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domingo, 14 de diciembre de 2025

•Chile: el regreso del fantasma pinochetista y las lecciones que no se quieren aprender•


Chile vuelve a pararse frente a un espejo incómodo de su propia historia. 

La figura de José Antonio Kast —defensor explícito del legado de Augusto Pinochet y militante activo por el “Sí” en el plebiscito de 1988— condensa algo más profundo que una candidatura o un eventual triunfo electoral: expresa la persistencia estructural del pinochetismo como proyecto de clase,nunca derrotado del todo,apenas administrado con otros ropajes desde la transición.

No se trata de una anomalía. Se trata de una consecuencia.

El pinochetismo no fue solamente una dictadura sangrienta entre 1973 y 1990; fue,sobre todo,una reingeniería brutal del Estado al servicio del capital. Privatización extrema, destrucción del movimiento obrero,mercantilización total de la vida y constitucionalización del neoliberalismo. 

Ese andamiaje no fue desmontado

Fue gestionado,maquillado y legitimado durante décadas por gobiernos que prometieron cambios,pero garantizaron continuidades.

En ese marco,el ascenso político de Kast —o su consolidación como fuerza real de poder— no es un rayo en cielo despejado. 

Es el retorno sin complejos de lo que siempre estuvo ahí.

🔸Boric y el límite del progresismo sin ruptura:

La derrota política del actual ciclo progresista en Chile —encarnado en el gobierno de Gabriel Boric— no puede explicarse solo por la ofensiva de la derecha. 

Tiene raíces propias. 

Un gobierno que llegó al poder impulsado por la rebelión popular de 2019 terminó administrando el mismo Estado neoliberal, respetando sus márgenes,sus candados y sus reglas.

Boric jamás fue de izquierda en el sentido histórico del término. 

Fue,en el mejor de los casos, una expresión juvenil de un progresismo institucional que creyó posible humanizar el modelo sin enfrentarlo. Pero en las democracias burguesas,cuando no se es ni chicha ni limonada,el sistema pasa factura. 

La ambigüedad no construye poder popular; lo desmoviliza.

La renuncia a la confrontación con el gran capital,la desactivación del impulso constituyente nacido en la calle,la subordinación a la “gobernabilidad” y al consenso de los de arriba,abrieron el camino para que la derecha más rancia se reagrupe,se radicalice y avance.

🔸🔸La derecha avanza cuando la izquierda administra:

Lo que ocurre en Chile no es un hecho aislado. 

Es parte de una tendencia regional. 

En América Latina,cada vez que los proyectos populares abandonan la lucha de clases para convertirse en gestores “responsables” del capitalismo dependiente,las derechas regresan más violentas,más autoritarias y más desinhibidas.

No vuelven porque sean invencibles. 

Vuelven porque nunca fueron derrotadas.

El pueblo chileno enfrenta, una vez más,tiempos difíciles. 

No solo por la amenaza concreta de retrocesos en derechos,sino porque el pinochetismo que retorna no lo hace con tanques,sino con votos; no con estado de sitio,sino con discurso de orden,seguridad y mercado. 

Es la forma “democrática” de la dominación de siempre.

🔸Tomar nota,por aquí y por todos lados:

La lección es clara y vale para toda la región,incluido Uruguay. 

No alcanza con ganar elecciones. 

No alcanza con discursos amables ni con reformas tibias. 

Sin organización popular,sin ruptura con el poder económico,sin horizonte socialista explícito,el péndulo siempre vuelve hacia la reacción.

Chile vuelve a mostrar que la historia no perdona las medias tintas. 

Cuando la izquierda renuncia a ser izquierda,otros ocupan el vacío. 

Y lo ocupan sin pudor.

El desafío no es frenar a Kast o a cualquier otro nombre propio. 

El desafío es derrotar,de una vez,el proyecto de clase que lo sostiene. 

Todo lo demás es administración de la derrota.

Ⓜ️arcelo Rubèns Balboa ✍️