ha sido el motor de todas las transformaciones sociales.
Sin embargo,también ha sido la más
castigada por la ignorancia impuesta,por el adoctrinamiento del poder y por la negación sistemática del acceso a una educación crítica y liberadora.
Es por eso que hoy,más que nunca,la clase obrera debe asumir que el estudio y la cultura no son lujos reservados a una élite,sino herramientas imprescindibles para su emancipación.
El capitalismo no teme tanto a la protesta espontánea como a la organización consciente.
Un trabajador que sólo reacciona por hambre o necesidad puede ser reprimido o manipulado; pero un trabajador que estudia,que comprende las raíces de la explotación, que conoce la historia de las luchas populares y que domina los instrumentos de la ciencia y el pensamiento crítico,se convierte en un sujeto revolucionario capaz de transformar la sociedad.
La cultura abre puertas: permite comprender la economía que nos explota, las leyes que nos encadenan,los discursos que nos manipulan.
Permite además rescatar la memoria histórica,esa que los dominadores intentan borrar para que las nuevas generaciones crean que no hay alternativa.
El obrero culto no sólo se defiende mejor en su vida cotidiana,sino que puede transmitir a sus compañeros una visión clara y organizada del mundo.
No hay revolución sin conciencia,y no hay conciencia sin estudio.
La clase obrera debe apropiarse de la filosofía,de la literatura,de la ciencia,de la historia,porque todos esos saberes fueron construidos en gran medida con el trabajo de los pueblos y luego monopolizados por las élites.
Recuperarlos es un acto de justicia y una condición para la libertad.
La ignorancia divide,
la cultura une.
El conocimiento ilumina el camino hacia una sociedad más justa.
Por eso,estudiar no debe verse como una obligación ajena al trabajo,sino como parte inseparable de la lucha de clases.
Ser obrero y ser culto no son caminos distintos: son el mismo sendero hacia la emancipación.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️
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