Se queja un violín,
vuela la melancolía,
la mente se confunde,
se entrelazan los recuerdos.
Un violín los llama,
se le cae una lágrima al corazón,
un pincel lo plasma,
desahogo sobre el lienzo,
confesión de un artista que igualmente le pone color...
a esa música que de vez en cuando invade su habitación.
Marcelo Rubéns Balboa✒
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