El trabajo infantil es una de las expresiones más brutales de la explotación capitalista.
Le arrebata a los niños la infancia,el derecho a educarse,a jugar,a desarrollarse plenamente como seres humanos.
Lejos de ser un “mal necesario” o una consecuencia inevitable de la pobreza,es la muestra descarnada de un sistema que prefiere exprimir hasta la última gota de fuerza de trabajo,incluso de los más vulnerables,antes que garantizar condiciones dignas para las familias trabajadoras.
No hay nada “natural” en que un niño trabaje.
Es el resultado directo de la desigualdad social: mientras una minoría concentra la riqueza y vive con lujos inimaginables,millones de niños en el mundo se ven obligados a sostener con sus manos pequeñas el hambre de sus hogares.
Esos niños no estudian,no acceden a la cultura,no juegan.
Su futuro queda hipotecado para reproducir el círculo de explotación que el capitalismo necesita perpetuar.
La clase obrera debe comprender que la lucha contra el trabajo infantil no es solo una lucha moral,es una lucha política y de clase.
Significa exigir salarios dignos para los adultos,condiciones laborales estables y el acceso universal a la educación gratuita y de calidad.
Cada niño que trabaja representa un puesto de trabajo que el capital utiliza para abaratar costos,precarizar condiciones y dividir a los trabajadores.
Erradicar el trabajo infantil implica también enfrentar la hipocresía de los gobiernos que firman convenios internacionales pero no garantizan su cumplimiento; que declaman contra la explotación pero toleran que en las fábricas,en el campo,en las calles y en los talleres clandestinos se sigan utilizando a niños como mano de obra barata.
La clase obrera tiene el deber de organizarse en sindicatos,movimientos sociales y partidos que pongan en el centro de su programa la defensa de la niñez trabajadora.
No basta con denunciar: hay que luchar por una transformación social que asegure a los niños el presente y futuro que les corresponde.
El trabajo infantil es un crimen contra la humanidad,y su eliminación debe ser una bandera irrenunciable de la lucha obrera.
Una sociedad que permite que sus niños trabajen es una sociedad enferma; una sociedad que los libera del yugo de la explotación es una sociedad que empieza a caminar hacia la verdadera emancipación.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️
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