Cierra sus párpados,
sus alas se despliegan,
desde la tierra,
levanta vuelo,
solo existe su flor en su jardín de estrellas,
en su anhelado cielo.
Solitario viaje,
silencioso suspiro,
ella construye su barca
para visitar otro mundo.
Hay un lugar para su flor,
para su corazón,
para sus recuerdos,
para sus espinas y sus sombras,
para la luna y su alma blanca,
para un tibio sol ;
para el amor.
Un adiós sin despedida,
un tiempo sin reloj,
recorrido espacial,
la búsqueda de algún rostro,
quizás de algún dios,
el eco de muchas voces ;
su voz.
Felicidad azul,
ella canta su canción,
aire fresco de un mar dulce acaricia su cuerpo desnudo,
brillan sus pupilas,
sus labios se mojan,
sus manos se entrelazan
con otras manos,
baila la locura abrazada a la cordura,
sonríe ;
reconoce su verdad.
Viaja,
liberada de equipaje,
su flor lanza su aroma libre,
sentimientos de un sueño,
su amanecer,
su día,
su poema escrito en las nubes.
¿Quién sabrá leer lo que has escrito?
¿Quién lo supo leer mientras dormías?
Marcelo Rubéns Balboa ✒
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