Bajo la furia de
un cielo en llamas,
él,dios alado de
músculo y arco en tensión
dispara su flecha atravesando los tiempos y el corazón.
Ella,de rodillas,
el pecho desnudo
a la luz de la tarde,
se rinde al placer,
al río de sangre ardiente
que corre por sus venas,
por todo su ser.
La manzana,mordida,
dulce néctar de piel,
es el mapa de un gozo
que la arranca de si
misma;
el deseo y la miel.
En su mirada el temblor,
en sus labios la sed,
mientras la flecha desata
la pasión incontenible
que hace su jardín florecer.
El dios desciende,
su cuerpo esculpido
en oro y vigor,
para anidar en la ermita
de un cuerpo que es fulgor.
Ella,entera,ofrenda
el cálido temblor
de sus muslos,
el camino al abismo
que ansía su pulso.
El aire se parte
con el roce de sus cuerpos,
la flecha penetra
y el fruto maduro estalla.
Ya no hay cielo ni tierra,
solo un único grito,
la unión sagrada,
de una historia infinita.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️