✔6. La insurrección de octubre en Petrogrado. - Detención del Gobierno provisional. - El II Congreso de los Soviets y formación del Gobierno soviético. - Decretos del II Congreso de los Soviets sobre la paz y sobre la tierra. - Triunfa la Revolución Socialista. - Causas del triunfo de la Revolución Socialista.
Los bolsheviques comenzaron a prepararse enérgicamente para la insurrección. Lenin señaló que, teniendo como tenían ya mayoría en los Soviets de diputados obreros y soldados de las dos capitales, Moscú y Petrogrado, los bolsheviques podían y debían tomar en sus manos el Poder. Haciendo el balance del camino recorrido, Lenin subrayaba: "La mayoría del pueblo está con nosotros". En sus artículos y cartas al Comité Central y a las organizaciones bolsheviques, Lenin trazaba un plan concreto para la insurrección: decía cómo debían utilizarse las unidades militares, la flota y los guardias rojos, qué puntos decisivos era necesario ocupar en Petrogrado para garantizar el éxito de la insurrección, etc.
El 7 de octubre, Lenin se trasladó clandestinamente de Finlandia a Petrogrado. El 10 de octubre de 1917, se celebró la histórica sesión del Comité Central del Partido bolshevique, en la que se acordó dar comienzo a la insurrección armada pocos días después. La histórica resolución aprobada por el C.C. del Partido y redactada por Lenin decía:
"El C.C. reconoce qua tanto la situación internacional de la revolución rusa (insurrección de la flota alemana, signo agudo de la marcha ascendente de la revolución socialista mundial en toda Europa, luego la amenaza de una paz entre imperialistas con el fin de estrangular la revolución en Rusia), como la situación militar (decisión indudable de la burguesía rusa y de Kerenski y Cía. de entregar Petrogrado a los alemanes) y la conquista por el Partido proletario de la mayoría dentro de los Soviets; unido todo ello a la insurrección campesina y al viraje de la confianza del pueblo hacia nuestro Partido (elecciones de Moscú); y, finalmente, la preparación manifiesta de una segunda korniloviada (evacuación de tropas de Petrogrado, concentración de cosacos en esta capital, cerco de Minsk por los cosacos, etc.), pone a la orden del día la insurrección armada.
Reconociendo, pues, que la insurrección armada es inevitable y se halla plenamente madura, el C.C. insta a todas las organizaciones del Partido a guiarse por esto y a examinar y resolver desde este punto de vista todos los problemas prácticos (Congreso de los Soviets de la región Norte, salida de tropas de Petrogrado, acciones en Moscú y Minsk, etc)" (Lenin, t. XXI, pág. 330, ed. rusa).
Intervinieron y votaron en contra de esta histórica resolución dos miembros del C.C.: Kamenev y Zinoviev. También ellos soñaban, como los mensheviques, con una República parlamentaria burguesa e injuriaban a la clase obrera, afirmando que no era lo bastante fuerte para realizar la revolución socialista, que no estaba aún capacitada para tomar el Poder.
Trotski, aunque en esta sesión no votó abiertamente contra la resolución del C.C., presentó una enmienda a ella que, de haberse aceptado, habrá reducido a la nada y hecho fracasar la insurrección. Propuso que ésta no comenzase hasta la apertura del II Congreso de los Soviets, lo que equivalía a dar largas a la insurrección, a fijar de antemano el día en que había de estallar, poniendo en guardia con ello al Gobierno provisional.
El C.C. del Partido bolshevique envió delegados con plenos poderes a la cuenca del Donetz, al Ural, a Helsingfors, a Cronstadt, al frente sudoccidental, etc., con el fin de organizar sobre el terreno la insurrección. Los camaradas Voroshilov, Molotov, Dzerzhinski, Ordzhonikidse, Kirov, Kaganovich, Kuibyshev, Frunze, Yaroslavski y otros recibieron misiones especiales del Partido para dirigir la insurrección en distintos lugares. En el Ural, en Shadrinsk, entre las tropas, actuó el camarada Zhdanov. En el frente occidental, en Bielorrusia, fue el camarada Ezhov el que preparó para la insurrección a la masa de los soldados. Los delegados del C.C. pusieron en conocimiento de los dirigentes de las organizaciones bolsheviques de base el plan de la insurrección y los estimularon a preparar y movilizar sus fuerzas para ayudar al movimiento en Petrogrado.
Se creó, por el mandato del Comité Central del Partido, el Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado, que había de asumir las funciones de Estado Mayor legal de la insurrección.
A la par que ocurría esto, la contrarrevolución apresurábase también a concentrar sus fuerzas. La oficialidad del ejército se organizaba en la entidad contrarrevolucionaria titulada "Liga de Oficiales". Los contrarrevolucionarios creaban por todas partes Estados Mayores para la formación de batallones de choque. Hacia fines de octubre, la contrarrevolución disponía de 43 batallones de éstos. Organizáronse, además, batallones formados exclusivamente por los "Caballeros de San Jorge".
El Gobierno de Kerenski planteó el problema de su traslado de Petrogrado a Moscú. Esto indicaba que estaba preparando la entrega de Petrogrado a los alemanes, para atajar la insurrección en esta capital. Pero la protesta de los obreros y soldados de Petrogrado obligó al Gobierno provisional a permanecer allí.
El 16 de octubre, se celebró una sesión ampliada del C.C. del Partido bolshevique. En ella se eligió un Centro del Partido encargado de dirigir la insurrección, con el camarada Stalin a la cabeza. Este Centro era el núcleo dirigente del Comité Militar Rvolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado y fue el que dirigió prácticamente toda la insurrección.
En esta sesión del C.C., los capituladores Zinoviev y Kamenev volvieron a pronunciarse contra la insurrección. Y habiendo obtenido la merecida réplica, combatieron abiertamente desde la prensa a la insurrección y al Partido. El 18 de octubre, un periódico menshevique titulado "Novaia Zhisn" ("Vida Nueva") publicó una declaración de Kamenev y Zinoviev, manifestando que los bolsheviques preparaban una insurrección y que ellos consideraban esta insurrección como una aventura. Con ello, Kamenev y Zinoviev ponían en conocimiento de los enemigos la decisión del C.C. acerca del movimiento y de su organización para una fecha inmediata. Este acto era una traición. Lenin escribió, a propósito de esto: "Kamenev y Zinoviev han delatado a Rodzianko y a Kerenski el acuerdo del C.C. de su Partido sobre la insurrección armada". Y planteó ante el Comité Central la expulsión del Partido de Zinoviev y Kamenev.
Los enemigos de la revolución, prevenidos por los traidores, comenzaron a tomar sin pérdida de tiempo las medidas necesarias para atajar la insurrección y aplastar al Estado Mayor dirigente de la revolución, al Partido bolshevique. El Gobierno provisional celebró un Consejo de ministros secreto, en el que se acordaron las medidas de lucha contra los bolsheviques. El 19 de octubre, el gobierno trajo apresuradamente tropas del frente a Petrogrado. Comenzaron a pulular por las calles patrullas reforzadas. En Moscú, es donde la contrarrevolución logró concentrar una cantidad muy grande de fuerzas. El Gobierno provisional había trazado el plan de atacar y tomar el palacio del Smolny, sede del Comité Central del Partido bolshevique, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets y aplastar el centro dirigente de los bolsheviques. Para ello, fueron trasladadas a Petrogrado tropas de cuya lealtad creía estar seguro el gobierno.
Pero los días y las horas de vida del Gobierno provisional estaban contados. No había ya fuerza capaz de detener la marcha arrolladora de la Revolución Socialista.
El 21 de octubre, fueron enviados a todas las unidades revolucionarias de tropas comisarios bolsheviques del Comité Militar Revolucionario. Durante los días que precedieron a la insurrección, se desarrolló una enérgica labor preparatoria de la lucha en el seno de las unidades militares y en las fábricas y empresas industriales. Se asignaron también misiones concretas a los barcos de guerra, a los cruceros "Aurora" y "Sariá Svobodi" ("Amanecer de la libertad").
En la sesión del Soviet de Petrogrado, a Trotski, fanfarronenado, se le fue la lengua y delató al enemigo la fecha de la insurrección, el día señalado por los bolsheviques para desencadenar el movimiento. Para no dar al Gobierno de Kerenski la posibilidad de hacer fracasar la insurrección armada, el C.C. del Partido decidió comenzar y llevar a cabo la insurrección antes de la fecha proyectada, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets.
Kerenski comenzó a actuar en las primeras horas de la mañana del 24 de octubre (6 de noviembre), dando orden de suspender el periódico titulado "Rabochi Put" ("La Senda Obrera"), órgano central del Partido bolshevique, y enviando los carros de asalto al local de la redacción de este periódico y al de la imprenta de los bolsheviques. Pero, hacia las 10 de la mañana, siguiendo instrucciones del camarada Stalin, los guardias rojos y los soldados revolucionarios desalojaron a los carros de asalto y reforzaron la guardia de la imprenta y de la redacción del periódico. Hacia las 11, salió "La Senda Obrera", con un llamamiento para derribar al Gobierno provisional. Al mismo tiempo, y siguiendo instrucciones del Centro del Partido para la insurrección, fueron concentrados urgentemente en el Smolny los destacamentos de soldados revolucionarios y de guardias rojos.
La insurrección había comenzado.
En la noche del 24 de Octubre, se trasladó Lenin al Smolny, para hacerse cargo personalmente de la dirección del movimiento. Durante toda la noche, no cesaron de llegar al Smolny unidades revolucionarias de tropas y destacamentos de guardias rojos. Los bolsheviques los enviaban al centro de la ciudad, a cercar el Palacio de Invierno, donde se había atrincherado el Gobierno provisional.
El 25 de octubre (7 de noviembre), la Guardia Roja y las tropas revolucionarias tomaron las estaciones de ferrocarril, las centrales de Correos y Telégrafos, los Ministerios y el Banco del Estado.
Fue disuelto el Preparlamento.
El Palacio del Smolny, residencia del Soviet de Petrogrado y del Comité Central del Partido bolshevique, convirtióse en Cuartel General de la revolución; era de aquí de donde salían todas las órdenes de batalla.
Los obreros de Petrogrado demostraron en estas jornadas que habían pasado, bajo la dirección del Partido bolshevique, por una buena escuela. Las unidades militares revolucionarias, preparadas para la insurrección por la labor de los bolsheviques, cumplían exactamente las órdenes de batalla que se les daban y se batían en fraternal compenetración con la Guardia Roja. La marina de guerra no desmereció del ejército. Cronstadt era una fortaleza del Partido bolshevique, donde hacía ya mucho tiempo que no se reconocía el Poder del Gobierno provisional. Con el estruendo de sus cañones, enfilados sobre el Palacio de Invierno, el crucero "Aurora" anunció, el 25 de octubre, el comienzo de la nueva era, la era de la Gran Revolución Socialista.
El 25 de octubre (7 de noviembre), se publicó un llamamiento del Partido bolshevique "A los ciudadanos de Rusia". En él se decía que el Gobierno Provisional burgués había sido derribado y que el Poder había pasado a manos de los Soviets.
El Gobierno provisional se había refugiado en el Palacio de Invierno, bajo la protección de los cadetes y de los batallones de choque. En la noche del 25 al 26 de octubre, los obreros, soldados y marinos revolucionarios tomaron por asalto al Palacio de Invierno y detuvieron al Gobierno provisional.
La insurrección armada en Petrogrado había vencido.
El II Congreso de los Soviets de toda Rusia abrió sus sesiones en el Smolny a las 10 y 45 minutos de la noche del 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917, cuando se hallaba en todo su apogeo la insurrección triunfante en Petrogrado, y el Poder, en la capital, había pasado ya de hecho a manos del Soviet de la ciudad.
Los bolsheviques obtuvieron en este Congreso una aplastante mayoría. Los mensheviques, los delegados del "Bund" y los socialrevolucionarios de derecha, viendo que ya no tenían nada que hacer allí, se retiraron del Congreso, no sin antes declarar que renunciaban a tomar parte en sus tareas. En esta declaración hecha pública en el Congreso de los Soviets, calificaban como una "conspiración militar" la Revolución de Octubre. El Congreso puso en la picota a los mensheviques y socialrevolucionarios, manifestando que, no sólo no lamentaba su retirada, sino que se congratulaba de ella, ya que, gracias a la retirada de los traidores, el Congreso se convertía en un verdadero Congreso revolucionario de diputados obreros y soldados.
En nombre del Congreso, fue proclamado el paso de todo al Poder a manos de los Soviets.
En el llamamiento del II Congreso de los Soviets se decía:
"Apoyándose en la voluntad de la inmensa mayoría de los obreros, soldados y campesinos y en la insurrección triunfante llevada a cabo por los obreros y la guarnición de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el Poder".
En la noche del 26 de octubre (8 de noviembre) de 1917, el II Congreso de los Soviets aprobó el decreto sobre la paz. El Congreso proponía a los países beligerantes concertar inmediatamente un armisticio por un plazo mínimo de tres meses, para entablar negociaciones de paz. Al mismo tiempo que se dirigía a los gobierno y a los pueblos de todos los países beligerantes, el Congreso hacía un llamamiento a los "obreros conscientes de las tres naciones más adelantadas de la Humanidad y de los tres Estados más importantes que toman parte en la actual guerra: Inglaterra, Francia y Alemania". E invitaba a estos obreros a que ayudasen a "llevar rápidamente a término la causa de la paz y con ella, la causa de la liberación de las masas trabajadoras y explotadas de toda esclavitud y de toda explotación".
En la noche del mismo día, el II Congreso de los Soviets aprobó también el decreto sobre la tierra, en el que se declaraba "inmediatamente abolida, sin ningún género de indemnización, la propiedad de los terratenientes sobre la tierra". Esta ley se aprobó, tomando como base un mandato campesino general, redactado con arreglo a los 242 mandatos locales formulados por los campesinos. En él se declaraba balido para siempre el derecho de propiedad privada sobre la tierra, que pasaba a ser sustituida por la propiedad de todo el pueblo, del Estado. Las tierras de los terratenientes, de la familia imperial y de la iglesia eran entregadas en disfrute gratuito a todos los trabajadores.
Mediante este decreto, la Revolución Socialista de Octubre entregaba a los campesinos más de 150 millones de hectáreas de tierra, que hasta entonces habían estado en manos de los terratenientes, de la burguesía, de la familia real, de los conventos y de la Iglesia.
Los campesinos quedaban libres del deber de pagar las rentas a los terratenientes, rentas que ascendían a cerca de 500 millones de rublos oro al año.
Todas las riquezas del subsuelo (el petróleo, el carbón y los minerales, etc.), los bosques y las aguas pasaban a ser propiedad del Pueblo.
Finalmente, del II Congreso de los Soviets de toda Rusia salió el primer Gobierno Soviético, el Consejo de Comisarios del Pueblo, formado en su totalidad por bolsheviques. Para presidirlo, fue designado Lenin.
Con esto, terminó sus tareas el histórico II Congreso de los Soviets.
Los delegados del Congreso se diseminaron por el país, para difundir la nueva del triunfo de los Soviets en Petrogrado y asegurar la victoria del Poder Soviético en toda Rusia.
No en todas partes fue tan rápido el paso del Poder a los Soviets. Ya estaba instaurado en Petrogrado el Poder Soviético, y en las calles de Moscú se reñían todavía empeñados y furiosos combates que duraron aún varios días. Antes de consentir que el Poder pasase a manos del Soviet de Moscú, los partidos contrarrevolucionarios, mensheviques y socialrevolucionarios, unidos a los guardias blancos y a los cadetes, desencadenaron la lucha armada contra los obreros y los soldados. Costó varios días aplastar a los facciosos e instaurar en Moscú el Poder de los Soviets.
En el propio Petrogrado y en sus inmediaciones, se hicieron, durante los primeros días del triunfo de la revolución, algunas tentativas contrarrevolucionarias para derrocar el Poder Soviético. El 10 de noviembre de 1917, Kerenski, que ya en plena insurrección había huido de Petrogrado a un sector del frente Norte, concentró algunas unidades de cosacos y las envió sobre Petrogrado, con el general Krasnov a la cabeza. El 11 de noviembre de 1917, la organización contrarrevolucionaria titulada "Comité de salvación de la patria y de la revolución", acaudillada por socialrevolucionarios, desencadenó en Petrogrado una sublevación de cadetes. Pero esta sublevación fue aplastada sin gran esfuerzo. Tras un solo día de lucha, al anochecer del 11 de noviembre, los marinos y los guardias rojos liquidaron la sublevación de los cadetes, y el 13 de noviembre era derrotado el general Krasnov cerca de las alturas de Pulkovo. Lenin dirigió personalmente el aplastamiento de esta sublevación antisoviética, lo mismo que había dirigido la insurrección de Octubre. Su firmeza inquebrantable y su serena seguridad en el triunfo animaban y fundían en un sólido bloque a las masas. El enemigo fue aplastado. Krasnov cayó prisionero y dió su "palabra de honor" de que no volvería a luchar contra el Poder Soviético. Se le puso en libertad bajo esta "palabra de honor"; pero, algún tiempo después, Krasnov traicionaba su palabra de general. Kerenski logró escaparse, disfrazado de mujer, "en dirección desconocida".
También el general Dujonin intentó promover una sublevación en Moguilev, en el Cuartel General del ejército. Cuando el Gobierno Soviético ordenó a Dujonin entablar inmediatemente negociaciones para concertar un armisticio con el mando alemán, este general se negó a cumplir las órdenes del Gobierno. En vista de esto, el Poder Soviético decretó su destitución. El alto mando contrarrevolucionario fue aplastado, y Dujonin pereció a manos de las tropas sublevadas contra él.
Asimismo intentaron una salida contra el Poder Soviético los consabidos oportunistas emboscados en el Partido: Kamenev, Zinoviev, Rykov, Shliapnikov y otros. Estos elementos comenzaron a exigir la formación de "un gobierno socialista homogéneo", con participación de los mensheviques y socialrevolucionarios, a quienes la Revolución de Octubre acababa de derribar. El 15 de noviembre de 1917, el C.C. del Partido bolshevique aprobó una resolución, desechando todo compromiso con estos partidos contrarrevolucionarios y declarando a Kamenev y Zinoviev esquiroles de la revolución. El 17 de noviembre, Kamenev, Zinoviev, Rykov y Miliutin, desconformes con la política del Partido, declararon que dimitían sus puestos en el Comité Central. El mismo día, 17 de noviembre, Noguin, en su nombre y en nombre de Rykov, V. Miliutin, Teodorovich, A. Shliapnikov, D. Riazanov, Yurenev y Larin, que habían entrado a formar parte del Consejo de Comisarios del Pueblo, formuló una declaración de desacuerdo con la política del C.C. del Partido, anunciando que los individuos mencionados dimitían sus cargos en el Gobierno Soviético. La huída de este puñado de cobardes produjo gran júbilo entre los enemigos de la Revolución de Octubre. Toda la burguesía y sus lacayos se frotaban las manos de gusto, chillando acerca del derrumbamiento del bolshevismo y pronosticando el naufragio del Partido bolshevique. Pero este puñado de desertores no consiguió hacer que el Partido vacilase ni un minuto. El Comité Central los cubrió con su desprecio, como a desertores de la revolución y lacayos de la burguesía, sin detenerse un instante en su camino.
En cuanto a los socialrevolucionarios de "izquierda", deseando no perder si influencia entre las masas campesinas, que simpatizaban claramente con los bolsheviques, decidieron no romper con éstos y mantener, por el momento, el frente único con ellos. El Congreso de los Soviets campesinos, celebrado en noviembre de 1917, reconoció todas las conquistas de la Revolución Socialista de Octubre y los decretos del Poder Soviético. Se pactó un acuerdo con los socialrevolucionarios de "izquierda", algunos de los cuales (Kolegaiev, Spiridonova, Proshián y Steinberg) fueron incluidos en el Consejo de Comisarios del Pueblo. Pero este acuerdo sólo se mantuvo en pie hasta la firma de la paz de Brest-Litovsk y la constitución de los Comités de campesinos pobres; la profunda diferenciación de clases que se produjo entonces entre los campesinos, hizo que los socialrevolucionarios de "izquierda", cuya posición reflejaba cada vez más acentuadamente los intereses de los kulaks, desencadenaran una sublevación contra los bolsheviques, siendo aplastados por el Poder Soviético.
Desde octubre de 1917 hasta enero-febrero de 1918, la revolución soviética logró extenderse por toda Rusia. Tan rápido fue el ritmo con que el Poder de los Soviets se fue instaurando a lo largo del territorio del inmenso país, que Lenin hablaba de la "marcha triunfal" del Poder Soviético.
La Gran Revolución Socialista de Octubre había triunfado.
Entre las diversas causas que determinaron este triunfo tan relativamente fácil de la Revolución Socialista en Rusia, conviene destacar, como fundamentales, las siguientes:
1. La revolución de Octubre se enfrentó con un enemigo tan relativamente débil, tan mal organizado y tan inexperto políticamente, como la burguesía rusa. La burguesía rusa, económicamente débil aun y enteramente dependiente de los suministros al Gobierno, no tenía ni la independencia política ni la iniciativa necesarias para encontrar una salida a la situación. No poseía esa experiencia en las picardías y en los manejos políticos en gran escala que posee, por ejemplo, la burguesía francesa, ni había pasado por la escuela de cambalaches y granujadas de gran estilo en que es maestra, por ejemplo, la burguesía inglesa. La burguesía rusa que, días antes, se esforzaba en llegar a un acuerdo con el zar, derrocado por la revolución de Febrero no supo, al subir al Poder, después de esto, hacer cosa mejor que continuar en sus líneas fundamentales la política del aborrecido autócrata. Abogaba, lo mismo que el zar, por la "guerra hasta la victoria final", a pesar de que la guerra arruinaba y agotaba al país y dejaba exhaustas las energías del pueblo y del ejército. Abogaba, lo mismo que el zar, por la conservación en sus líneas fundamentales de la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, a pesar de que los campesinos perecían por falta de tierras y sucumbían bajo la opresión de los terratenientes. En cuanto a la política seguida respecto a la clase obrera, la burguesía rusa iba todavía más allá que el zar en su odio contra el proletariado, pues no sólo se esforzó en mantener y robustecer la opresión de los patronos, sino que, además, la hacía insoportable, mediante la aplicación de lockouts en masa.
No era, pues, extraño que el pueblo no viese ninguna diferencia esencial entre la política del zar y la de la burguesía y transfiriese al Gobierno provisional de ésta su odio contra el zarismo.
Mientras los partidos oportunistas socialrevolucionario y menshevique conservaron cierta influencia sobre el pueblo, la burguesía pudo atrincherarse detrás de ellos y mantener en sus manos el Poder. Pero, después que los mensheviques y socialrevolucionarios se desenmascararon como agentes de la burguesía imperialista, perdiendo con ello su influencia sobre el pueblo, la burguesía y su Gobierno provisional quedaron en el aire.
2. A la cabeza de la Revolución de Octubre figuraba una clase revolucionaria como la clase obrera de Rusia, templada en las luchas, que había pasado en poco tiempo por dos revoluciones y había sabido conquistar, en vísperas de la tercera revolución, la autoridad de dirigente del pueblo, en su lucha por la paz, por la tierra, por la libertad y por el socialismo.
Si no hubiese existido este dirigente de la revolución, acreedor a la confianza del pueblo, que era la clase obrera de Rusia, no se hubiese logrado tampoco la alianza entre los obreros y los campesinos, sin la cual no habría podido triunfar la Revolución de Octubre.
3. La clase obrera de Rusia contaba con una aliado tan importante en la revolución como eran los campesinos pobres, que formaban la aplastante mayoría de la población campesina. La experiencia de ocho meses de revolución, que valía, indudablemente, por la de decenas de años de desarrollo "normal", no había pasado en vano para las masas trabajadoras del campo. Durante estos meses, habían tenido ocasión de pulsar en la realidad a todos los partidos de Rusia y convencerse de que no eran los kadetes, ni los socialrevolucionarios, ni los mensheviques los que pelearían contra los terratenientes ni derramarían su sangre por los campesinos; de que sólo había en Rusia un partido que no se hallaba vinculado con los terratenientes y que estaba dispuesto a aplastar a éstos para satisfacer las necesidades de los campesinos, y este partido era el Partido bolshevique. Esta circunstancia fue la que sirvió de base real para la alianza del proletariado con los campesinos pobres. La existencia de esta alianza entre la clase obrera y los pobres del campo determinó también la conducta de los campesinos medios, que vacilaron durante largo tiempo y sólo en vísperas de la insurrección de Octubre se orientaron debidamente hacia la revolución, uniéndose a los campesinos pobres.
Huelga demostrar que sin esta alianza la Revolución de Octubre no hubiera podido vencer.
4. La clase obrera tenía a su cabeza un partido tan experto en las luchas políticas como el Partido bolshevique. Sólo un partido como el bolshevique, suficientemente intrépido para conducir al pueblo al asalto decisivo y suficientemente prudente para sortear todos los obstáculos que se alzaban en el camino hacia la meta; sólo un partido así, podía fundir tan hábilmente en un gran torrente revolucionario movimientos revolucionarios tan diversos como el movimiento democrático general por la paz, el movimiento democrático-campesino por la incautación de las tierras de los terratenientes, el movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos por la igualdad de derechos de las naciones y el movimiento socialista de la clase obrera por el derrocamiento de la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado.
Es indudable que la fusión de estas diversas corrientes revolucionarias en un poderoso torrente revolucionario único fue lo que decidió la suerte del capitalismo en Rusia.
5. La Revolución de Octubre estalló en un momento en que la guerra imperialista estaba aún en su apogeo, en que los principales Estados burgueses se hallaban escindidos en dos campos enemigos, en que estos Estados, empeñados en una guerra de unos contra otros y debilitándose mutuamente, no podían inmiscuirse a fondo en los "asuntos de Rusia" interviniendo activamente contra la Revolución de Octubre.
Es indudable que esta circunstancia facilitó considerablemente el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre.
7. La lucha del Partido bolshevique por la consolidación del Poder soviético. - La paz de Brest-Litovsk. - El VII Congreso del Partido.
Para consolidar el Poder Soviético, era necesario destrozar, romper el antiguo aparato del Estado burgués y sustituirlo por el nuevo aparato del Estado Soviético. Era necesario, asimismo, destruir los restos del régimen de castas y de opresión nacional, abolir los privilegios de la Iglesia, acabar con la prensa contrarrevolucionaria y con las organizaciones contrarrevolucionarias de todo género, tanto legales como ilegales, y disolver la Asamblea Constituyente burguesa. Por último, era necesario nacionalizar, tras de la tierra, toda la gran industria, y, sobre todo, salir de la situación de guerra, acabar con la guerra, que era el mayor obstáculo que se oponía a la consolidación del Poder Soviético.
Todas estas medidas fueron llevadas a cabo a la práctica en el transcurso de unos cuantos meses, desde fines de 1917 a mediados de 1918.
Fue roto y liquidado el sabotaje de los funcionarios de los viejos ministerios, organizado por los socialrevolucionarios y los mensheviques. Fueron suprimidos los ministerios, creándose, para sustituirlos, aparatos soviéticos de administración y los correspondientes Comisariados del Pueblo. Se creó el Consejo Supremo de Economía nacional, encargado de dirigir la industria del país. Se organizó la Comisión extraordinaria de toda Rusia (la "Cheka") para luchar con la contrarrevolución y el sabotaje, poniéndose al frente de ella a F. Dzerzhinski. Se dio un decreto creando el Ejército y la Flota Rojos. Fue disuelta la Asamblea Constituyente, que había sido elegido, fundamentalmente, antes de la Revolución de Octubre, y se había negado a confirmar los decretos del II Congreso de los Soviets sobre la paz, sobre la tierra y sobre la instauración del Poder Soviético.
Con el fin de liquidar definitivamente los residuos del feudalismo, del régimen de castas y de la desigualdad de derechos en todos los órdenes de la vida social, se dieron una serie de decretos aboliendo los privilegios de casta, suprimiendo las restricciones nacionales y religiosas, separando la Iglesia del Estado y la escuela de la Iglesia y concediendo igualdad de derechos a las mujeres y a las diversas nacionalidades de Rusia.
En un decreto especial del Gobierno Soviético, que se conoce con el nombre de "Declaración de derechos de los pueblos de Rusia", se estatuyó como ley el libre desarrollo de los pueblos de toda Rusia y su plena igualdad de derechos.
Con el fin de minar la fuerza económica de la burguesía y de organizar la nueva Economía nacional soviética, y, sobre todo, la nueva industria soviética, fueron nacionalizados los bancos, los ferrocarriles, el comercio exterior, la marina mercante y toda la gran industria, en sus diversas ramas: industria carbonífera, metalúrgica, petrolífera, química, de construcción de maquinaria, textil, azucarera, etc.
Con objeto de emancipar al país de su dependencia financiera y de su explotación por los capitalistas extranjeros, fueron anulados los empréstitos exteriores concertados en nombre de Rusia por el zar y el Gobierno provisional. Los pueblos del País Soviético no tenían por qué pagar las deudas contraídas para prolongar la guerra de rapiña y que habían entregado el país esclavizado a las garras del capital extranjero.
Todas estas medidas y otras semejantes atacaban en su raíz las fuerzas de la burguesía, de los terratenientes, de la burocracia reaccionaria y de los partidos contrarrevolucionarios, consolidando considerablemente el Poder Soviético en el interior del país.
Pero la situación del Poder Soviético no podía considerarse plenamente afianzada, mientras Rusia se hallase en estado de guerra con Alemania y Austria. Para consolidar definitivamente el Poder Soviético, era necesario poner fin a la guerra. Por eso, el Partido desplegó su lucha por la paz desde los primeros días del triunfo de la Revolución de Octubre.
El Gobierno Soviético propuso "a todos los países beligerantes y a sus gobierno entablar negociaciones inmediatas para una paz justa y democrática". Pero los "aliados", Inglaterra y Francia se negaron a aceptar la propuesta del Gobierno Soviético. En vista de la negativa de Francia e Inglaterra a entablar negociaciones de paz, el Gobierno Soviético, cumpliendo la voluntad de los Soviets, decidió entrar en negociaciones con Alemania y Austria.
Estas negociaciones comenzaron el 3 de diciembre, en Brest-Litovsk. El 5 de diciembre, se firmó el convenio de armisticio, es decir, de suspensión temporal de las hostilidades.
Las negociaciones de paz se desarrollaron en una situación en que la Economía nacional se derrumbaba, en que todo el país estaba cansado de la guerra, las unidades militares abandonaban las trincheras y los frentes se desmoronaban. Durante las negociaciones se puso de manifiesto que los imperialistas alemanes pretendían apoderarse de enormes porciones del territorio del antiguo imperio zarista y convertir a Polonia, a Ucrania y a los países del Báltico en Estados vasallos de Alemania.
Continuar la guerra en estas condiciones equivalía a jugarse a una carta la existencia de la República soviética, que acababa de nacer. Planteábase ante la clase obrera y los campesinos la necesidad de aceptar las duras condiciones de paz, y de replegarse ante el bandolero más peligroso por aquel entonces, el imperialismo alemán, para obtener una tregua, robustecer el Poder Soviético y crear un nuevo ejército, el Ejército Rojo, capaz de defender al país contra los ataques de sus enemigos.
Todos los contrarrevolucionarios, comenzando por los mensheviques y los socialrevolucionarios y acabando por los guardias blancos más caracterizados, desplegaron una campaña rabiosa de agitación contra la firma de la paz. Su línea era clara: aspiraban a romper las negociaciones de paz, provocar la ofensiva de los alemanes y exponer a un golpe al naciente Poder Soviético, poniendo en peligro las conquistas de los obreros y los campesinos.
En esta empresa tenebrosa, tenían por aliados a Trotski y a su escudero Bujarin, quien, en unión de Radek y de Piatakov, acaudillaba el grupo antibolshevique que se disfrazaba con el nombre de grupo de los "comunistas de izquierda". Trotski y el grupo de los "comunistas de izquierda" libraron en el seno del Partido una lucha furiosa contra Lenin, exigiendo la continuación de la guerra. Estas gentes hacían claramente el juego a los imperialistas alemanes y a los contrarrevolucionarios dentro del país, ya que laboraban por exponer a la naciente República Soviética, carente aun de ejército, a los golpes del imperialismo alemán.
Era, verdaderamente, una política de provocadores, hábilmente disfrazada con frases izquierdistas.
El 10 de febrero de 1918, se interrumpieron las negociaciones de paz de Brest-Litovsk. A pesar de que Lenin y Stalin insistían, en nombre del C.C. del Partido bolshevique, en que se firmase la paz, Trotski, que era presidente de la delegación soviética de paz enviada a Brest, traicionó abiertamente las instrucciones concretas del Partid bolshevique. Declaró que la República Soviética se negaba a firmar la paz en las condiciones propuestas por Alemania, y, al mismo tiempo, comunicó a los alemanes que los Soviets no harían la guerra y continuarían desmovilizando su ejército.
La cosa era monstruosa. Ni los mismos imperialistas alemanes podían pedir más de aquel traidor a los intereses del País Soviético.
El gobierno alemán dio por terminado el armisticio y pasó a la ofensiva. Los restos de nuestro antiguo ejército no hicieron frente al empuje de las tropas alemanas y comenzaron a dispersarse. Los alemanes avanzaban rápidamente, ocupando territorios inmensos y amenazando a Petrogrado. El imperialismo alemán, irrumpiendo en el país de los Soviets, se trazaba como objetivo derrocar el Poder Soviético y convertir al país en una colonia suya. El antiguo ejército zarista, que se derrumbaba, no podía hacer frente a las legiones armadas del imperialismo alemán y se replegaba ante los golpes del ejército enemigo.
Pero la intervención armada de los imperialistas alemanes provocó una potente oleada de ardor revolucionario dentro del país. La clase obrera respondió al grito de "¡La patria socialista está en peligro!" lanzada por el Partido y el Gobierno Soviético, poniendo en pie de guerra numerosas unidades del Ejército Rojo. Los jóvenes destacamentos del nuevo ejército, del ejército del pueblo revolucionario, rechazaron heroicamente la acometida del bandolero imperialista alemán, armado hasta los dientes. En Narva y Pskov, los invasores alemanes se encontraron con una réplica enérgica. Su avance sobre Petrogrado quedó contenido. El día en que fueron rechazadas las tropas del imperialismo alemán -el 23 de febrero- fue el día en que nació el Ejército Rojo.
Ya el 18 de febrero de 1918, el C.C. del Partido bolshevique había aprobado la propuesta de Lenin de enviar un telegrama al gobierno alemán sobre la conclusión inmediata de la paz. Para arrancar condiciones más favorables, los alemanes prosiguieron la ofensiva y hasta el 22 de febrero no se mostró al gobierno alemán dispuesto a firmar la paz, señalando, además, condiciones mucho más duras que las primitivas.
Lenin, Stalin y Sverdlov hubieron de mantener una lucha empeñadísima en el seno del Comité Central contra Trotski, Bujarin y demás trotskistas, hasta conseguir que se tomase el acuerdo de concertar la paz. Lenin señaló que Bujarin y Trotski "ayudabanentorpecían los avances y el desarrollo de la revolución en Alemania" (Lenin, t. XXII, pág. 307, ed. rusa).
El 23 de febrero, acordó el C.C. aceptar las condiciones impuestas por el Mando alemán y firmar el tratado de paz. La traición de Trotski y Bujarin le costó cara a la República de los Soviets. Fueron anexionadas por Alemania, Letonia y Estonia, además de Polonia, y Ucrania quedó separada de la República Soviética y convertida en un Estado vasallo de Alemania. Se impuso, además, al País Soviético la obligación de pagar una contribución de guerra a los alemanes.
Entretanto, los llamados "comunistas de izquierda" proseguían su lucha contra Lenin, hundiéndose cada vez más en el pantano de la traición.
El Buró regional del Partido de Moscú, del que lograron adueñarse temporalmente los "comunistas de izquierda" (Bujarin, Osinski, Yakovleva, Stukov, Mantzev), aprobó una resolución escisionista de desconfianza en el C.C. y declaró que consideraba "casi inevitable la escisión del Partido en un plazo inmediato". Y se llegaba hasta el extremo de incluir en esta resolución un acuerdo antisoviético: "En interés de la revolución internacional -declaraban en ella los "comunistas de izquierda"-, consideramos conveniente aceptar la posibilidad de la pérdida del Poder Soviético, que se está convirtiendo en un Poder puramente formal".
Lenin calificó esta resolución de "peregrina y monstruosa".
Por aquel entonces, el Partido no veía aún clara la causa real de esta conducta antibolshevique de Trotski y de los "comunistas de izquierda". Pero el proceso del Bloque antisoviético derechista-trotskista, celebrado recientemente (a comienzos de 1938), ha revelado que Bujarin y el grupo de "comunistas de izquierda", acaudillado por él, se hallaban ya en aquel tiempo, juntamente con Trotski y los socialrevolucionarios de "izquierda", en relaciones secretas y conspirativas contra el Gobierno de los Soviets. Se ha comprobado que Bujarin, Trotski y sus cómplices en la conjura se proponían como objetivo romper el tratado de paz de Brest-Litovsk, detener a V. I. Lenin, I. V. Stalin e I. M. Sverdlov, asesinarlos y formar un nuevo gobierno, compuesto de bujarinistas, trotskistas y socialrevolucionarios de "izquierda".
A la par que organizaba clandestinamente este complot contrarrevolucionario, el grupo de los "comunistas de izquierda", apoyado por Trotski, atacaba abiertamente al Partido bolshevique, aspirando a escindirlo y a descomponer sus filas. Pero, en aquellos momentos difíciles, el Partido formó un bloque en torno a Lenin, Stalin y Sverdlov y apoyó al Comité Central, tanto en el problema de la paz como en los demás problemas planteados.
El grupo de los "comunistas de izquierda" quedó aislado y derrotado.
Para tomar una decisión definitiva sobre el problema de la paz, se convocó al VII Congreso del Partido bolshevique.
El VII Congreso del Partido abrió sus sesiones el 6 de marzo de 1918. Era el primer Congreso que se convocaba después de la toma del Poder por el Partido bolshevique. Asistieron a él 46 delegados con voz y voto y 58, sin derecho a votar. Estuvieron representados en este Congreso 145.000 afiliados. En realidad, el Partido tenía ya más de 270.000 miembros. Esta diferencia se explica por el carácter urgente del Congreso, que impidió a muchas organizaciones enviar delegados, no habiendo podido hacerlo tampoco las encalvadas en el territorio ocupado por los alemanes.
Informando sobre la paz de Brest-Litovsk, Lenin dijo en este Congreso: "...la dura crisis por la que atraviesa nuestro Partido, con motivo de la formación dentro de él de una oposición de izquierda, es una de las mayores crisis por las que ha pasado la revolución rusa" (Lenin, t. XXII, pág. 321, ed. rusa).
La resolución presentada por Lenin sobre la paz de Brest-Litovsk fue aprobada por 30 votos contra 12 y 4 abstenciones.
Al día siguiente de aprobarse esta resolución, Lenin escribía en su artículo titulado "Una paz desgraciada":
"Insoportablemente duras son las condiciones de paz. Pero, a pesar de todo, la historia se impondrá... ¡A trabajar en la organización, en la organización y en la organización! El porvenir, cualesquiera que sean las pruebas por las que pasemos, es nuestro" (Obra citada, pág. 288).
En la resolución aprobada por el Congreso se advertía que sería inevitable que en el futuro surgiesen también ataques bélicos de los Estados imperialistas contra la República de los Soviets, por cuya razón el Congreso consideraba deber fundamental del Partido tomar las medidas más enérgicas y decisivas con objeto de elevar la disciplina en el seno del Partido y la de los obreros y campesinos en general, poner a las masas en condiciones de defender abnegadamente la patria socialista, organizar el Ejército Rojo e instruir militarmente a toda la población.
El Congreso, después de ratificar la justeza de la línea leninista en el problema de la paz de Brest-Litovsk, condenó la posición de Trotski y de Bujariny estigmatizó el intento de los "comunistas de izquierda", derrotados, de proseguir en el mismo Congreso su labor escisionista.
La firma de la paz de Brest-Litovsk dio al Partido la posibilidad de ganar tiempo para afianzar el Poder Soviético y poner en orden la Economía del país.
La firma de la paz dio al Partido la posibilidad de aprovecharse de los choques existentes dentro del campo imperialista (continuación de la guerra de Austria y Alemania con la Entente), de descomponer las fuerzas del adversario, de organizar la Economía soviética y de crear el Ejército Rojo.
La paz de Brest-Litovsk permitió al proletariado mantener a su lado a los campesinos y acumular fuerzas para aplastar a los generales blancos en el periodo de la guerra civil.
Durante el periodo de la Revolución de Octubre, Lenin había enseñado al Partido bolshevique cómo hay que avanzar resueltamente y sin miedo, cuando se dan las condiciones necesarias para ello. Durante el periodo de la paz de Brest-Litovsk, le enseñó cómo hay que retroceder, ordenadamente, cuando las fuerzas del adversario superan a ciencia cierta las propias, con el fin de preparar con la mayor energía la nueva ofensiva contra el enemigo.
La historia ha confirmado plenamente la justeza de la línea leninista.
En el VII Congreso se tomó el acuerdo de cambiar el nombre del Partido y de redactar un nuevo programa. El Partido pasó a llamarse Partido Comunista de Rusia (bolshevique) -P.C.R. (b)-. Lenin propuso este nombre, por ajustarse exactamente al objetivo que el Partido bolshevique se propone, que es la realización del comunismo.
Para la redacción del nuevo programa del Partido fue elegida una Comisión especial, de la que formaban parte Lenin, Stalin y otros, tomándose como base el proyecto presentado por Lenin.
Como se ve, el VII Congreso realizó una obra histórica formidable: derrotó a los enemigos emboscados dentro del Partido, a los "comunistas de izquierda" y a los troskistas, consiguió sacar al país de la guerra imperialista, logró la paz, y con ella una tregua que permitió al Partido ganar tiempo para organizar el Ejército Rojo, e impuso al Partido la misión de implantar un orden socialista en la Economía nacional.
8. El plan de Lenin para abordar la construcción del socialismo. - Se crean los comités de campesinos pobres y se pone coto a los kulaks. - La sublevación de los socialrevolucionarios de "izquierda" y su aplastamiento. - El V Congreso de los Soviets y aprobación de la Constitución de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia.
Después de concertar la paz y obtener una tregua, el Poder Soviético abordó el problema de desarrollar la construcción del socialismo. Lenin llamaba al periodo, que va desde noviembre de 1917 hasta febrero de 1918, el periodo de "ataque de Guardia Roja contra el capital". Durante el primer semestre del año 1918, el Poder Soviético logró destruir la potencia económica de la burguesía, concentrar en sus manos los puestos de mando de la Economía nacional (las fábricas y empresas industriales, los bancos, los ferrocarriles, el comercio exterior, la marina mercante, etc.), destrozar el aparato del Estado burgués y liquidar victoriosamente los primeros intentos de la contrarrevolución para derrocar el Poder Soviético.
Pero todo esto distaba todavía mucho de ser suficiente. Para poder avanzar, era necesario pasar del derrumbamiento de lo viejo a la construcción de lo nuevo. Por eso, en la primavera de 1918, se inició el paso a la nueva etapa de la construcción socialista, se pasó de la "expropiación de los expropiadores", al afianzamiento organizado de las victorias conseguidas, a la edificación de la Economía nacional soviética. Lenin consideraba necesario aprovecharse hasta el máximum de la tregua para abordar el problema de echar los cimientos de la Economía socialista. Los bolsheviques tenían que aprender a organizar de un modo nuevo la producción y a administrarla. Lenin escribía que el Partido bolshevique había logrado convencer a Rusia y había conseguido arrancarla de manos de los ricos para entregarla al pueblo; ahora, decía Lenin, es necesario que el Partido bolshevique aprenda a gobernar y administrar a Rusia.
En esta etapa, Lenin reputaba como tareas fundamentales las de contabilizar lo que se producía en la Economía nacional y controlar el consumo de todos los artículos producidos. En la economía rusa predominaban los elementos pequeñoburgueses. Millones de pequeños industriales y campesinos formaban el terreno que servía de base para el desarrollo del capitalismo. Estos pequeños empresarios no reconocían ni la disciplina del trabajo ni la disciplina general del Estado; no se sometían a ningún requisito de contabilidad ni de control. En aquellos momentos difíciles, constituía un peligro especialmente grande el elemento pequeño burgués de especulación y mercantilismo, y las tentativas de estos pequeños industriales y comerciantes de enriquecerse a costa de la miseria del pueblo.
El Partido bolshevique desplegó una lucha enérgica contra la desidia en la producción, contra la falta de disciplina de trabajo en la industria. Las masas iban asimilando, lentamente nuevos hábitos de trabajo. Esto hacía que la lucha por una disciplina en el trabajo fuese, durante este periodo, la tarea central.
Lenin señaló la necesidad desplegar la emulación socialista en la industria, de implantar al salario a destajo, de luchar contra el igualitarismo, aplicando, a la par con medidas educativas de persuasión, medidas de coacción contra cuantos pretendieran estafar al Estado, contra los haraganes y los especuladores. Entendía que la nueva disciplina, una disciplina de trabajo, una disciplina de camaradería, una disciplina soviética, sería forjada por los millones de trabajadores en la práctica de su trabajo cotidiano. Y hacía notar que "esta obra llenará toda una época histórica" (Lenin, t. XXIII, pág. 44, ed. rusa).
Todos estos problemas de la construcción del socialismo, los problemas de la creación de nuevas relaciones de producción de tipo socialista, fueron esclarecidos por Lenin en su notable trabajo titulado "Las tareas actuales del Poder Soviético".
Los "comunistas de izquierda", del brazo de los socialrevolucionarios y mensheviques, lucharon también contra Lenin respecto a estos problemas. Bujarin, Osinski y otros se manifestaron en contra de la implantación de una disciplina, en contra de la dirección unipersonal de las empresas, en contra del empleo de especialistas en la industria, en contra de la instauración de un régimen de contabilidad y de control financiero. Y calumniaban a Lenin, afirmando que semejante política representaba la vuelta al régimen burgués. Al mismo tiempo, los "comunistas de izquierda" predicaban la tesis trotskista sobre la imposibilidad de que en Rusia saliese adelante la edificación socialista y triunfase el socialismo.
Detrás de las frases "izquierdistas" de los "comunistas de izquierda" se escondía la defensa de los kulaks, de los haraganes, de los especuladores, que eran enemigos de la disciplina del trabajo y veían con hostilidad la reglamentación por el Estado de la vida económica, el régimen de contabilidad y de control.
Después de perfilar los problemas de la organización de la nueva industria soviética, el Partido bolshevique acometió los problemas del campo. En el campo, estaba en ebullición, por aquel entonces, la lucha de los campesinos pobres contra los kulaks. Estos acaparaban por la fuerza, se apoderaban de las tierras que les habían sido arrebatadas a los terratenientes. Los campesinos pobres estaban necesitados de ayuda. Los kulaks luchaban contra el Estado proletario, negándose a venderle el trigo a precio de tasa. Proponíanse obligar al Estado Soviético, por medio del hambre, a renunciar a la implantación de medidas socialistas. El Partido bolshevique se trazó el objetivo de aplastar a los kulaks contrarrevolucionarios. Para organizar a los campesinos pobres y luchar con éxito contra los kulaks, que disponían del trigo sobrante, se organizó una campaña de los obreros en el campo.
"¡Camaradas obreros! -escribía Lenin- recordad que la revolución atraviesa por una situación crítica. Recordad que sois vosotros y nadie más que vosotros quienes podéis salvar la revolución. Decenas de miles de obreros escogidos, adelantados, entregados a la causa del socialismo, incapaces de rendirse al soborno ni a la rapiña, capaces de crear una fuerza férrea contra los kulaks, los especuladores, los merodeadores, las gentes venales, los desorganizadores: he ahí lo que nos hace falta" (Lenin, t. XXIII, pág. 25, ed. rusa).
"La lucha por el pan es la lucha por el socialismo", dijo Lenin, y bajo esta consigna se desarrolló la organización de los obreros para la campaña en las aldeas. Se dictó una serie de decretos por los que se instauraba una dictadura del abastecimiento y se concedían a los órganos del Comisariado de Abastecimiento poderes extraordinarios para comprar trigo a precios de tasa.
Por un decreto del 11 de junio de 1918, fueron creados los Comités de campesinos pobres. Esto Comités desempeñaron un gran papel en la lucha contra los kulaks, en el nuevo reparto de las tierras confiscadas y la distribución de los aperos de labranza y del ganado de labor, en la adquisición a los kulaks de los productos sobrantes y en avituallamiento de los centros obreros y del Ejército Rojo. 50 millones de hectáreas de tierras detentadas por los kulaks pasaron a manos de los campesinos pobres y medios. Y fue confiscada a los kulaks, en beneficio de los campesinos pobres, una parte considerable de los medios de producción.
La organización de estos Comités de campesinos pobres representó una etapa de avance en la marcha de la revolución socialista en el campo. Estos comités eran los baluartes de la dictadura del proletariado en la aldea. Y fueron, además, en una medida considerable, el cauce a través del cual se reclutaron los cuadros del Ejército Rojo entre la población campesina.
La campaña de los proletarios en las aldeas y la organización de los Comités de campesinos pobres afianzaron el Poder Soviético en el campo y tuvieron una enorme importancia política para atraer a los campesinos medios al lado del Poder Soviético.
A fines de 1918, después de cumplir su misión, los Comités de campesinos pobres dejaron de existir, fundiéndose con los Soviets rurales.
El 4 de julio de 1918, se abrió el V Congreso de los Soviets. Los socialrevolucionarios de "izquierda" desplegaron en este Congreso una lucha rabiosa contra Lenin, en defensa de los kulaks. Exigieron que se pusiese fin a la campaña contra los kulaks y se renunciase a enviar al campo destacamentos obreros encargados del abastecimiento. Y cuando se convencieron de que su actitud encontraba una resistencia firme por parte de la mayoría del Congreso, organizaron una sublevación en Moscú, se apoderaron de una calle y comenzaron a cañonear desde ella el Kremlin. Pero, en término de pocas horas, esta aventura socialrevolucionaria de "izquierda" fue aniquilada por los bolsheviques. Y aunque las organizaciones locales de los socialrevolucionarios de "izquierda" intentaron también sublevarse en una serie de puntos del país, la aventura fue rápidamente liquidada en todas partes.
Como ha venido a demostrar últimamente el proceso contra el Bloque antisoviético derechista-trotskista, la sublevación de los socialrevolucionarios de "izquierda" se produjo con conocimiento y de acuerdo con Bujarin y Trotski, y formaba parte del plan general de un complot contrarrevolucionario de los bujarinistas, los trotskistas y los socialrevolucionarios de "izquierda" contra el Poder Soviético.
Por aquellos mismos días, el socialrevolucionario de "izquierda" Bliumkin, que más tarde había de pasar a ser agente de Trotski, se deslizó en la embajada alemana y, con el fin de provocar una guerra con Alemania, asesinó al embajador alemán en Moscú, Mirbach. Pero el Gobierno Soviético logró evitar la guerra y hacer fracasar la provocación de los contrarrevolucionarios.
En el V Congreso de los Soviets fue aprobada la Constitución de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, la primera de todas las constituciones soviéticas.
RESUMEN
Durante los ocho meses que van desde febrero a octubre de 1917, el Partido bolshevique realiza una dificilísima labor: conquista la mayoría de la clase obrera y, dentro de los Soviets, atrae al lado de la Revolución Socialista a millones de campesinos. Arranca a estas masas a la influencia de los partidos pequeño-burgueses (socialrevolucionarios, mensheviques, anarquistas) y va desenmascarando paso a paso, la política de esto partidos, dirigida contra los intereses de los trabajadores. El Partido bolshevique despliega una labor política gigantesca en el frente y en la retaguardia, preparando a las masas para la Revolución Socialista de Octubre.
Los momentos decisivos en la historia del Partido bolshevique durante este periodo, fueron: la llegada de Lenin de la emigración, sus Tesis de Abril, la Conferencia de Abril del Partido y el VI Congreso de éste. Los acuerdos del Partido infundieron a la clase obrera fuerza y seguridad en el triunfo y le dieron soluciones para los problemas más importantes de la Revolución. La Conferencia de Abril encaminó al Partido hacia la lucha por el paso de la revolución democráticoburguesa a la revolución socialista. El VI Congreso orientó al Partido hacia la insurrección armada contra la burguesía y su gobierno provisional.
Los partidos oportunistas, socialrevolucionarios y mensheviques, anarquistas y demás partidos no comunistas, coronaron su trayectoria: todos ellos se convirtieron, ya antes de la Revolución de Octubre en partidos burgueses, defendiendo la integridad y la conservación del régimen capitalista. Sólo el Partido bolshevique dirigió a las masas en su lucha por el derrocamiento de la burguesía y la instauración del Poder de los Soviets.
Al mismo tiempo, los bolsheviques aplastaron los intentos de los capituladores dentro del partido, los intentos de Zinoviev, Kamenev, Rykov, Bujarin, Trotski, Piatakov y otros de desviar al Partido del camino de la Revolución Socialista.
La clase obrera, dirigida por el Partido bolshevique, aliada a los campesinos pobres y apoyada por los soldados y marinos, derribó el Poder de la burguesía, instauró el Poder de los Soviets, fundó un nuevo tipo de Estado, el Estado soviético socialista, abolió la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, entregó ésta en disfrute a los campesinos, nacionalizó toda la tierra del país, expropió a los capitalistas, puso término a la guerra conquistando la paz, obtuvo la necesaria tregua y creó con ello las condiciones indispensables para el desarrollo de la construcción socialista.
La Revolución Socialista de Octubre destruyó el capitalismo, arrebató a la burguesía los medios de producción y convirtió las fábricas y empresas industriales, la tierra, los ferrocarriles y los bancos en propiedad de todo el pueblo, en propiedad social.
Instauró la dictadura del proletariado y entregó la dirección de un inmenso Estado a la clase obrera, convirtiéndola con ello en clase dominante.
Con esto, la Revolución Socialista de Octubre abre en la historia de la Humanidad una nueva era, la era de las revoluciones proletarias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario