La luna de ayer se duerme,
la noche pasa,
la estrellas que brillaron ya no están vivas,
desde el ruidoso silencio,
Eugenia se desviste.
Con los pocos colores que le quedan,
sigue soñando amaneceres con vida,
pero la muerte tiene tantos rostros
y la lluvia es cada vez más fría.
Eugenia navega entre las ruinas que dejaron marinos sin barcos,
entre su oleaje de alcohol barato
su tiempo se termina.
Las pocas monedas que le quedan
financian su pieza en una pensión,
donde caen desde su techo,en picada,aves de rapiña.
Su reloj apura al día,
se hace eterna la tristeza que enloquece a sus pupilas perdidas,
el arte cuesta caro cuando es arte,
y de las bocas salen palabras con espinas.
Llorando sin lágrimas,
plasma en un lienzo su esencia,
agotando los pigmentos,
derramando miles de historias;
Eugenia,se alista.
Ella es una artista en donde no hay artistas,su pincel eterniza su juventud ya perdida,y deja como confesión una obra,nacida desde la sangre de sus alas prohibidas.
(...)
Eugenia vuela hacia donde son apreciados los colores,
su obra resplandece,allí,en donde no existe el olvido.
Si la ven por algún mundo,díganle,
que su sentir me ha dictado estas líneas que escribo...
en mi galería sin notables,
en el cielo de su sonrisa.
Marcelo Rubéns Balboa ✒
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