El hombre estaba en su isla,solitario,
mirando ese mar,escuchando el sonido del ir y venir de las olas,sumergido en lo más hondo de sus pensamientos.
En eso llegó un pájaro,estaba mojado,temblaba de frío,el hombre lo miró; le dio tanta tristeza verlo,allí,encogido,apenas podía trinar.
Salió el hombre de su letargo,
de su isla,lo tomó entre sus manos,
lo acercó a su pecho para darle calor,
lo contempló por horas;
tan indefenso! tan vulnerable!...
se durmieron.
(...)
A la mañana siguiente lo despertó un canto,el pájaro le hablaba,
sus pupilas se fundieron,
parecía agradecerle al hombre por su protección.
Entonces abrió sus manos,las alzó al cielo y el pájaro salió volando junto con el viento.
El hombre contempló su vuelo hasta que se le perdió en el horizonte.
Fue tan hermoso verlo volar libre! escuchar su canto alegre,que el hombre,comprendió realmente,
lo que había sucedido.
(...)
Y ya su vida no fue la misma,
su isla solitaria se transformó en tierra compartida,no quiere más soledades,
quiere volar libre...
y voló.
Marcelo Rubéns Balboa✒
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