Cuando la noche nos cubre con su manto
sombrío
y
nuestra casa queda en silencio,
es ahí,cuando los ángeles reflexivos
vienen a nuestro encuentro.
Nos susurran al oído palabras,nos muestran
imágenes,recuerdos,
algunos alegres,otros tristes y otros
simplemente melancólicos.
El pasado pasa como una película en blanco
y negro,
y el presente,aunque sea en colores,
no siempre nos llena.
Es en ese instante donde debemos mirar al
cielo nocturno,
donde no todo es oscuridad,
las estrellas brillan cortejando a la luna,
nuestras pupilas se llenan de esa luz de
infinito,
y entonces,después de contemplar esas
luces podemos entender qué,
entre millones de estrellas,la nuestra
está ahí,solo hay que encontrarla.
(...)
Luego el bostezo,el retirarse a
dormir,apoyamos nuestra cabeza sobre nuestra almohada luna y soñamos.
Para eso sirven los desvelos,
para despojarnos de pesadillas,
para poder soñar,
esperando que a la mañana siguiente,cuando
el sol ilumine nuestra habitación,
y el nuevo
día nos imponga su rutina,algunos de esos sueños,se nos hagan realidad.
MARCELO RUBENS BALBOA✒
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