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lunes, 28 de agosto de 2017

'En la pesadilla yo,en mi sueño,un gato' 《Cuento》




La noche estaba serena,la luna alumbraba la calle,a los árboles no se les movía una hoja,parecían estatuas de bronce. Es una típica noche de verano no corre brisa alguna,la ciudad una foto,cero movimiento,raro,porque en las noches de verano en mi barrio los vecinos se quedan hasta entrada la madrugada en los jardines,en los fondos,o los muchachos en el cordón de la vereda metiendo ruido,tomándose un vinito o una cerveza.

Yo venía de la avenida principal hacia mi casa,desde allí,me separan siete cuadras brasileras oscuras,llegando a la mitad de la primera cuadra se me cruza un gato negro,grande,bien alimentado,seguro tiene dueño pensé,
y seguí mi camino.

Al irme acercando a él me pareció raro que no se asustara y saliera corriendo,porque los gatos tienden a huir cuando ven algún desconocido,éste,sin embargo,parecía que me estaba esperando.
El animal se sentó en la mitad de la calle,yo me acercaba y él no se movía,cuando llegué hasta él ni se inmutó,quedamos enfrentados,mirándonos,
a mi me llamó la atención y me quedé unos minutos observándolo.

El felino era perfecto,su pelaje brillaba por el resplandor lunar,sus ojos eran dos bolitas verdes fosforescentes que me miraban con la misma atención que yo lo contemplaba a él,
su cola se balanceaba desde abajo hacia arriba donde formaba un pequeño gancho,una estampa realmente majestuosa; parecía una esfinge egipcia.

_Después de unos minutos de mutua observación,me decido a continuar mi camino.

 Llegando a la esquina me percato que el gato me estaba siguiendo,sigo caminando,doblo la esquina y ahí lo tenía,  al lado mío.

_Me entré a preguntar por qué me seguía,no llevaba comida que lo pudiera atraer,era un animal cuidado,tenía que tener dueño,y a parte,los gatos no tienen ese comportamiento,tienden a huir ante el extraño,
no son como los perros.

_Terminé aceptando su compañía.

Sigo en dirección a casa,el felino al lado mío,
me seguía,parecía sentirse bien conmigo,me miraba,lo miraba,caminaba un poco más rápido y él también apuraba el paso,como si no quisiera separarse de mi por nada del mundo.

Ya por la tercera cuadra pensé en la forma de separarme del animal,no podía llegar a casa con él;
en definitiva,no tengo ganas de tener a un gato,pero realmente,parecía que me había elegido como su amo.

Me paré entonces y le dije con voz fuerte;
¡vete! ¡no puedes seguirme! ¡no te puedo llevar! ¡fuera! ¡fuera!
_El gato me miraba como si no me oyera, inmutable,maulló un par de veces como contestando y siguió caminando al lado mío.

_A esa noche no le faltaba nada para ser de cuento de hadas,la luna reinaba en un cielo azul oscuro repleto de estrellas.

En el final de la quinta calle hay una casa que tiene un cerco de rosas blancas,perfumaban el aire con un intenso aroma,condimento que coronaba a esa noche soñada.

_Eso también era raro,porque por esa esquina pasé muchas veces y nunca sentí ese aroma;
como dice mi madre _las rosas de cerco no tienen aroma,son visualmente hermosas pero nada más,la gente las deja de cerco por sus grandes espinas,para que nadie pase sin llevarse unos cuantos rayones.

_Esa esquina es de tres caminos,uno de ellos,doblando a la izquierda,es la calle donde vivo.

El gato se detuvo en el cerco de rosas,olfateó con delicado movimiento de hocico y,ahí sí,para mi asombro,presencio una escena increíble;
el felino abre su boca,con sus afilados dientes corta una rosa _parecía que la había elegido_
era el pimpollo más lindo,su color blanco se matizaba con un tenue amarillo en las extremidades de sus pétalos,le dejó unos diez centímetros de tallo con tres hojas que terminaban de vestir de fiesta a la flor. _Quedé paralizado,perplejo,y a su vez encantado,viendo como el gato se dirigía hacia el medio de la calle,justo donde las caminos forman una gran T,y como si estuviera haciendo una ceremonia sagrada,deposita la flor,se queda unos segundos parado,da vuelta la cabeza,me mira y vuelve hacia mi con su paso majestuoso,dispuesto a seguir el camino a mi lado.

_Cuando pude reaccionar después de presenciar semejante escena,doblé la esquina,apuré el paso,ya sin importarme el gato,si me seguía o no,preguntándome si lo que había visto era real.

Me sentía agitado,empecé a sudar,claro,esa última cuadra y media hasta casa,la hice casi corriendo,cuando llego a la entrada de mi jardín me paro,tomo aire,me convenzo de que me imaginé esa escena irracional y sin más entro.

La casa estaba a oscuras,los postigos cerrados,no se sentía movimiento adentro,toco como siempre el pestillo(esa es la clave para que sepan que llegó alguien de la casa) pero nadie abre,golpeo entonces la puerta pero tampoco abren.
_No puede ser,no es tan tarde,no pueden estar durmiendo,a parte,mi madre nunca se acuesta si uno de nosotros está afuera,por llegar.

Entonces golpeo y golpeo más fuerte! voy por las ventanas y golpeo,grito! me desespero!
pero nadie abre.

Desesperado,pensando que es lo que podía haber pasado me siento en el escalón de la puerta,
miro hacia el cerco y lo veo,el gato negro,parado,mirándome; me paré y le grité,
¡es verdad lo que dicen de los gatos negros! ¡son de mala suerte! ¡te me cruzaste y mira,no sé que pasó! ¡no hay nadie en mi casa! ¡lo que nunca!

¿Que habrá pasado? en mi casa siempre queda alguien,de tener que salir me hubieran avisado;
lo que era una noche tranquila se me había vuelto un infierno.

El gato observaba mi estallido de ira sin que se le moviera un bigote,agotado me vuelvo a sentar.

_La noche cálida,de golpe pasó a fría,el cielo se cubrió de nubes tapando a la luna y las estrellas,un viento feroz comenzó a soplar,los árboles se balanceaban como si fueran grandes presencias fantasmales,los truenos estremecieron el suelo,y la lluvia comenzó a caer a baldes.

Al gato no parecía importarle que el mundo se viniera abajo,yo muerto de frío,refugiado debajo del escueto alero de la casa lo miraba; bueno,la mala suerte no es para mi solo,le dije,ya no luces tan bien,en vez de un gato pareces un gallo desplumado,me le reí. Deberías irte y encontrar un lugar seguro para pasar la tormenta,no pareces gato,¿te gusta el agua? ¿quieres morir de frío? ¡vete! ¡no preciso más de tu mala suerte!

_Así pasé horas despotricando contra el gato,o al menos eso me pareció a mi,porque al felino no le importaba el tiempo,ni los rayos,ni los truenos,ni la lluvia,ni el frío,ahí estaba,estoico,mirándome tranquilamente.

(...)

De repente la tormenta pasó,se abrió el cielo,
se dejó ver de nuevo la luna y las estrellas.

El gato se sacudió el agua del cuerpo y se aseó cuidadosamente,su pelo recobró como por arte de magia su brillo,la luz lunar se volvió a posar en él platinándolo,sus ojos grandes recobraron su color verde esmeralda,su majestuosidad estaba nuevamente intacta.

Yo,en cambio,estaba hecho una piltrafa,muerto de frío y de hambre,y sin saber que había pasado con mi familia. Esto tiene que ser una pesadilla,pensé,llego a mi casa acompañado por un gato de comportamiento humano,y lo que era una noche tranquila de verano se transformó de repente en un infierno! como si hubiese pasado a otra dimensión,nadie en casa,viento,lluvia,truenos,
y la sensación de abandono que me estaba calando los huesos.

Sin entender la situación me entregué a una espera inútil,nadie llegaría.

El resto de la noche transcurrió serena,me acurruqué contra la puerta de casa,los ojos me pesaban,el cuerpo no me respondía,y el desánimo completaba mi cuadro patético,quise dormitar un rato pero me sobresaltaba,el gato, acompañándome,no se movía de mi lado,
de últimas ya no me molestaba; 
por lo menos no estaba solo.

El trino de los pájaros anunciaba que la noche se moría y que estaba por nacer el día,el cielo de a poco se fue aclarando,la luna desvaneciéndose junto a las estrellas le dan paso a los primeros y tímidos rayos del sol que pintan el contorno de los árboles con el color del amanecer.

De repente siento en mi rodilla una leve presión,levanto la cabeza,era la pata del gato,
lo miro_y es ahí cuando tuve la primera manifestación de amistad hacia él,
le tomo la pata y le digo;
gracias por acompañarme en esta larga noche amigo.

_Me miró,pero esta vez con una expresión de ternura única,bajó su pata de mi mano y se dirigió hacia la entrada del jardín,se detuvo un segundo,giró la cabeza,volvió a mirarme y después salió hacia la calle perdiéndose por detrás del cerco que limita mi propiedad.

Me levanté rápido,corrí a la vereda,pero ya no estaba,se había esfumado en plena calle,pareciera como si el amanecer se lo hubiese tragado. 

(...)

Siento la voz de mi madre anunciando sus mandados matutinos,los postigos se abren golpeándose contra las paredes del cuarto,
me encandila la luz,me despierto reconociendo mi cama,lanzo un bostezo de alivio.

Pero en mi mente a quedado grabado, intacto,majestuoso,ese gato...

como una esfinge egipcia.

 Marcelo Rubèns Balboa✒