Abro mi ventana y me encuentro con ella,
siempre resplandeciente,colgada del cielo nocturno,cortejada por millones de estrellas.
Abro mi ventana y recuesto mi cabeza sobre su luz,compañía inseparable de mis desvelos,dama que siempre escucha mis pensamientos; silencios reflexivos.
Abro mi ventana desde un pequeño lugar del mundo,respiro la brisa de una noche de verano;
¡tantas lunas han pasado!
tantas hojas de un libro que nunca se termina de escribir,
¿cuántas historias?
cuántas pupilas brillando en el infinito,
tantos labios con sus besos,
cuántas bocas con sus voces,
tanta locura bailando al compás de la vida,y ella,siempre ahí,venciendo a la muerte,traspasando los tiempos,escuchando mis más altos sueños,mis más temidas pesadillas,
alejando fantasmas.
Abro mi ventana y me baño con esa luz blanca de inalcanzable pureza,donde hallo la paz.
(...)
En esta vida podré abrir muchas ventanas,
mirar muchos cielos,
pero ella sabe que la espero en Montevideo...
porque no hay cielo como el de Montevideo...
porque no hay estrellas que brillen como en Montevideo...
porque no hay besos como los de Montevideo...
porque no hay mar como el de Montevideo...
porque no hay perfume como el de Montevideo...
porque no hay luna,
como la que reina en la noche de Montevideo.
Marcelo Rubèns Balboa✒
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