El silbato del tren rasgó el aire frío de aquella mañana gris,un sonido metálico que parecía anunciar no solo una partida,sino el desgarramiento silencioso de dos almas.
La estación estaba envuelta en una niebla ligera,mezclada con el humo de las locomotoras y el aroma *acre del carbón húmedo. Soldados,madres,esposas y niños se movían como sombras ansiosas,cada uno atrapado en su propio remolino de miedo, esperanza y despedidas.
Él vestía su uniforme impecable,verde oliva, cargado de insignias ganadas en campañas que habían dejado cicatrices visibles e invisibles.
Los parches rojos con la hoz y el martillo brillaban débilmente bajo la luz inestable del amanecer. Tenía las manos firmes,pero los ojos —esos ojos endurecidos por el frente oriental— revelaban una incertidumbre que jamás habría permitido en el campo de batalla.
Ella,con su vestido rojo de lunares blancos,parecía un destello de vida
entre la multitud opaca.
Su cabello,recogido con torpe urgencia,caía en mechones sobre sus mejillas sonrojadas.
La guerra había robado demasiadas cosas,pero no había conseguido extinguir la dulzura de su mirada.
Su mano temblaba cuando la apoyó sobre el pecho de él,sintiendo el latido firme y también la fragilidad que escondía.
—No quería que te vieras obligado a volver —susurró ella,acercando su frente a la de él—. Pensé… pensé que esta vez podrías quedarte.
Él la atrajo hacia sí con un gesto casi desesperado,como si quisiera memorizar el peso exacto de su cuerpo,la curva de su cintura,el aroma a jabón simple y pan recién horneado que siempre la acompañaba.
La apretó contra su pecho,consciente de que esa sensación sería lo que lo sostendría en las noches más oscuras del frente.
—No tengo opción Masha,
la Madre Patria me llama—respondió,su voz quebrándose apenas—.
La guerra no espera… ni perdona.
Ella cerró los ojos,tratando de contener las lágrimas.
Las había derramado tantas veces en silencio,de pie junto a la ventana,contando los días para su regreso. Pero ahora,ahí,frente a él, sabía que si dejaba caer una sola lágrima no podría detener el llanto.
—Prométeme que volverás —dijo finalmente,con un hilo de voz—.
Prométeme que no dejarás que la guerra te lleve… como se ha llevado a tantos.
Él la tomó del rostro con ambas manos,con suavidad reverente,como si estuviera tocando algo sagrado.
—Volveré —le aseguró—. Volveré porque tú me esperas.
Volveré porque tu amor es más fuerte que todo esto.
Sus labios se encontraron en un beso que fue más que una despedida: fue un pacto.
Un acto de resistencia
contra la muerte,contra el miedo,
contra la historia misma.
Alrededor,el mundo parecía desvanecerse.
Solo existían ellos dos: su calor,su temblor compartido,la promesa muda de un futuro incierto pero posible.
El altavoz de la estación estalló con una orden seca: todos los soldados debían abordar.
Él la abrazó por última vez, intenso,prolongado,como quien intenta
retener un instante que sabe irrepetible.
Luego se separó con esfuerzo,sin soltar su mano hasta que el último paso lo obligó a hacerlo.
Ella quedó de pie en el andén,con el vestido rojo agitándose levemente por el viento del tren en movimiento.
Él,desde la ventanilla,levantó la mano en un saludo que llevaba dentro esperanza y dolor.
Cuando el tren se perdió en la humareda,ella finalmente dejó caer las lágrimas que había estado conteniendo.
No sabía cuánto tiempo pasaría,no sabía si volvería a verlo.
Pero sí sabía una cosa: su amor no se rendiría.
No en 1944.
No mientras el eco de su beso siguiera vivo en sus labios.
La guerra podía arrasar ciudades,podía consumir vidas… pero aquel momento,aquella despedida,quedaría para siempre encendida en el corazón de ambos.
(...)
En tiempos de guerra,el amor se convierte en un acto de valentía.
Cada abrazo puede ser el último,cada beso una despedida que pesa como un destino.
Las lágrimas no son solo dolor: son la expresión profunda de todo aquello que vale la pena defender.
Por la madre que espera,
por la tierra que sangra,por los hijos que aún no conocen la paz,
y por el futuro que soñamos incluso entre el estruendo de los cañones.
Amar en la guerra es resistir,es no dejar que la oscuridad venza lo que somos.
Es creer que,aunque todo tiemble,habrá un día en que la vida vuelva a florecer.
Masha,Rusia,año 2005...
aún lo espera.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️
En homenaje a tantos amores,a tantos besos,
a tantas despedidas,al más sublime de los sacrificios en pos de la libertad amenazada por el fascismo.
••••
*Acre: La palabra "acre" tiene dos significados principales en español,dependiendo de si se usa como sustantivo o como adjetivo.
•Como adjetivo:
Se refiere a una cualidad sensorial o de carácter:
Olor o sabor: Fuerte,áspero,penetrante e irritante. Por ejemplo:
"La pólvora deja un olor acre en el aire".
Carácter o modo de expresarse: Áspero, desabrido o falto de amabilidad. Por ejemplo: "El capitán se dirigió a ellos con voz acre".
La etimología de esta acepción proviene del latín acer,acris,que significa 'agudo' o 'penetrante'.
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