo. Sus persianas siempre estaban bajadas,la luz solar,una intrusa que amenazaba con disipar la magia.
Sus vecinos,acostumbrados a su ritmo inusual,a veces la veían salir,pálida y con el cabello desordenado,a comprar café a altas horas de la madrugada,cuando el resto de la ciudad dormía.
Sus obras eran un reflejo de su existencia nocturna. Paisajes lunares donde la luz se filtraba de formas imposibles,retratos de figuras etéreas cuyos ojos guardaban secretos ancestrales,y explosiones de color que imitaban las auroras boreales que solo había visto en sus sueños. Cada trazo era una confidencia,cada sombra un recuerdo fragmentado de las profundidades de su inconsciente.
"La Lucha de la Realidad y la Fantasía"
A veces,la soledad diurna se volvía opresiva.
Los sonidos del mundo exterior se filtraban por las paredes de su estudio,recordándole la vida que la rodeaba y de la que se sentía desconectada. Intentaba pintar a la luz del sol,forzarse a encajar en el horario "normal",pero la inspiración se negaba a visitarla.
Los colores parecían apagados,las formas planas,sin la vibrante energía que sus sueños le otorgaban.
Una noche,mientras trabajaba en un autorretrato,sus pinceles se detuvieron. Los ojos en el lienzo,sus propios ojos,parecían mirarla con una melancolía que la atravesó. ¿Era esta la vida que quería? ¿Ser una eterna habitante de los márgenes, con el día como una extensión de su noche y la noche como su única realidad?
"Un Amanecer Inesperado"
Esa misma noche,algo cambió. Un pequeño pájaro,extraviado,chocó contra su ventana. Eleonora lo encontró,aturdido,y lo sostuvo con delicadeza entre sus manos.
Sintió el pequeño corazón latiendo contra su palma, un recordatorio palpitante de la vida que se desplegaba más allá de sus paredes. Y entonces,por primera vez en años,dejó que la luz del amanecer se filtrara por una rendija de su persiana.
El sol,aunque tenue,se posó sobre el rostro del pájaro,revelando la complejidad de sus plumas,el brillo en sus pequeños ojos. Eleonora lo liberó,observando cómo se elevaba en el aire y se perdía en el vasto cielo matutino.
Volvió a su lienzo. Y aunque la noche seguía siendo su musa principal,un nuevo matiz comenzó a aparecer en su paleta. Un toque de amarillo vibrante,un indicio de azul cielo,un reflejo del mundo qué,poco a poco, empezaba a asomarse en su vida. Eleonora seguía soñando de noche,pero ahora,el día no era solo un tiempo para dormir,sino una promesa de nuevas luces que iluminarían sus sueños.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️
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