(...) 🔸“¡Stalin fue un ejemplo de creatividad,de humanismo y un ejemplo edificante de paz y de heroísmo!”.
🔸“¡Todo lo que hizo,lo hizo al servicio del pueblo.
🔸Nuestro padre Stalin ha muerto,pero al recordar su ejemplo,nuestro afecto hacia él hará que nuestros brazos crezcan fuertes hacia la construcción de un gran mañana,para asegurar un futuro en memoria de su magnífico ejemplo!”.
🔸“Hombres de la Unión Soviética: nosotros,los socialistas,compartimos vuestro luto que tiene conmoción universal.
🔸Mujeres de la Unión Soviética: nosotros,los socialistas,interpretamos vuestro luto porque para vosotras es el sufrimiento que impone la partida sin retorno del padre,del camarada,del amigo y protector.
🔸Jóvenes de la Unión Soviética:
nosotros estiramos hacia vosotros los brazos para alcanzar vuestra desesperanza y daros nuevas fuerzas,porque el silencio del líder de la juventud es,también,el silencio de todas vuestras canciones.
🔸Niños de la Unión Soviética: vosotros,crecidos en las realidades,por amargas que ellas sean,seguramente creeréis que vuestro padre Stalin ha muerto y en el recuerdo de su ejemplo crecerán vuestros brazos que en la arcilla del trabajo afianzarán la grandeza del mañana”.
🔸"Camaradas del Partido Comunista, nosotros sabemos que hay sombra y dolor en vuestros corazones,que es ancha y profunda vuestra angustia. Vuestro consuelo,el saber que hay hombres que no mueren.
Stalin es uno de ellos”.
🔹Salvador Allende: “Homenaje a Stalin”,teatro Baquedano de Santiago de Chile,1953.🔹
(...)
🔸'Oda a Stalin'
Camarada Stalin,yo estaba junto al mar en la Isla Negra,
descansando de luchas y de viajes,
cuando la noticia de tu muerte llegó como un golpe de océano.
Fue primero el silencio,el estupor de las cosas,y luego llegó del mar una
ola grande.
De algas,metales y hombres,piedras,espuma y lágrimas estaba hecha esta
ola.
De historia,espacio y tiempo recogió su materia y se elevó llorando sobre el mundo hasta que frente a mí vino a golpear la costa y derribó a mis puertas su mensaje de luto con un grito gigante como si de repente se quebrara la tierra.
Era en 1914.
En las fábricas se acumulaban basuras y dolores.
Los ricos del nuevo siglo
se repartían a dentelladas el petróleo y las islas,el cobre y los canales.
Ni una sola bandera levantó sus colores sin las salpicaduras de la sangre.
Desde Hong Kong a Chicago la policía buscaba documentos y ensayaba las ametralladoras en la carne del pueblo.
Las marchas militares desde el alba
mandaban soldaditos a morir.
Frenético era el baile de los gringos
en las boîtes de París llenas de humo.
Se desangraba el hombre.
Una lluvia de sangre
caía del planeta,
manchaba las estrellas.
La muerte estrenó entonces armaduras de acero.
El hambre en los caminos de Europa
fue como un viento helado aventando hojas secas y quebrantando huesos.
El otoño soplaba los harapos.
La guerra había erizado los caminos.
Olor a invierno y sangre
emanaba de Europa
como de un matadero abandonado.
Mientras tanto los dueños
del carbón,
del hierro,
del acero,
del humo,
de los bancos,
del gas,
del oro,
de la harina,
del salitre,
del diario El Mercurio,
los dueños de burdeles,
los senadores norteamericanos,
los filibusteros
cargados de oro y sangre
de todos los países,
eran también los dueños
de la Historia.
Allí estaban sentados
de frac,ocupadísimos en dispensar condecoraciones,
en regalarse cheques a la entrada
y robárselos a la salida,
en regalarse acciones de la carnicería y repartirse a dentelladas
trozos de pueblo y de geografía.
Entonces con modesto
vestido y gorra obrera,
entró el viento,
entró el viento del pueblo.
Era Lenin.
Cambió la tierra,el hombre,a vida.
El aire libre revolucionario
trastornó los papeles
manchados.
Nació una patria
que no ha dejado de crecer.
Es grande como el mundo,pero cabe
hasta en el corazón del más
pequeño trabajador de usina o de oficina,de agricultura o barco.
Era la Unión Soviética.
Junto a Lenin Stalin avanzaba
y así,con blusa blanca,
con gorra gris de obrero,
Stalin,con su paso tranquilo,
entró en la Historia acompañado
de Lenin y del viento.
Stalin desde entonces
fue construyendo.
Todo hacía falta.
Lenin recibió de los zares
telarañas y harapos.
Lenin dejó una herencia
de patria libre y ancha.
Stalin la pobló con escuelas y harina,
imprentas y manzanas.
Stalin desde el Volga hasta la nieve
del Norte inaccesible puso su mano y en su mano un hombre comenzó a construir.
Las ciudades nacieron.
Los desiertos cantaron
por primera vez con la voz del agua.
Los minerales acudieron,
salieron de sus sueños oscuros,
se levantaron,
se hicieron rieles,ruedas,
locomotoras,hilos que llevaron las sílabas eléctricas por toda la extensión y la distancia.
Stalin construía.
Nacieron de sus manos
cereales,
tractores,
enseñanzas,
caminos,
y él allí,
sencillo como tú y como yo,
si tú y yo consiguiéramos
ser sencillos como él.
Pero lo aprenderemos.
Su sencillez y su sabiduría,
su estructura de bondadoso pan y de acero inflexible nos ayuda a ser hombres cada día,cada día nos ayuda a ser hombres.
¡Ser hombres!
¡Es ésta la ley staliniana!
Ser comunista es difícil.
Hay que aprender a serlo.
Ser hombres comunistas
es aún más difícil,
y hay que aprender de Stalin
su intensidad serena,
su claridad concreta,
su desprecio
al oropel vacío,
a la hueca abstracción editorial.
Él fue directamente
desentrañando el nudo
y mostrando la recta
claridad de la línea,
entrando en los problemas
sin las frases que ocultan
el vacío,
derecho al centro débil
que en nuestra lucha rectificaremos
podando los follajes y mostrando el designio de los frutos.
Stalin es el mediodía,
la madurez del hombre y de los pueblos.
En la guerra lo vieron
las ciudades quebradas
extraer del escombro
la esperanza,
refundirla de nuevo,
hacerla acero,
y atacar con sus rayos
destruyendo
la fortificación de las tinieblas.
Pero también ayudó a los manzanos
de Siberia a dar sus frutas bajo la tormenta.
Enseñó a todos
a crecer,a crecer,
a plantas y metales,
a criaturas y ríos
les enseñó a crecer,
a dar frutos y fuego.
Les enseñó la Paz
y así detuvo
con su pecho extendido
los lobos de la guerra.
Frente al mar de la Isla Negra,en la mañana,icé a media asta la bandera de Chile.
Estaba solitaria la costa y una niebla de plata se mezclaba a la espuma solemne del océano.
A mitad de su mástil,en el campo de azul,la estrella solitaria de mi patria
parecía una lágrima entre el cielo y la tierra.
Pasó un hombre del pueblo,saludó comprendiendo,
y se sacó el sombrero.
Vino un muchacho y me estrechó la mano.
Más tarde el pescador de erizos,el viejo buzo
y poeta,Gonzalito,se acercó a acompañarme bajo la bandera.
«Era más sabio que todos los hombres juntos»,me dijo
mirando el mar con sus viejos ojos,con los viejos ojos del pueblo.
Y luego por largo rato no dijimos nada.
Una ola estremeció las piedras de la orilla.
«Pero Malenkov ahora continuará su obra»,prosiguió levantándose el pobre pescador de chaqueta raída.
Yo lo miré sorprendido pensando:
¿Cómo,cómo lo sabe?
¿De dónde,en esta costa solitaria?
Y comprendí que el mar se lo había enseñado.
Y allí velamos juntos,un poeta,
un pescador y el mar
al Capitán lejano que al entrar en la muerte dejó a todos los pueblos,como herencia,su vida.
Pablo Neruda✒
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