El fascismo no desapareció con la Segunda Guerra Mundial.
Mutó,cambió de lenguaje,
de símbolos y de estrategia. Ya no se presenta con camisas pardas ni desfiles militares,sino con trajes modernos,micrófonos y discursos que apelan a la “libertad” y al “fin de la casta”.
Sin embargo,detrás de esa máscara libertaria se esconde el mismo proyecto reaccionario de siempre: concentrar el poder económico en manos de unos pocos y aplastar toda organización popular.
En el caso de Argentina,
el fenómeno encarnado en Javier Milei es un ejemplo claro de esta nueva forma de fascismo del siglo XXI.
Su retórica agresiva,su desprecio por los derechos sociales y su intención de reducir el Estado a su mínima expresión no son más que el viejo sueño de las élites: un país donde el mercado lo decida todo y el pueblo quede sin voz ni defensa.
Bajo el disfraz de la “libertad individual”,se pretende eliminar los derechos conquistados con décadas de lucha obrera y popular.
El discurso libertario es seductor en tiempos de crisis.
Promete romper con el sistema,pero en realidad lo fortalece.
Es un discurso antipolítico que demoniza la organización colectiva y glorifica el individualismo extremo,sembrando el odio hacia los sindicatos,los movimientos sociales y cualquier forma de resistencia.
De esa manera,el pueblo trabajador termina votando por su propio verdugo,creyendo que el enemigo es el vecino pobre y no el empresario que acumula su riqueza a costa del esfuerzo ajeno.
La historia enseña que el fascismo siempre regresa cuando las condiciones sociales se deterioran y las mayorías pierden esperanza. Pero también enseña que puede ser derrotado cuando los pueblos se organizan,cuando reconocen en su unidad la única fuerza capaz de frenar la barbarie.
🔸Cuando creíamos que el pueblo argentino había despertado,el poder volvió a mover sus hilos con la sutileza del engaño.
Los discursos vacíos,la manipulación mediática y las promesas de una “libertad” hecha a medida de los poderosos lograron confundir a una parte del electorado.
No fue una victoria del pueblo,sino del chantaje imperial,con Washington celebrando desde la distancia.
Argentina,una vez más,corre el riesgo de convertirse en una sede más del poder extranjero,mientras la soberanía y los sueños de justicia social quedan relegados a un segundo plano.🔸
Hoy,el deber de los pueblos latinoamericanos —y en especial del argentino— es no dejarse engañar más por los cantos de sirena de los “libertarios”.
Detrás de su discurso de libertad,sólo hay sometimiento.
Detrás de su promesa de orden,sólo hay violencia contra los más humildes.
Y detrás de su aparente rebeldía,sólo hay obediencia al capital.
El fascismo ha cambiado de rostro,pero su esencia sigue intacta.
La respuesta,como siempre,debe ser la misma: organización,conciencia y lucha popular.
Confío en que los pueblos siempre vuelven a despertar,incluso después de los más profundos engaños,y que en el año 2027 será el fin de lo nefasto.
Lo deseo profundamente por el bienestar del hermano pueblo argentino.
Ⓜ️arcelo Rubèns Balboa ✍️