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domingo, 15 de octubre de 2017

✔III ✔LOS MENSHEVIQUES Y LOS BOLSHEVIQUES EN EL PERÍODO DE LA GUERRA RUSO-JAPONESA Y DE LA PRIMERA REVOLUCIÓN RUSA (1904-1907) 《Segunda parte 》☭

(...)

Acordó que era necesario desenmascarar el "democratismo" hipócrita y farisaico del partido cadete y luchar contra los intentos de la burguesía liberal de ponerse a la cabeza del movimiento campesino.

Por lo que se refiere a los partidos llamados populistas o de trabajo (socialistas populares, agrupación de trabajo y socialrevolucionarios), el Congreso recomendaba que se desenmascarasen sus intentos de disfrazarse de socialistas. Al mismo tiempo, admitía la posibilidad de establecer acuerdos concretos con estos partidos para luchar conjunta y simultáneamente contra el zarismo y la burguesía kadete, ya que aquellos partidos eran, por aquel entonces, democráticos y reflejaban los intereses de la pequeña burguesía de la ciudad y del campo.

Ya antes de celebrarse el Congreso, los mensheviques habían lanzado la propuesta de convocar un llamado "Congreso obrero". El plan menshevique consistía en convocar un congreso en el que tomasen parte, con los socialdemócratas, los socialrevolucionarios y los anarquistas. Se pretendía que el tal Congreso "obrero" crease una especie de "partido sin partido" o una especie de "amplio" partido obrero pequeñoburgués sin ningún programa. Lenin desenmascaró este pernicioso intento de los mensheviques, que iba encaminado a liquidar el Partido Obrero Social Demócrata y a diluir el destacamento de vanguardia de la clase obrera entre la masa pequeñoburguesa. El Congreso condenó enérgicamente la consigna menshevique del "Congreso obrero".

En las deliberaciones del V Congreso del Partido ocupó un lugar especial el problema de los sindicatos. Los mensheviques defendían la "neutralidad" de los sindicatos; es decir, manifestábanse en contra del papel dirigente del Partido en el movimiento sindical. El Congreso rechazó la propuesta de los mensheviques y aprobó la resolución presentada por los bolsheviques sobre los sindicatos. En esta resolución se señalaba que debía lucharse por que la dirección ideológica y política de los sindicatos estuviese en manos del Partido.

El V Congreso marcó un gran triunfo de los bolsheviques en el movimiento obrero. Pero los bolsheviques no se dejaron llevar del engreimiento ni se durmieron sobre los laureles. No era esto lo que Lenin les enseñaba. Sabían que tendrían que seguir luchando en los sucesivo contra los mensheviques.

En su artículo "Apuntes de un delegado", publicado en 1907, el camarada Stalin enjuiciaba así los resultados del Congreso:

"La unificación efectiva de los obreros más avanzados de toda Rusia en un único partido extensivo a todo el país bajo la bandera de la socialdemocraciarevolucionaria: he aquí el sentido del Congreso de Londres, su carácter general".

En este artículo, el camarada Stalin aporta datos sobre la composición del Congreso. Los delegados bolsheviques representaban, fundamentalmente, a los grandes centros industriales (Petersburgo, Moscú, Ural, Ivánovo-Vosnsensk y otros). En cambio, los mensheviques acudieron al Congreso representando a las regiones de pequeña producción, en las que predominaban los obreros artesanos, los semiproletarios, así como también a una serie de regiones puramente campesinas.

"Es evidente -exponía el camarada Stalin, haciendo el balance del congreso- que la táctica de los bolsheviques es la táctica de los proletarios de la gran industria, la táctica de las regiones donde las contradicciones de clase aparecen más nítidas, y la lucha de clases es más tajante. El bolshevismo es la táctica de los auténticos proletarios. Y, por otra parte, no es menos evidente que la táctica de los mensheviques es, predominantemente, la táctica de los obreros artesanos y de los semiproletarios campesinos, la táctica de aquellas regiones en que los antagonismos de clase aparecen velados y la lucha de clases disimulada. El menshevismo es la táctica de los elementos semiburgueses del proletariado. Así lo indican los números" (Actas del V Congreso del P.O.S.D.R., XI y XII, 1935).

Después de disolver la primera Duma, el zar creyó tener en la segunda un instrumento más dócil. Pero tampoco ésta colmó sus esperanzas. En vista de ello, decidió disolver también esta Duma y convocar la tercera, restringiendo todavía más los derechos electorales, en la esperanza de tener en ella un instrumento más sumiso.

Poco después del V Congreso del Partido, el gobierno zarista dio el llamado golpe de Estado del 3 de junio, disolviendo la segunda Duma. La fracción socialdemócrata de la Duma, compuesta de 65 diputados, fue detenida y deportada a Siberia. Se dictó una nueva ley electoral. El derecho de voto de los obreros y campesinos sufrió nuevas restricciones. El gobierno zarista seguía atacando.

El ministro zarista Stolypin desplegaba su sangrienta represión contra los obreros y campesinos. Miles de obreros y campesinos revolucionarios morían fusilados o ahorcados por los destacamentos de castigo. En los calabozos zaristas eran torturados y martirizados millares de revolucionarios. Las organizaciones obreras, sobre todo las de tendencia bolshevique, eran perseguidas con una crueldad especial. Los sabuesos zaristas buscaban el rastro de Lenin, que vivía clandestinamente en Finlandia. Querían clavar su garra sangrienta en el jefe de la revolución. En diciembre de 1907, arrostrando un peligro enorme, Lenin logró trasladarse de nuevo al extranjero, a la emigración.

Comenzaron los terribles años de la reacción stolypiniana.

La primera revolución rusa había terminado, pues, con una derrota.

A ello contribuyeron las causas siguientes:

✔1. La revolución no contaba aún con una sólida alianza de los obreros y los campesinos contra el zarismo. Los campesinos pusiéronse en pie para la lucha contra los terratenientes, contra los cuales estaban decididos a aliarse con los obreros. Pero aun no comprendían que era imposible derrocar a los terratenientes sin derrocar al zar; no comprendían que éste hacía causa común con aquéllos, y había una parte considerable de campesinos que aun creía en el zar y que cifraba sus esperanzas en la Duma zarista. Por eso, muchos campesinos no quisieron aliarse a los obreros para derrocar al zarismo. Los campesinos tenían más fe en el partido oportunista de los socialrevolucionarios que en los verdaderos revolucionarios, en los bolsheviques. Como resultado de esto, la lucha de los campesinos contra los terratenientes no llegó a adquirir la suficiente organización. Lenin escribía:

"... los campesinos actuaron demasiado desperdigados, demasiado desorganizadamente y poco a la ofensiva, siendo ésta una de las causas cardinales del fracaso de la revolución". (Lenin, t. XIX, pág. 354, ed. rusa).

✔2. La resistencia de una parte considerable de los campesinos a marchar de acuerdo con los obreros por el derrocamiento del zarismo se dejó sentir también en la conducta del ejército, formado, en su mayoría, por hijos de campesinos vestidos con el uniforme militar. En algunas unidades aisladas del ejército zarista se produjeron brotes de rebeldía y sublevaciones, pero la mayoría de los soldados siguió ayudando al zar a ahogar las huelgas y las insurrecciones de los obreros.

✔3. Tampoco los obreros actuaron con la necesaria unanimidad. Los destacamentos de vanguardia de la clase obrera desplegaron en 1905 una heroica lucha revolucionaria. Pero las capas más atrasadas -los obreros de las provincias menos industriales y los que vivían en la aldeas- se ponían en movimiento más lentamente. Su participación en la lucha revolucionaria se intensificó especialmente en 1906, pero por entonces ya la vanguardia de la clase obrera se hallaba quebrantada.

✔4. Aunque la clase obrera la fuerza de vanguardia, la fuerza fundamental de la revolución, dentro de las filas del Partido de la clase obrera no existían la unidad y la cohesión necesarias. El P.O.S.D.R., el partido de la clase obrera, hallábase escindido en dos grupos: el de los bolsheviques y el de los mensheviques. Los bolsheviques mantenían una línea consecuentemente revolucionaria y llamaban a los obreros al derrocamiento del zarismo. Los mensheviques, con su táctica oportunista, frenaban la revolución, sembraban el confusionismo entre una parte considerable de los obreros y escindían el proletariado. Por eso los obreros no actuaron siempre en la revolución de un modo unánime, y la clase obrera, por carecer aún de unidad dentro de sus propias filas, no pudo erigirse en verdadero jefe de la revolución.

✔5. La autocracia zarista contaba, para ahogar la revolución de 1905, con la ayuda de los imperialistas de occidente de Europa. Los capitalistas extranjeros temían por sus capitales invertidos en Rusia y por sus fabulosas ganancias. Temían que, si triunfaba en Rusia la revolución, se lanzasen también a ella los obreros de otros países. He aquí lo que movió a los imperialistas de la Europa occidental a ayudar al zar-verdugo. Los banqueros de Francia le concedieron un gran empréstito para aplastar la revolución. El emperador de Alemania tenía preparado un ejército de muchos miles de hombres para intervenir en ayuda del zar de Rusia.

✔6. Una ayuda importante para el zar fue la paz con el Japón, concertada en septiembre de 1905. Su derrota en la guerra y los avances amenazadores de la revolución obligaron al zar a apresurar la firma de la paz. La derrota en la guerra ruso-japonesa había quebrantado al zarismo, pero la firma de la paz fortaleció la situación del zar.

RESUMEN

La primera revolución rusa representa toda una etapa histórica en el desarrollo de Rusia. Esta etapa histórica consta de dos periodos. En el primer periodo, la revolución, aprovechándose del quebrantamiento del régimen zarista, derrotado en los campos de Manchuria, sigue su marcha ascendente y pasa de la huelga general de carácter político, en octubre, a la insurrección armada; en diciembre, barre la Duma buliguiniana y arranca al zar una concesión tras otra. En el segundo periodo, el zar, después de rehacerse, gracias a la firma de la paz con el Japón, se aprovecha del miedo de la burguesía liberal a la revolución y de las vacilaciones de los campesinos, les echa a éstos como una limosna la Duma de Witte y pasa a la ofensiva contra la clase obrera y la revolución.

Los tres años que, sobre poco más o menos, duró la revolución (1905 a 1907) fueron, para la clase obrera y los campesinos, una escuela tan fecunda de educación política como no hubieran podido serlo treinta años de evolución pacífica y normal. Lo que no habían conseguido hacer ver decenas y decenas de años de desarrollo pacífico, lo hicieron ver claramente esos pocos años de revolución.

La revolución puso de manifiesto que el zarismo era el enemigo jurado del pueblo, un mal que sólo podía curarse con la tumba.

La revolución enseñó que la burguesía liberal no buscaba su aliado en el pueblo, sino en el zar; que era una fuerza contrarrevolucionaria; y que el pactar con ella equivalía a traicionar al pueblo. La revolución enseñó que el jefe de la revolución democráticoburguesa sólo podía serlo la clase obrera, que sólo ella era capaz de desalojar a la burguesía liberal, a los kadetes, de emancipar a los campesinos de su influencia, de aplastar a los terratenientes, de llevar a término la revolución y de allanar el camino hacia el socialismo.

La revolución enseñó, finalmente, que pese a sus vacilaciones, los campesinos trabajadores son la única fuerza importante capaz de aliarse a la clase obrera.

Durante la revolución lucharon dentro del P.O.S.D.R. dos líneas políticas: la de los bolsheviques y la de los mensheviques. Los bolsheviques ponían rumbo al desencadenamiento de la revolución, al derrocamiento del zarismo por la vía de la insurrección armada, a la hegemonía de la clase obrera, al aislamiento de la burguesía kadete, a la alianza con los campesinos, a la formación de un gobierno provisional revolucionario con representantes de los obreros y los campesinos, al desarrollo de la revolución hasta la victoria final. Por el contrario, el derrotero que seguían los mensheviques era el del estrangulamiento de la revolución. En vez del derrocamiento del zarismo mediante la insurrección, preconizaban su reforma y "mejoramiento"; en vez de la hegemonía del proletariado, la hegemonía de la burguesía liberal; en vez de la alianza con los campesinos, la alianza con la burguesía kadete; en vez de un gobierno provisional revolucionario, la Duma, como centro de las "fuerzas revolucionarias" del país.

Así fue como los mensheviques se hundieron en la charca del reformismo, convirtiéndose en vehículo de la influencia burguesa sobre la clase obrera y pasando a ser, de hecho, agentes de la burguesía en el campo proletario.

Los bolsheviques demostraron ser la única fuerza marxista revolucionaria que había en el Partido y en el país.

Como es lógico, después de producirse discrepancias tan graves, el P.O.S.D.R. apareció, de hecho, escindido en dos partidos, el partido bolshevique y el partido menshevique. El IV Congreso no hizo cambiar en nada la situación de hecho existente dentro del Partido. No hizo más que mantener y afianzar un poco su unidad formal. El V Congreso representó un paso de avance en el sentido de la unificación efectiva del Partido, unificación que, además, se llevó a efecto bajo la bandera bolshevique.

Haciendo el balance del movimiento revolucionario, el V Congreso del Partido condenó la línea menshevique, como una línea reformista, y aprobó la línea bolshevique, como la línea marxista revolucionaria. Con esto confirmó, una vez más, lo que había sido ya confirmado por toda la marcha de la primera revolución rusa.

La revolución puso de manifiesto que los bolsheviques saben avanzar, cuando así lo exige la situación, y que han aprendido a avanzar en vanguardia llevando con ellos el pueblo al asalto. Pero puso de relieve, asimismo, que los bolsheviques saben también replegarse ordenadamente, cuando la situación toma un carácter desfavorable, cuando la revolución declina, y han aprendido a replegarse certeramente, sin pánico y sin precipitación, para mantener indemnes sus cuadros, acumular fuerzas y, después de rehacerse con arreglo a la nueva situación, lanzarse de nuevo al ataque contra el enemigo.

No es posible vencer al enemigo, si no se sabe atacar certeramente.

No es posible evitar un descalabro en caso de derrota, si no se sabe retroceder certeramente, replegándose sin pánico y en perfecto orden.

☞(1) Asamblea de representantes de estamentos en Rusia. Se convocaba en los siglos XVI y XVII para conferenciar con el gobierno. (N. del T.).

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