🗣️ “En los llamados errores de Stalin está la diferencia entre una actitud revolucionaria y una actitud revisionista.
Se debe ver a Stalin en el contexto histórico en el que se desarrolló,no se debe ver como una especie de bruto,sino que se le debe apreciar en ese contexto histórico particular.
Yo he llegado al comunismo por Papá Stalin y nadie puede decirme que no lea su obra. […]
Mi deber como comunista marxista-leninista es desenmascarar a la reacción oculta tras el revisionismo,oportunismo y trotskismo y enseñar a los camaradas,tanto en acto como en potencia,que no deben aceptar como validos los juicios burgueses,socialdemócratas o incluso otros pseudo-comunistas lacayos de la reacción cuyo verdadero fin es dinamitar el movimiento obrero desde dentro”. (Ernesto "Che" Guevara)
En tiempos donde la historia se reescribe al ritmo de la conveniencia ideológica del poder,recuperar la mirada del Che Guevara sobre Iósif Stalin no es un ejercicio de nostalgia,sino un acto de lucha política e intelectual.
Cuando el Che afirmaba que “en los llamados errores de Stalin radica la diferencia entre una actitud revolucionaria y una actitud revisionista”,no estaba justificando caricaturas ni dogmas,sino reivindicando algo mucho más profundo:
el análisis histórico materialista y la defensa del proyecto socialista frente a su vaciamiento.
El Che entendía —como marxista consecuente— que ningún proceso revolucionario puede ser juzgado fuera de su contexto histórico concreto.
Stalin no gobernó un país estable,ni una democracia liberal consolidada,ni un capitalismo “humanizado”.
Dirigió la construcción del socialismo en un país atrasado,devastado por la guerra civil,rodeado por potencias imperialistas hostiles,sometido a sabotajes internos y amenazas de exterminio externo.
Evaluar ese proceso con la moral abstracta del presente no es crítica: es revisionismo.
El discurso dominante ha reducido a Stalin a la figura de un “sujeto violento”,aislado de las condiciones objetivas y de la lucha de clases real.
Esa reducción no es ingenua.
Cumple una función política precisa: desacreditar la experiencia histórica más avanzada de construcción socialista del siglo XX,separar al movimiento obrero de su propia memoria y convencer a las nuevas generaciones de que toda radicalidad conduce inevitablemente al “totalitarismo”.
El Che rechazaba frontalmente esa operación ideológica.
Cuando afirma “llegué al comunismo por el padre Stalin”,el Che no habla de una devoción personal,sino de una formación política.
Habla del impacto que tuvo la Unión Soviética en millones de jóvenes del mundo que vieron,por primera vez,a un pueblo
derrotar al fascismo,industrializarse
sin burguesía,garantizar trabajo,educación y dignidad a las masas. Stalin,más allá de errores reales y contradicciones,fue una figura central en ese proceso.
Negarlo es negar la historia misma del movimiento comunista.
Aquí aparece el punto nodal de la reflexión del Che:
la diferencia entre una actitud revolucionaria y una revisionista.
La actitud revolucionaria analiza críticamente,pero desde la defensa del proyecto histórico de emancipación.
Reconoce errores para superarlos,no para dinamitar todo el edificio.
El revisionismo,en cambio, utiliza los errores —reales o exagerados— como excusa para abandonar la lucha de clases,reconciliarse con el capitalismo y convertir el socialismo en una caricatura inofensiva.
No es casual que el antistalinismo se haya convertido en una credencial de respetabilidad dentro de la izquierda institucional.
Es el peaje que se paga para ser aceptado por el sistema.
El Che nunca aceptó ese chantaje.
Su coherencia lo llevó a confrontar tanto con el imperialismo como con las desviaciones burocráticas, pero siempre desde una posición de combate,no de renuncia.
Defender la lectura de Stalin, como reclamaba el Che,no significa repetir mecánicamente consignas ni negar contradicciones. Significa estudiar, comprender,debatir y extraer lecciones para las luchas actuales.
Significa rechazar la historia escrita por los "vencedores" y recuperar la voz de los pueblos que intentaron —y en muchos casos lograron— romper las cadenas de la explotación.
En un mundo donde el capitalismo muestra sin pudor su rostro más destructivo,donde la guerra, la miseria y la desigualdad son estructurales,la figura de Stalin vuelve a ser atacada no por lo que fue,sino por lo que representa:
la prueba histórica de que el capitalismo puede ser derrotado.
Por eso el Che insistía en leerlo,en estudiarlo,en contextualizarlo.
No hay revolución sin memoria.
No hay socialismo sin rigor teórico.
Y no hay marxismo sin valentía para defender la propia historia frente a la difamación.
En ese sentido,la postura del Che no es un asunto del pasado: es una trinchera del presente.
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa ✍️
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