Sola en su recuerdo,
sola ante el olvido,
sola respirando ese aroma,
se lleva el viento sus mejores suspiros.
Sola en su mirada,
pupilas caídas en los pétalos del pasado,
del te quiero y me despido,
sola en la melancolía,
acompañada por el dolor,
cicatriz,
corazón que palpita
al ritmo del silencio de un reloj detenido.
Sola en la inmensa llama que alumbra el diminuto espacio donde caben millones de recuerdos,
calor de una fogata extinguida,
frío en su pecho,peso en sus hombros,
mantón de manila bordado con el nombre de la flor que sujeta en sus manos ;
noche,luna,pañuelo de espinas,
una rosa blanca,la pureza,
una lágrima negra en el centro del pimpollo.
Sola,esperando que la flor responda la interrogante,
sola la pregunta,
sola la respuesta.
Sola ante el espejo,
reflejo de una dama,
que aunque sangre desde las entrañas se pinta,
con los colores de la vida.
Sola la vida entonces,
sola y parece ser para siempre,
rocío de sal en sus labios,
palabras mudas,besos sordos.
Pero...
la rosa sedienta pierde su brillo,la guarda,entre las hojas de un libro,
sola,en su presente olvidado.
(...)
Regada por el futuro,
la flor renace,nuevas alas se despliegan, levantan vuelo atravesando cúmulos,
despejando el cielo,
se abraza al sol que le ofrenda la más roja de todas las rosas,
ojos de luz,jardín del vidente...
el principio de todos los finales.
Marcelo Rubéns Balboa ✒
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