El tiempo histórico exige definiciones claras.
Los verdaderos comunistas —los que mantenemos viva la tradición revolucionaria del proletariado,los que reconocemos en Lenin no un ícono para colgar en una pared sino una guía viva para la acción— tenemos una visión muy distinta de lo que debe ser el Frente Amplio.
No porque queramos imponer un dogma,sino porque entendemos que sin una brújula de clase,sin una orientación estratégica,cualquier fuerza política termina navegando a la deriva y,peor aún,termina siendo absorbida por los intereses de la burguesía nacional e internacional.
Hoy el Frente Amplio enfrenta una crisis profunda,y esta crisis no es simplemente electoral,no es de comunicación,no es de “discurso”.
Es una crisis política,ideológica y moral.
Y es producto directo de la renuncia progresiva a representar los intereses históricos del proletariado.
La dirigencia ha elegido,
una y otra vez,el pacto con el poder real antes que el compromiso con el pueblo que dice defender.
Los comunistas no negamos nuestra pertenencia al Frente Amplio: hemos construido esta herramienta con nuestras manos,con nuestros mártires,con nuestros presos,con nuestras compañeras y compañeros perseguidos durante la dictadura.
Por eso mismo,justamente por amor a esa historia,hoy el Partido debe denunciar lo que está ocurriendo.
Porque lo que se está deteriorando no es una estructura electoral: es un proyecto histórico.
La actual conducción del Frente Amplio —atada de pies y manos por los acuerdos de pasillo,la tibieza ideológica y la presión de un “centro político” inexistente desde el punto de vista de la lucha de clases— ha permitido que la deriva sea conducida por sectores que hace tiempo eligieron la adaptación al sistema.
Ese rumbo,si no se corrige de forma radical,sólo puede llevar a un desenlace: la ruptura entre la militancia de base —la que sostiene el proyecto con sacrificio diario— y una dirigencia que ha olvidado al pueblo trabajador.
Los comunistas nunca le tenemos miedo a la verdad.
Y la verdad es que,si el Frente Amplio continúa entregando su línea política a la conciliación con los poderosos,a la moderación vacía,al cálculo electoral sin convicción,llegará un punto en el que permanecer dentro dejará de ser un acto de responsabilidad histórica. Porque nadie se queda en un barco que ya no tiene timón y que avanza hacia donde sopla el viento de los grandes intereses económicos.
Lenin nos enseñó que una organización que renuncia a ser herramienta del proletariado se convierte,inevitablemente,en un obstáculo para su liberación.
El Frente Amplio nació para disputar poder real.
Para frenar los abusos del capital,para defender la soberanía,para llevar adelante transformaciones profundas.
No nació para convertirse en un administrador prolijo de un sistema injusto.
No nació para pedir disculpas por ser de izquierda.
No nació para rendir homenaje al “diálogo” mientras el capital aplasta sin diálogo posible a los trabajadores.
Los comunistas debemos ser claros:
si no se corrige el rumbo,
si no se vuelve a la defensa frontal de los intereses de clase,si no se recupera la audacia histórica del campo popular,entonces lo correcto —lo históricamente correcto— será abandonar este barco a la deriva.
No por capricho.
No por sectarismo.
No por orgullo.
Sino porque nuestra lealtad es con el proletariado.
Con el trabajador precarizado.
Con la mujer explotada.
Con el joven sin oportunidades.
Con el jubilado olvidado.
Con quienes cargan el peso del país en sus espaldas mientras una minoría vive del trabajo ajeno.
Los comunistas pertenecemos al Frente Amplio,sí.
Pero pertenecemos porque soñamos con un Frente Amplio que sea digno de su historia,de sus mártires,de sus luchas.
Si ese Frente Amplio renuncia a sí mismo,no deberíamos ser nosotros quienes traicionemos al pueblo para mantener una sigla vacía.
Somos —y seguiremos siendo— el partido de los más humildes,el partido del proletariado,el partido que no se arrodilla.
Y nuestra línea debe ser clara:
O el Frente Amplio vuelve a ser herramienta de los trabajadores,o será el pueblo trabajador quien forje una herramienta nueva.
(...)
🅰️nte este panorama no se debería haber aceptado ningún cargo,y menos el Ministerio de Trabajo,porque ya se sabía por dónde venía la cosa.
Sin embargo,el Secretario General del Partido Comunista ocupa dicho ministerio (?).
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🔸🅰️l Partido Comunista de Uruguay: No olviden que somos el partido del gran Lenin. ☭
☭❗Sean verdaderos comunistas❗☭
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️
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