Durante siglos,la humanidad ha estado dividida en clases sociales,no por naturaleza,sino por la estructura misma del sistema económico que impera.
En el capitalismo,esa estructura necesita del engaño para sostenerse,y uno de sus mayores artificios ha sido la invención de la llamada “clase media”.
El capitalismo,desde su nacimiento,se ha caracterizado por la concentración de la riqueza en manos de una minoría: la burguesía.
Frente a ella,la gran mayoría —el proletariado— produce,trabaja y sostiene con su esfuerzo la maquinaria de acumulación.
Sin embargo,para evitar que los trabajadores reconozcan su verdadera posición en la pirámide social y se organicen contra quienes los explotan,el sistema ideó una categoría intermedia: la “clase media”,una ilusión de ascenso y estabilidad.
Este grupo,según la narrativa dominante,estaría compuesto por profesionales,pequeños comerciantes,empleados o técnicos con cierto poder adquisitivo.
Pero en realidad,su supuesta independencia es frágil: dependen del salario,del crédito,del consumo y de las crisis que las grandes corporaciones y los bancos provocan cíclicamente.
Son trabajadores disfrazados de propietarios, prisioneros de la deuda,del miedo a “caer” y del deseo de “subir”.
El sistema necesita que la clase media se crea diferente al obrero,que mire hacia arriba aspirando a ser rica,en lugar de mirar hacia los costados y reconocerse en la misma lucha.
Así,el capitalismo perpetúa su hegemonía cultural y económica,alimentando la competencia entre iguales en lugar de la solidaridad entre explotados.
La llamada “clase media” es,entonces,una invención útil: amortigua los conflictos,debilita la conciencia de clase y actúa como muro ideológico entre el capital y el trabajo.
Se le concede un espejismo de bienestar —un auto,un crédito hipotecario,unas vacaciones— mientras el capital se asegura su obediencia.
En tiempos de crisis,esa ilusión se desvanece.
La inflación,los despidos y la precarización revelan que no existe tal clase intermedia,sino una única realidad: la del trabajador que vive de su esfuerzo y que,en cualquier momento, puede caer al abismo de la pobreza.
Reconocer que la clase media es una creación artificial del sistema es el primer paso hacia la conciencia.
Solo cuando los pueblos comprendan que todos los que viven de su trabajo pertenecen a la misma clase —la trabajadora— será posible romper las cadenas del engaño y avanzar hacia una sociedad verdaderamente justa,donde nadie viva del esfuerzo ajeno ni de ilusiones impuestas por el poder.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️