Entrada ¨Lagrimas¨

🔹️"El arte,el artista y otras cuestiones"

🔹️Marcelo Rubéns Balboa《Artista plástico,Montevideo,Uruguay🇺🇾》 En la actualidad,estamos inmersos en un mundo alocadamente globalizado,don...

viernes, 26 de julio de 2019

☆ Ernesto "Che" Guevara✒

¿Qué es un "guerrillero"?
(1959)

Quizá no haya país en el mundo en que la palabra «guerrillero» no sea simbólica de una aspiración libertaria para el pueblo. 

Solamente en Cuba esta palabra tiene un significado repulsivo.

Esta Revolución,libertadora,
en todos sus extremos,
sale también a dignificar esa palabra.

Todos saben que fueron guerrilleros aquellos simpatizantes del régimen de esclavización española que tomaron las armas para defender en forma irregular la corona del rey de España;
a partir de ese momento,
el nombre queda como símbolo,
en Cuba,de todo lo malo,
lo retrógrado,lo podrido del país. 

Sin embargo,el guerrillero es,
no eso,sino todo lo contrario;
es el combatiente de la libertad por excelencia; es el elegido del pueblo,
la vanguardia combatiente del mismo en su lucha por la liberación. 

Porque la guerra de guerrillas no es como se piensa,una guerra minúscula,una guerra de un grupo minoritario contra un ejército poderoso,no; la guerra de guerrillas es la guerra del pueblo entero contra la opresión dominante.

El guerrillero es su vanguardia armada; el ejército lo constituyen todos los habitantes de una región o de un país.
Esa es la razón de su fuerza,
de su triunfo,a la larga o a la corta,
sobre cualquier poder que trate de oprimirlo; es decir,la base y el substratum de la guerrilla está en el pueblo.
No se puede concebir que pequeños grupos armados,por más movilidad y conocimiento del terreno que tengan, puedan sobrevivir a la persecución organizada de un ejército bien pertrechado sin ese auxiliar poderoso.
La prueba está en que todos los bandidos,todas las gavillas de bandoleros,acaban por ser derrotados por el poder central,y recuérdese que muchas veces estos bandoleros representan,para los habitantes de la región,algo más que eso,representan también aunque sea la caricatura de una lucha por la libertad.
El ejército guerrillero,ejército popular por excelencia,debe tener en cuanto a su composición individual las mejores virtudes del mejor soldado del mundo.
Debe basarse en una disciplina estricta.
El hecho de que las formalidades de la vida militar no se adapten a la guerrillera,que no haya taconeo ni saludo rígido,ni explicación sumisa ante el superior,no demuestran de manera alguna que no haya disciplina.
La disciplina guerrillera es interior,
nace del convencimiento profundo del individuo,de esa necesidad de obedecer al superior,no solamente para mantener la efectividad del organismo armado que está integrado,sino también para defender la propia vida.
Cualquier pequeño descuido en un soldado de un ejército regular es controlado por el compañero más cercano.
En la guerra de guerrillas,donde cada soldado es unidad y es un grupo,
un error es fatal.
Nadie puede descuidarse.
Nadie puede cometer el más mínimo desliz,pues su vida y la de los compañeros le va en ello.
Esta disciplina informal,muchas veces no se ve. 

Para la gente poco informada,
parece mucho más disciplinado el soldado regular con todo su andamiaje de reconocimientos de las jerarquías que el respeto simple y emocionado con que cualquier guerrillero sigue las instrucciones de su jefe.
Sin embargo,el ejército de liberación fue un ejército puro donde ni las más comunes tentaciones del hombre tuvieron cabida; y no había aparato represivo,no había servicio de inteligencia que controlara al individuo frente a la tentación.
Era su autocontrol el que actuaba.
Era su rígida conciencia del deber y de la disciplina.
El guerrillero es,además de un soldado disciplinado,
un soldado muy ágil,física y mentalmente.
No puede concebirse una guerra de guerrillas estática.
Todo es nocturnidad.

Amparados en el conocimiento del terreno,los guerrilleros caminan de noche,se sitúan en la posición,
atacan al enemigo y se retiran.
No quiere decir esto que la retirada sea muy lejana al teatro de operaciones; simplemente tiene que ser muy rápida del teatro de operaciones.
El enemigo concentrará inmediatamente sobre el punto atacado todas sus unidades represivas.
Irá la aviación a bombardear,
irán las unidades tácticas a cercarlos,irán los soldados decididos a tornar una posición ilusoria.
El guerrillero necesita sólo presentar un frente al enemigo.
Con retirarse algo,esperarlo,
dar un nuevo combate,
volver a retirarse,ha cumplido su misión específica.
Así el ejército puede estar desangrándose durante horas o durante días.

El guerrero popular,desde sus lugares de acecho,atacará en momento oportuno.

Hay otros profundos axiomas en la táctica de guerrillas.
El conocimiento del terreno debe ser absoluto.
El guerrillero no puede desconocer el lugar donde va a atacar,
pero además debe conocer todos los trillos de retirada así como todos los caminos de acceso o los que están cerrados.
Las casas amigas,y enemigas,
los lugares más protegidos,
aquellos donde se puede dejar un herido,aquellos otros donde se puede establecer un campamento provisional,en fin,conocer como la palma de la mano el teatro de operaciones.
Y eso se hace y se logra porque el pueblo,el gran núcleo del ejército guerrillero,está detrás de cada acción.
Los habitantes de un lugar son acémilas,informantes,enfermeros,
proveedores de combatientes,
en fin,constituyen los accesorios importantísimos de su vanguardia armada.
Pero frente a todas estas cosas;
frente a este cúmulo de necesidades tácticas del guerrillero,habría que preguntarse: «¿por qué lucha?»,
y,entonces surge la gran afirmación:
«El guerrillero es un reformador social.
El guerrillero empuña las armas como protesta airada del pueblo contra sus opresores,y lucha por cambiar el régimen social que mantiene a todos sus hermanos desarmados en el oprobio y la miseria.
Se ejercita contra las condiciones especiales de la institucionalidad de un momento dado y se dedica a romper con todo el vigor que las circunstancias permitan,los moldes de esa institucionalidad.»
Veamos algo importante:
¿qué es lo que el guerrillero necesita tácticamente?
Habíamos dicho,conocimiento del terreno con sus trillos de acceso y escape,velocidad de maniobra,
apoyo del pueblo,lugares donde esconderse,naturalmente.
Todo eso indica que el guerrillero ejercerá su acción en lugares agrestes y poco poblados.
Y,en los lugares agrestes y poco poblados,la lucha del pueblo por sus reivindicaciones se sitúa preferentemente y hasta casi exclusivamente en el plano del cambio de la composición social de la tenencia de la tierra,es decir,el guerrillero es,fundamentalmente y antes que nada,un revolucionario agrario.
Interpreta los deseos de la gran masa campesina de ser dueña,de la tierra, dueña de los medios de producción,
de sus animales,de todo aquello por lo que ha luchado durante años,
de lo que constituye su vida y constituirá también su cementerio.
Por eso,en este momento especial de Cuba,los miembros del nuevo ejército que nace al triunfo desde las montañas de Oriente y del Escambray,de los llanos de Oriente y de los llanos de Camagüey,
de toda Cuba,traen,como bandera de combate,la Reforma Agraria.
Es una lucha quizás tan larga como el establecimiento de la propiedad individual.
Lucha que los campesinos han llevado con mejor o peor éxito a través de las épocas,pero que siempre ha tenido calor popular.
Esta lucha no es patrimonio de la Revolución.
La Revolución ha recogido esa bandera entre las masas populares y la ha hecho suya ahora.
Pero antes,desde mucho tiempo;
desde que se alzaran los vegueros de La Habana; desde que los negros trataran de conseguir su derecho a la tierra en la gran guerra de liberación de los 30 años; desde que los campesinos tomaran revolucionariamente el Realengo 18,la tierra ha sido centro de la batalla por la adquisición de un mejor modo de vida.
Esta Reforma Agraria que hoy se está haciendo,que empezó tímida en la Sierra Maestra,que se trasladó al Segundo Frente Oriental y al macizo del Escambray,que fue olvidada algún tiempo en las gavetas ministeriales y resurgió pujante con la decisión definitiva de Fidel Castro es,conviene repetirlo una vez más,quien dará la definición histórica del «26 de julio».
Este Movimiento no inventó la Reforma Agraria.
La llevará a cabo.
La llevará a cabo íntegramente hasta que no quede campesino sin tierra,
ni tierra sin trabajar. 

En ese momento,quizás,el mismo Movimiento haya dejado de tener el por qué de existir,pero habrá cumplido su misión histórica. 

Nuestra tarea es llegar a ese punto,
el futuro dirá si hay más trabajo a realizar.

Guerra y población campesina
El vivir continuado en estado de guerra crea en la conciencia del pueblo una actitud mental para adaptarse a ese fenómeno nuevo.
Es un largo y doloroso proceso de adaptación del individuo para poder resistir la amarga experiencia que amenaza su tranquilidad.
La Sierra Maestra y otras nuevas zonas liberadas han debido pasar también por esta amarga experiencia.
La situación campesina en las zonas agrestes de la serranía era sencillamente espantosa.
El colono,venido de lejanas regiones con afanes de liberación,había doblado las espaldas sobre las tumbas nuevas que arrancaba su sustento,con mil sacrificios,había hecho nacer las matas de café de las lomas empinadas donde es un sacrificio el tránsito a lo nuevo;
todo con su sudor individual respondiendo al afán secular del hombre por ser dueño de su pedazo de tierra; trabajando con amor infinito ese risco hostil al que trataba como una parte de sí mismo.
De pronto,cuando las matas de café empezaban a florearse con el grano que era su esperanza,aparecía un nuevo dueño de esas tierras.
Era una compañía extranjera;
un geófago local o algún aprovechado especulador inventaba la deuda necesaria.
Los caciques políticos,los jefes de puesto trabajaban como empleados de la compañía o el geófago apresando o asesinando cualquier campesino demasiado rebelde a las arbitrariedades. 
Ese panorama de derrota y desolación fue el que encontramos para unirlo a la derrota,producto de nuestra inexperiencia,en la Alegría de Pío (nuestro único revés en esta larga campaña,nuestra cruenta lección de lucha guerrillera).
El campesinado vio en aquellos hombres macilentos cuya barba,ahora legendaria,empezaba a aflorar,
un compañero de infortunio,
un nuevo golpeado por las fuerzas represivas,y nos dio su ayuda espontánea y desinteresada,
sin esperar nada de los vencidos.
Pasaron los días y nuestra pequeña tropa de ya aguerridos soldados mantuvo los triunfos de La Plata y Palma Mocha.
El régimen reaccionó con toda su brutalidad y el asesinato campesino se hizo en masa.
El terror se desató sobre los valles agrestes de la Sierra Maestra y los campesinos retrajeron su ayuda;
una barrera de mutua desconfianza asomaba entre ellos y los guerrilleros; aquéllos por el miedo a la represalia,
éstos por temor al chivatazo de los timoratos.
Nuestra política,no obstante,
fue justa y comprensiva y la población guajira inició su viraje de retorno a nuestra causa.
La dictadura,en su desesperación y en su crimen,ordenó la reconcentración de las miles de familias guajiras de la Sierra Maestra a las ciudades.
Los hombres más fuertes y decididos,casi todos los jóvenes,prefirieron la libertad y la guerra a la esclavitud y la ciudad.
Largas caravanas de mujeres,
niños y ancianos peregrinaron por los caminos serpenteantes donde habían nacido,bajaron al llano y fueron arrinconados en las afueras de las ciudades.
Por segunda vez Cuba vivía la página más criminal de su historia:
la reconcentración.
Primero lo ordenó Weyler,el sanguinario espadón de la España colonial;ahora lo mandaba Fulgencio Batista,el peor de los traidores y de los asesinos que ha conocido América.
El hambre,la miseria,las enfermedades,las epidemias y la muerte,diezmaron a los campesinos reconcentrados por la tiranía; allí murieron niños por falta de atención médica y de alimentación,
cuando a unos pasos de ellos estaban los recursos que pudieron salvar sus vidas.
La protesta indignada del pueblo cubano,el escándalo internacional y la impotencia de la dictadura en derrotar a los rebeldes,
obligaron al tirano a suspender la reconcentración de las familias campesinas de la Sierra Maestra.
Y otra vez volvieron a las tierras donde habían nacido,miserables,enfermos y diezmados,los campesinos de la Sierra.
Si antes habían sufrido los bombardeos de la dictadura,la quema de su bohío y el asesinato en masa,ahora habían conocido la inhumanidad y barbarie de un régimen que los trató peor que la España colonial a los cubanos de la guerra independentista.
Batista había superado a Weyler.
Los campesinos volvieron con una decisión inquebrantable de luchar hasta vencer o morir,rebeldes hasta la muerte o la libertad.
Nuestra pequeña guerrilla de extracción ciudadana empezó a colorearse de sombreros de yarey; 
el pueblo perdía el miedo,se decidía a la lucha,tomaba decididamente el camino de su redención.
En este cambio coincidía nuestra política hacia el campesinado y nuestros triunfos militares que nos mostraba ya como una fuerza imbatible en la Sierra Maestra.
Puestos en la disyuntiva,todos los campesinos eligieron el camino de la Revolución.
El cambio de carácter de que hablábamos antes se mostraba ahora en toda su plenitud: 
la guerra era un hecho,
doloroso sí,pero transitorio;
la guerra era un estado definitivo dentro del cual el individuo debía adaptarse para subsistir.
Cuando la población campesina lo comprendió,inició las tareas para afrontar las circunstancias adversas que se presentarían.
Los campesinos volvieron a sus conucos abandonados,suspendieron el sacrificio de sus animales guardándolos para épocas peores y se adaptaron también a los ametrallamientos salvajes,creando cada familia su propio refugio individual.
Se habituaron también a las periódicas fugas de las zonas de guerra,
con familias,ganado y enseres,
dejando al enemigo sólo el bohío para que cebaran su odio convirtiéndolo en cenizas.
Se habituaron a la reconstrucción sobre las ruinas humeantes de su antigua vivienda,sin quejas,sólo con odio concentrado y voluntad de vencer.

Cuando se inició el reparto de reses para luchar contra el cerco alimenticio de la dictadura,cuidaron sus animales con amorosa solicitud y trabajaron en grupos,estableciendo de hecho cooperativas para trasladar el ganado a lugar seguro,donando también sus potreros,y sus animales de carga al esfuerzo común.
En un nuevo milagro de la Revolución,
el individualista acérrimo que cuidaba celosamente los límites de su propiedad y de su derecho propio,se unía,por imposición de la guerra,al gran esfuerzo común de la lucha. 

Pero hay un milagro más grande.
Es el reencuentro del campesino cubano con su alegría habitual,
dentro de las zonas liberadas.
Quien ha sido testigo de los apocados cuchicheos con que nuestras fuerzas eran recibidas en cada casa campesina,nota con orgullo el clamor despreocupado,la carcajada alegre del nuevo habitante de la Sierra.
Ese es el reflejo de la seguridad en sí mismo que la conciencia de su propia fuerza ha dado a los habitantes de nuestra porción liberada.

Esa es nuestra tarea futura:
hacer retornar al pueblo de Cuba el concepto de su propia fuerza,
de la seguridad absoluta en que sus derechos individuales,respaldados por la Constitución,son su mayor tesoro.
Más aún que el vuelo de las campanas, anunciará la liberación el retorno de la antigua carcajada alegre,
de despreocupada seguridad que hoy ha perdido el pueblo cubano.



☆ Ernesto "Che" Guevara✒

 

¿Qué es un "guerrillero"?


(1959)


Quizá no haya país en el mundo en que la palabra «guerrillero» no sea simbólica de una aspiración libertaria para el pueblo. Solamente en Cuba esta palabra tiene un significado repulsivo. Esta Revolución,libertadora,en todos sus extremos, sale también a dignificar esa palabra. Todos saben que fueron guerrilleros aquellos simpatizantes del régimen de esclavización española que tomaron las armas para defender en forma irregular la corona del rey de España; a partir de ese momento, el nombre queda como símbolo, en Cuba, de todo lo malo, lo retrógrado, lo podrido del país. Sin embargo, el guerrillero es, no eso, sino todo lo contrario; es el combatiente de la libertad por excelencia; es el elegido del pueblo, la vanguardia combatiente del mismo en su lucha por la liberación. Porque la guerra de guerrillas no es como se piensa, una guerra minúscula, una guerra de un grupo minoritario contra un ejército poderoso, no; la guerra de guerrillas es la guerra del pueblo entero contra la opresión dominante. El guerrillero es su vanguardia armada; el ejército lo constituyen todos los habitantes de una región o de un país. Esa es la razón de su fuerza, de su triunfo, a la larga o a la corta, sobre cualquier poder que trate de oprimirlo; es decir, la base y el substratum de la guerrilla está en el pueblo.
No se puede concebir que pequeños grupos armados, por más movilidad y conocimiento del terreno que tengan, puedan sobrevivir a la persecución organizada de un ejército bien pertrechado sin ese auxiliar poderoso. La prueba está en que todos los bandidos, todas las gavillas de bandoleros, acaban por ser derrotados por el poder central, y recuérdese que muchas veces estos bandoleros representan, para los habitantes de la región, algo más que eso, representan también aunque sea la caricatura de una lucha por la libertad.
El ejército guerrillero, ejército popular por excelencia, debe tener en cuanto a su composición individual las mejores virtudes del mejor soldado del mundo. Debe basarse en una disciplina estricta. El hecho de que las formalidades de la vida militar no se adapten a la guerrillera, que no haya taconeo ni saludo rígido, ni explicación sumisa ante el superior, no demuestran de manera alguna que no haya disciplina. La disciplina guerrillera es interior, nace del convencimiento profundo del individuo, de esa necesidad de obedecer al superior, no solamente para mantener la efectividad del organismo armado que está integrado, sino también para defender la propia vida. Cualquier pequeño descuido en un soldado de un ejército regular es controlado por el compañero más cercano. En la guerra de guerrillas, donde cada soldado es unidad y es un grupo, un error es fatal. Nadie puede descuidarse. Nadie puede cometer el más mínimo desliz, pues su vida y la de los compañeros le va en ello.
Esta disciplina informal, muchas veces no se ve. Para la gente poco informada, parece mucho más disciplinado el soldado regular con todo su andamiaje de reconocimientos de las jerarquías que el respeto simple y emocionado con que cualquier guerrillero sigue las instrucciones de su jefe. Sin embargo, el ejército de liberación fue un ejército puro donde ni las más comunes tentaciones del hombre tuvieron cabida; y no había aparato represivo, no había servicio de inteligencia que controlara al individuo frente a la tentación. Era su autocontrol el que actuaba. Era su rígida conciencia del deber y de la disciplina.
El guerrillero es, además de un soldado disciplinado, un soldado muy ágil, física y mentalmente. No puede concebirse una guerra de guerrillas estática. Todo es nocturnidad. Amparados en el conocimiento del terreno, los guerrilleros caminan de noche, se sitúan en la posición, atacan al enemigo y se retiran. No quiere decir esto que la retirada sea muy lejana al teatro de operaciones; simplemente tiene que ser muy rápida del teatro de operaciones.
El enemigo concentrará inmediatamente sobre el punto atacado todas sus unidades represivas. Irá la aviación a bombardear, irán las unidades tácticas a cercarlos, irán los soldados decididos a tornar una posición ilusoria.
El guerrillero necesita sólo presentar un frente al enemigo. Con retirarse algo, esperarlo, dar un nuevo combate, volver a retirarse, ha cumplido su misión específica. Así el ejército puede estar desangrándose durante horas o durante días. El guerrero popular, desde sus lugares de acecho, atacará en momento oportuno.
Hay otros profundos axiomas en la táctica de guerrillas. El conocimiento del terreno debe ser absoluto. El guerrillero no puede desconocer el lugar donde va a atacar, pero además debe conocer todos los trillos de retirada así como todos los caminos de acceso o los que están cerrados. Las casas amigas, y enemigas, los lugares más protegidos, aquellos donde se puede dejar un herido, aquellos otros donde se puede establecer un campamento provisional, en fin, conocer como la palma de la mano el teatro de operaciones. Y eso se hace y se logra porque el pueblo, el gran núcleo del ejército guerrillero, está detrás de cada acción. Los habitantes de un lugar son acémilas, informantes, enfermeros, proveedores de combatientes, en fin, constituyen los accesorios importantísimos de su vanguardia armada.
Pero frente a todas estas cosas; frente a este cúmulo de necesidades tácticas del guerrillero, habría que preguntarse: «¿por qué lucha?», y, entonces surge la gran afirmación: «El guerrillero es un reformador social. El guerrillero empuña las armas como protesta airada del pueblo contra sus opresores, y lucha por cambiar el régimen social que mantiene a todos sus hermanos desarmados en el oprobio y la miseria. Se ejercita contra las condiciones especiales de la institucionalidad de un momento dado y se dedica a romper con todo el vigor que las circunstancias permitan, los moldes de esa institucionalidad.»
Veamos algo importante: ¿qué es lo que el guerrillero necesita tácticamente? Habíamos dicho, conocimiento del terreno con sus trillos de acceso y escape, velocidad de maniobra, apoyo del pueblo, lugares donde esconderse, naturalmente. Todo eso indica que el guerrillero ejercerá su acción en lugares agrestes y poco poblados. Y, en los lugares agrestes y poco poblados, la lucha del pueblo por sus reivindicaciones se sitúa preferentemente y hasta casi exclusivamente en el plano del cambio de la composición social de la tenencia de la tierra, es decir, el guerrillero es, fundamentalmente y antes que nada, un revolucionario agrario.
Interpreta los deseos de la gran masa campesina de ser dueña, de la tierra, dueña de los medios de producción, de sus animales, de todo aquello por lo que ha luchado durante años, de lo que constituye su vida y constituirá también su cementerio.
Por eso, en este momento especial de Cuba, los miembros del nuevo ejército que nace al triunfo desde las montañas de Oriente y del Escambray, de los llanos de Oriente y de los llanos de Camagüey, de toda Cuba, traen, como bandera de combate, la Reforma Agraria.
Es una lucha quizás tan larga como el establecimiento de la propiedad individual. Lucha que los campesinos han llevado con mejor o peor éxito a través de las épocas, pero que siempre ha tenido calor popular. Esta lucha no es patrimonio de la Revolución. La Revolución ha recogido esa bandera entre las masas populares y la ha hecho suya ahora. Pero antes, desde mucho tiempo; desde que se alzaran los vegueros de La Habana; desde que los negros trataran de conseguir su derecho a la tierra en la gran guerra de liberación de los 30 años; desde que los campesinos tomaran revolucionariamente el Realengo 18, la tierra ha sido centro de la batalla por la adquisición de un mejor modo de vida.
Esta Reforma Agraria que hoy se está haciendo, que empezó tímida en la Sierra Maestra, que se trasladó al Segundo Frente Oriental y al macizo del Escambray, que fue olvidada algún tiempo en las gavetas ministeriales y resurgió pujante con la decisión definitiva de Fidel Castro es, conviene repetirlo una vez más, quien dará la definición histórica del «26 de julio».
Este Movimiento no inventó la Reforma Agraria. La llevará a cabo. La llevará a cabo íntegramente hasta que no quede campesino sin tierra, ni tierra sin trabajar. En ese momento, quizás, el mismo Movimiento haya dejado de tener el por qué de existir, pero habrá cumplido su misión histórica. Nuestra tarea es llegar a ese punto, el futuro dirá si hay más trabajo a realizar. Guerra y población campesina
El vivir continuado en estado de guerra crea en la conciencia del pueblo una actitud mental para adaptarse a ese fenómeno nuevo. Es un largo y doloroso proceso de adaptación del individuo para poder resistir la amarga experiencia que amenaza su tranquilidad. La Sierra Maestra y otras nuevas zonas liberadas han debido pasar también por esta amarga experiencia.
La situación campesina en las zonas agrestes de la serranía era sencillamente espantosa. El colono, venido de lejanas regiones con afanes de liberación, había doblado las espaldas sobre las tumbas nuevas que arrancaba su sustento, con mil sacrificios, había hecho nacer las matas de café de las lomas empinadas donde es un sacrificio el tránsito a lo nuevo; todo con su sudor individual respondiendo al afán secular del hombre por ser dueño de su pedazo de tierra; trabajando con amor infinito ese risco hostil al que trataba como una parte de sí mismo. De pronto, cuando las matas de café empezaban a florearse con el grano que era su esperanza, aparecía un nuevo dueño de esas tierras. Era una compañía extranjera; un geófago local o algún aprovechado especulador inventaba la deuda necesaria. Los caciques políticos, los jefes de puesto trabajaban como empleados de la compañía o el geófago apresando o asesinando cualquier campesino demasiado rebelde a las arbitrariedades. Ese panorama de derrota y desolación fue el que encontramos para unirlo a la derrota, producto de nuestra inexperiencia, en la Alegría de Pío (nuestro único revés en esta larga campaña, nuestra cruenta lección de lucha guerrillera). El campesinado vio en aquellos hombres macilentos cuya barba, ahora legendaria, empezaba a aflorar, un compañero de infortunio, un nuevo golpeado por las fuerzas represivas, y nos dio su ayuda espontánea y desinteresada, sin esperar nada de los vencidos.
Pasaron los días y nuestra pequeña tropa de ya aguerridos soldados mantuvo los triunfos de La Plata y Palma Mocha. El régimen reaccionó con toda su brutalidad y el asesinato campesino se hizo en masa. El terror se desató sobre los valles agrestes de la Sierra Maestra y los campesinos retrajeron su ayuda; una barrera de mutua desconfianza asomaba entre ellos y los guerrilleros; aquéllos por el miedo a la represalia, éstos por temor al chivatazo de los timoratos. Nuestra política, no obstante, fue justa y comprensiva y la población guajira inició su viraje de retorno a nuestra causa.
La dictadura, en su desesperación y en su crimen, ordenó la reconcentración de las miles de familias guajiras de la Sierra Maestra a las ciudades. Los hombres más fuertes y decididos, casi todos los jóvenes, prefirieron la libertad y la guerra a la esclavitud y la ciudad. Largas caravanas de mujeres, niños y ancianos peregrinaron por los caminos serpenteantes donde habían nacido, bajaron al llano y fueron arrinconados en las afueras de las ciudades. Por segunda vez Cuba vivía la página más criminal de su historia: la reconcentración. Primero lo ordenó Weyler, el sanguinario espadón de la España colonial; ahora lo mandaba Fulgencio Batista, el peor de los traidores y de los asesinos que ha conocido América. El hambre, la miseria, las enfermedades, las epidemias y la muerte, diezmaron a los campesinos reconcentrados por la tiranía; allí murieron niños por falta de atención médica y de alimentación, cuando a unos pasos de ellos estaban los recursos que pudieron salvar sus vidas. La protesta indignada del pueblo cubano, el escándalo internacional y la impotencia de la dictadura en derrotar a los rebeldes, obligaron al tirano a suspender la reconcentración de las familias campesinas de la Sierra Maestra. Y otra vez volvieron a las tierras donde habían nacido, miserables, enfermos y diezmados, los campesinos de la Sierra. Si antes habían sufrido los bombardeos de la dictadura, la quema de su bohío y el asesinato en masa, ahora habían conocido la inhumanidad y barbarie de un régimen que los trató peor que la España colonial a los cubanos de la guerra independentista. Batista había superado a Weyler.
Los campesinos volvieron con una decisión inquebrantable de luchar hasta vencer o morir, rebeldes hasta la muerte o la libertad.
Nuestra pequeña guerrilla de extracción ciudadana empezó a colorearse de sombreros de yarey; el pueblo perdía el miedo, se decidía a la lucha, tomaba decididamente el camino de su redención. En este cambio coincidía nuestra política hacia el campesinado y nuestros triunfos militares que nos mostraba ya como una fuerza imbatible en la Sierra Maestra.
Puestos en la disyuntiva, todos los campesinos eligieron el camino de la Revolución. El cambio de carácter de que hablábamos antes se mostraba ahora en toda su plenitud: la guerra era un hecho, doloroso sí, pero transitorio; la guerra era un estado definitivo dentro del cual el individuo debía adaptarse para subsistir. Cuando la población campesina lo comprendió, inició las tareas para afrontar las circunstancias adversas que se presentarían.
Los campesinos volvieron a sus conucos abandonados, suspendieron el sacrificio de sus animales guardándolos para épocas peores y se adaptaron también a los ametrallamientos salvajes, creando cada familia su propio refugio individual. Se habituaron también a las periódicas fugas de las zonas de guerra, con familias, ganado y enseres, dejando al enemigo sólo el bohío para que cebaran su odio convirtiéndolo en cenizas. Se habituaron a la reconstrucción sobre las ruinas humeantes de su antigua vivienda, sin quejas, sólo con odio concentrado y voluntad de vencer.
Cuando se inició el reparto de reses para luchar contra el cerco alimenticio de la dictadura, cuidaron sus animales con amorosa solicitud y trabajaron en grupos, estableciendo de hecho cooperativas para trasladar el ganado a lugar seguro, donando también sus potreros, y sus animales de carga al esfuerzo común. En un nuevo milagro de la Revolución, el individualista acérrimo que cuidaba celosamente los límites de su propiedad y de su derecho propio, se unía, por imposición de la guerra, al gran esfuerzo común de la lucha. Pero hay un milagro más grande. Es el reencuentro del campesino cubano con su alegría habitual, dentro de las zonas liberadas. Quien ha sido testigo de los apocados cuchicheos con que nuestras fuerzas eran recibidas en cada casa campesina, nota con orgullo el clamor despreocupado, la carcajada alegre del nuevo habitante de la Sierra. Ese es el reflejo de la seguridad en sí mismo que la conciencia de su propia fuerza ha dado a los habitantes de nuestra porción liberada. Esa es nuestra tarea futura: hacer retornar al pueblo de Cuba el concepto de su propia fuerza, de la seguridad absoluta en que sus derechos individuales, respaldados por la Constitución, son su mayor tesoro. Más aún que el vuelo de las campanas, anunciará la liberación el retorno de la antigua carcajada alegre, de despreocupada seguridad que hoy ha perdido el pueblo cubano.





miércoles, 10 de julio de 2019

'Ósculo lunar' 🌕

 

🌙 En el cielo del invierno
tiemblan las nubes,
la lluvia golpea mi cristal,
la ciudad duerme,
una mujer levanta vuelo…

                                        🌙

Luna,pupilas en la noche fría,
llamas dormidas...

                      🌙

Hoguera en la piel,
suave perfume...
encanto embriagador.

🌙

En una noche de julio,ella,
me está llamando
para abrigarme con su piel de luna.

                                  🌙

Te alzas sobre mis sombras,
me dejas desnudo;
tú,hermosa rosa con sus espinas,
tú,con tu pálida sonrisa de niña,
tú,con tu cigarrillo,
tú,con tus palabras mudas,
tú,con tu humo de mujer.

🌙

Mágicos reflejos ocultan mis dudas,
te creo hechicera blanca,
porque blanco es mi corazón a la luz de tus latidos.

                           🌙

Detrás del cristal descifro el mapa de tu espalda,
se desvelan todos mis sueños.

🌙

Tus manos acarician mis sienes,
surgen los versos,
arde la poesía...
pluma,derroche de tinta.

                       🌙

Bailan las sombras,
concierto lunar,
tu mojado rostro...
mi suspiro empaña el cristal.

🌙

No hay nada más,
el reloj se detiene esperando el ósculo...

desde tu constelación de estrellas fugaces.

              Marcelo Rubéns Balboa✒ 🌙



viernes, 5 de julio de 2019

࿐ "Alma" ࿐


Alma,pupilas que navegan 
en la inmensidad del cielo,
mar en angustiosa calma,
todas las historias al desnudo;
latidos de sal.

Alma,
su belleza,
su encanto,
su sonrisa,
su llanto callado,
las voces; su voz.

Alma,poema a cielo abierto
recitado con tan solo una mirada.

Alma ofrenda luz y queda ciega
de tanto contemplar el infinito
queriendo engendrar estrellas;
su estrella.

Alma,diosa sin dios,
altar de rocas,
un viento cómplice se lleva,
su confesión.

(...)

Que no diera yo por
abrazar su suspiro,
sus palabras,
su sueño,
su cielo,
su vuelo,
su infierno,
sus llamas,
sus cenizas,
su cigarrillo,
sus caricias;
por creerle a sus besos.

Dichoso aquél que
tan solo por un instante pueda
navegar en su mar,
y descifrar los secretos 
que guarda Alma,
en su alma de mujer.

Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa✍




El Ser ☭

Ser COMUNISTA es la asunción de una posición de clase firme cuya meta es luchar por acabar con el sistema de explotación del hombre por el hombre (capitalismo) e instaurar la sociedad justa y equilibrada (Comunismo Científico) donde,no exista ni opresores ni oprimidos,ni ricos ni pobres;
donde el fruto del trabajo social y colectivo satisfagan las principales necesidades materiales y espirituales,y,donde el soñar,
crear y amar sea la gran realización del genero humano.

Ser COMUNISTA es la convicción de la rebeldía consciente y con conocimiento contra este sistema de cosas injustas (capitalismo) que favorece a una minoría y,somete a la miseria y dolor a la inmensa mayoría del pueblo trabajador,mutilándole el principio de la creatividad y productividad del ser humano para su propia emancipación.

🔸Quienes asumimos el comunismo como ideología y como teoría de la revolución social estamos convencidos de la inevitabilidad de la sustitución del capitalismo,sistema basado en la explotación y la opresión del trabajador,
por otro donde desaparezcan ambas para dar paso a otro nuevo,
sin explotados ni explotadores, 
basado en la justicia social,
la igualdad,la solidaridad,
la plena libertad: el socialismo.

🔸Los comunistas obramos en la teoría y práctica de acuerdo con los objetivos que perseguimos.

🔸El que de palabra es comunista pero actúa como un canalla no es comunista.

🔸Los comunistas no toleramos la explotación ni la injusticia.

🔸Los comunistas odiamos toda clase de opresión y explotación.

🔸Odiamos a los opresores y explotadores. 

🔸Los comunistas somos marxistas, porque analizamos la sociedad y sus contradicciones bajo las ideas de Marx,
no por fanatismo religioso,
sino porque encontramos en ellas la posibilidad de entender como cambiarla,identificando a nuestros aliados entre los desposeídos,privados de libertad y explotados,y reconociendo a nuestros adversarios en quienes usufructúan del trabajo de otros y destruyen el medio ambiente,por el afán de lucro que les permite el derecho a la propiedad,
los medios de producción y los recursos naturales.

🔸Los comunistas nos organizamos para cambiar la realidad en base a principios como la disciplina consiente,
la unidad de acción,la critica y autocrítica,
y el centralismo democrático,
de manera de conjugar la libertad de opinión en la discusión para la construcción colectiva,con la efectividad en la acción de una dirección única y solida como el acero.

🔸Los comunistas somos revolucionarios porque creemos que podemos y debemos cambiar la sociedad por completo.

🔸No es sostenible la vida en la tierra si no concebimos la propiedad,
la producción,el desarrollo o la educación de una manera radicalmente distinta,
no en base a lo que hay,
sino en base a lo que debiera haber si realmente queremos el bienestar de todos y la armonía con la naturaleza.

🔸No luchamos para mejorar este sistema,sino para destruirlo y reemplazarlo por otro al servicio de los oprimidos. 

🔸Luchamos por destruir lo viejo e injusto y construir lo nuevo y justo.

🔸El medio para lograrlo es la lucha de clases del proletariado y la firmeza revolucionaria de este para combatir a la clase antagónica👉la burguesía,cuyos intereses generales y concretos asume el Partido Comunista.
(🔸️"Que el proletariado se coloque bajo la bandera del nacionalismo burgués,depende del grado de desarrollo de las contradicciones de clase,de la conciencia y de la organización del proletariado. El proletariado consciente tiene su propia bandera,ya probada,y no necesita marchar bajo la bandera de la burguesía.“)


(🔸"No se puede hacer una revolución con guantes de seda")

🔸Pero el dominio que ejerce la burguesía en la sociedad no se limita al ámbito económico; es también así en el terreno de la política,la ideología y la cultura.
Lo nuevo que nace y está en desarrollo debe enfrentar,pues,una inmensa fuerza protegida desde el Poder estatal establecido,que nunca cederá un milímetro sin resistencia ni aceptará la pérdida de sus ventajas y privilegios.

🔸A ello hay que sumar el imperialismo y su desbocado expansionismo que no tolera el derecho de los pueblos a la autodeterminación y menos a que se instale el socialismo.

🔸La lucha es,pues,enconada y sin tregua. En todos los terrenos y en todas las formas.

🔸No pocos ceden a las ventajas que le ofrecen a cambio de la abdicación de sus convicciones,a la tentación de la torta burocrática,a los privilegios que les ofrece el capital,o se someten al chantaje y la represión.
🔸Resquebrajada su fortaleza ideológica todo lo demás vendrá por añadidura. 

🔸Así surgen los oportunistas o los tránsfugas del socialismo.

🔸El comunista no es tal por razones solamente éticas o morales,porque le indigna los abusos,la explotación o la pobreza. Sus convicciones nacen de la constatación de que el capitalismo no está en condiciones de resolver las contradicciones fundamentales que aquejan a la sociedad ni de satisfacer las necesidades humanas ni la preservación del medio ambiente. 
Que un mundo mejor y superior es posible. 

🔸Marx advirtió con lucidez que el capitalismo creaba las condiciones materiales para ese cambio,pero también la clase social que la haría posible: 
👉el proletariado.

🔸Asumir el comunismo es marchar siempre contra la corriente,someterse a riesgos y asumir una voluntad de entrega a un ideal justo sin pedir nada en recompensa personal. 

🔸Entender la vida de una manera distinta a la que la entienden la burguesía o el pequeño burgués que se mueven por intereses personales.

🔸No es,pues,fácil ser comunista. 
Como no lo es todo lo que significa cambiar la realidad económica y social.

🔸De un lado,porque existen fuerzas poderosas que buscan perpetuar lo establecido recurriendo a todos los medios: legales e ilegales,ideológicos y coercitivos,de presión o corrupción.
🔸Del otro,porque ser comunista equivale a cambiar él mismo,a dejar de lado concepciones,hábitos y tradiciones decadentes que vienen de atrás,
a ir construyendo nuevos valores,estilos,métodos de trabajo propios del proyecto histórico que aspira construir.

🔸El comunista entiende la política no como ventaja,como aspiración personalista o privilegio a ganar,
sino como entrega a una causa justa al servicio del pueblo.

🔸La política comunista es ajena a toda forma de oportunismo o arribismo.

🔸Los comunistas encuentran siempre inmensas dificultades y retos,amenazas y reveses transitorios,o también trampas y cantos de sirena ofrecidos por el adversario para disuadirlo o corromperlo. 

🔸Y nada hay más legítimo,
noble y elevado que asumir sus banderas,que son las de la humanidad oprimida dueña de su destino,liberada de la explotación del hombre por el hombre.



miércoles, 3 de julio de 2019

📝 𝑪𝒉𝒆 𝑮𝒖𝒆𝒗𝒂𝒓𝒂 《El socialismo y el hombre en Cuba》(1965) ☆

Estimado compañero (*) :

Acabo estas notas en viaje por África,animado del deseo de cumplir,aunque tardíamente,
mi promesa. 
Quisiera hacerlo tratando el tema del título. 

Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos.
Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas,
como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo,
la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados,
se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado.
No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, 
sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. 

Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.

Como es sabido,la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero de 1959,
fue el 26 de julio de 1953. 
Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel Moncada,en la provincia de Oriente. 
El ataque fue un fracaso,el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel,para reiniciar,luego de ser amnistiados,la lucha revolucionaria.
Durante este proceso,en el cual solamente existían gérmenes de socialismo,el hombre era un factor fundamental.
En él se confiaba,individualizado, específico,con nombre y apellido,
y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.

Llego la etapa de la lucha guerrillera. 
Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo,masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia,la guerrilla,motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo.
Fue esta vanguardia el agente catalizador,el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria.
También en ella,en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento,
de la revolución que se operaba en nuestros hábitos,en nuestras mentes,el individuo fue el factor fundamental.
Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias,tiene una historia de hechos notables en su haber.
En base a estos lograba sus grados.
Fue la primera época heroica,
en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad,
de mayor peligro,
sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. 

En nuestro trabajo de educación revolucionaria,volvemos a menudo sobre este tema aleccionador.
En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.

En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria.
Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora,vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica,es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.

En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista.
La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder,
como factor fundamental de fuerza.
Se produjeron enseguida contradicciones seria,resueltas,
en primera instancia,en febrero del 59,cuando Fidel Castro asumió la jefatura de gobierno con el cargo de primer ministro.
Culminaba el proceso en julio del mismo año,al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.
Aparecía en la historia de la Revolución Cubana,ahora con caracteres nítidos,
un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.
Este ente multifacético no es, 
como se pretende,la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría,además,por el sistema impuesto),que actúa como un manso rebaño.
Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes,fundamentalmente a Fidel Castro,pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo,de sus aspiraciones,y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.
La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA;vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.

Vistas las cosas desde un punto de vista superficial,pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado,la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija,ya sean de índole económica,cultural,de defensa, deportiva,etcétera.
La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. 
Otras veces,experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales,siguiendo el mismo procedimiento.
Sin embargo,el Estado se equivoca a veces.
Cuando una de esas equivocaciones se produce,se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman,y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar.
Así sucedió en marzo de 1962 ante una política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante.
Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con las masas. 
Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero,
en el caso de las iniciativas surgidas de estratos superiores del gobierno utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.
Maestro en ello es Fidel,cuyo particular modo de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndolo actuar.
En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor.
Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto,coronado por nuestro grito de lucha y victoria.

Lo difícil de entender,para quien no viva la experiencia de la revolución,es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa,donde ambos se interrelacionan y, 
a su vez,la masa,como conjunto de individuos,se interrelaciona con los dirigentes.

En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular,pero si no se trata de un auténtico movimiento social,
en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo,
el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o 
hasta el fin de las ilusiones populares,impuesto por el rigor de la sociedad capitalista.
En esta,el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que,habitualmente,escapa al dominio de la comprensión. 
El ejemplar humano,enajenado,
tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: 
la ley del valor.
Ella actúa en todos los aspectos de la vida,va modelando su camino y su destino.
Las leyes del capitalismo,invisibles para el común de las gentes y ciegas, 
actúan sobre el individuo sin que este se percate. 
Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito.
Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—,una lección sobre las posibilidades de éxito. 
La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud,no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos. 
(Cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho,al mismo tiempo,lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país,pero ese es un tema que sale de la intención de estas notas.)
De todos modos,se muestra el camino con escollos que aparentemente,un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta.
El premio se avizora en la lejanía; 
el camino es solitario.
Además,es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.
Intentaré,ahora,definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo,en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.
Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho,de producto no acabado.
Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.
El proceso es doble,por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta,por otro,el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. 
Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo,sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles.
La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista;mientras exista,
sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y,
por ende,en la conciencia.

En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países 
que constituyen ramas débiles,fenómeno previsto por Lenin.
En estos,el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos,
de un modo u otro,sobre el pueblo,pero no son sus 
propias contradicciones las que,agotadas todas las posibilidades,hacen saltar el sistema.
La lucha de liberación contra un opresor externo,la miseria provocada por accidentes extraños,como la guerra,
cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados,
los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales,son los factores habituales de desencadenamiento. 
La acción consciente hace el resto.
En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación.
El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro,
hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. 

Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material,como palanca impulsora de un desarrollo acelerado,es muy grande.
Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. 
Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas 
que nos legara el capitalismo 
(la mercancía como célula económica,la rentabilidad,el interés material individual como palanca,etcétera),se puede llegar a un callejón sin salida.
Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. 

Entre tanto,la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia.
Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.
De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas.
Este instrumento debe ser de índole moral,fundamentalmente,sin olvidar una correcta utilización del estímulo material,sobre todo de naturaleza social.

Como ya dije,en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia,es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas.
La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.
Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época.
El capitalismo recurre a la fuerza,pero,además,educa a la gente en el sistema.
La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase,ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico.
Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.
A continuación viene la esperanza,y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.
Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta:
el premio a los obedientes consiste en el arribo,después de la muerte,a otros mundos maravillosos donde los buenos son los premiados,
con lo que se sigue la vieja tradición. 
Para otros,la innovación; la separación en clases es fatal,
pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo,
la iniciativa,etcétera.
Este proceso,y el de autoeducación para el triunfo,deben ser profundamente hipócritas:es la demostración interesada de que una mentira es verdad.

En nuestro caso,la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. 
La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. 
Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general,técnica e ideológica,por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparto de divulgación del partido.
La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía.
Esta es la forma indirecta de educar a las masas,tan poderosa como aquella otra.
Pero el proceso es consciente; 
el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe 
que no está completamente adecuado a él. 

Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta,trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.

En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo.
Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario,a la autosatisfacción de sus ambiciones,los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta,tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. 
Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y,al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.
Ya no marchan completamente solos,por veredas extraviadas,
hacia lejanos anhelos. 
Siguen a su vanguardia,
constituida por el partido,
por los obreros de avanzada,
por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas.
Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa,pero esta no se vislumbra como algo individual;
el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.
El camino es largo y lleno de dificultades. 
A veces,por extraviar la ruta,hay que retroceder;otras,por caminar demasiado aprisa,nos separamos de las masas; 
en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones.
En nuestra ambición de revolucionarios,tratamos de caminar tan aprisa como sea posible,abriendo caminos,
pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.
A pesar de la importancia dada a los estímulos morales,el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo,claro está,
a la fracción minoritaria de los que no participan,por una razón u otra en la construcción del socialismo),indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. 

El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos,pero insuficientemente. 
Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada,
los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada,sino también individualmente,sobre la clase vencedora.

Todo esto entraña,para su éxito total,la necesidad de una serie de mecanismos,las instituciones revolucionarias.
En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro,
encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales,escalones,represas,aparatos bien aceitados que permitan esa marcha,que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.
Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. 
Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto,ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa,trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas,
por ejemplo). 

Se han hecho algunas experiencias dedicadas 
a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución,pero sin demasiada prisa.
El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo,nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.
No obstante la carencia de instituciones,lo que debe superarse gradualmente,
ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. 

El hombre,en el socialismo,
a pesar de su aparente estandarización,es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello,
su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.
Todavía es preciso acentuar su participación consciente,
individual y colectiva,en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica,de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos.
Así logrará la total consciencia de su ser social,lo que equivale a su realización plena como criatura humana,rotas todas las cadenas de la enajenación.
Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.
Para que se desarrolle en la primera, 
el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social.
Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber.
El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado,del trabajo realizado.
Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida,que no le pertenece más, 
sino que significa una emanación de sí mismo,un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.
Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica,por un lado,lo que dará condiciones para una mayor libertad, 
y al trabajo voluntario por otro, 
basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.
Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo,aún cuando sea necesario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce,en muchos casos,bajo la presión del medio (compulsión moral,la llama Fidel). 

Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra,sin la presión directa del medio social,pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.

El cambio no se produce automáticamente en la conciencia,como no se produce tampoco en la economía. 

Las variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de aceleración,otros pausados e incluso,de retroceso.

Debemos considerar,además como apuntáramos antes, 
que no estamos frente al período de transición puro,tal como lo viera Marx en la Crítica del Programa de Gotha,sino de una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo. 

Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.
Si a esto de agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período,cuya economía política no se ha desarrollado,debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse 
a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.
La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. 

En ambos aspectos nos falta mucho por hacer,pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental,ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. 
Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aún,de su vanguardia.

En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas,es más fácil ver la división entre la necesidad material y espiritual. 

Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. 
Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual,pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad : 
es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza.
Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.
Se trata sólo de un intento de fuga. 
La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil,
aún cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. 
La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas.
Los rebeldes son dominados por la maquinaria y sólo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.
Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad,pero esta «investigación» tiene sus límites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos,vale decir,de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. 
La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.
Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores;
los que podría tener un mono al inventar piruetas.
La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.

Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales;
los demás,revolucionarios o no, 
vieron un camino nuevo.
La investigación artística cobró nuevo impulso.
Sin embargo,las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad.
En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, 
reflejo del idealismo burgués en la conciencia.
En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado.
La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural,una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta,luego,en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; 
la sociedad ideal,casi sin conflictos ni contradicciones,que se buscaba crear.
El socialismo es joven y tiene errores.
Los revolucionarios carecemos,muchas veces,
de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) 
La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben.
No hay artistas de gran autoridad que,a su vez,tengan gran autoridad revolucionaria.
Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.
Se busca entonces la simplificación,lo que entiende todo el mundo,que es lo que entienden los funcionarios. 
Se anula la auténtica investigación artística y se reduce al problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto,no peligroso). 

Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.

Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase,más puramente capitalista,quizás, 
que este arte decadente del siglo XX,donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. 
El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente en arte,su decadencia de hoy. 
Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? 
No se puede oponer al realismo socialista «la libertad»,porque ésta no existe todavía,
no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza,pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado,poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy.
Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba,tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.

En nuestro país,el error del mecanicismo realista no se ha dado,pero sí otro signo de contrario.
Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo,que no sea el que represente las ideas del siglo XIX,pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. 
El hombre del siglo XXI es el que debemos crear,aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada.
Precisamente éste es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o,viceversa,extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta,habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo,a la causa de la humanidad.
La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave,pero debemos superarlo,so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.
Las grandes multitudes se van desarrollando,las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad,las posibilidades materiales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros,hacen mucho más fructífera la labor. 

El presente es de lucha,
el futuro es nuestro.

Resumiendo,la culpabilidad 
de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside 
en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios.
Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras,pero simultáneamente hay que sembrar perales.
Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original.
Las posibilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión.
Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual,
dislocada por sus conflictos,
se pervierta y pervierta a las nuevas.
No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto,ejerciendo una libertad entre comillas.
Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo.
Es un proceso que requiere tiempo.
En nuestra sociedad,juegan un papel la juventud y el Partido.
Particularmente importante es la primera,por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.
Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones.
Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes.
Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio.
El trabajo es un premio en ciertos casos,un instrumento de educación,en otros,jamás un castigo.
Una nueva generación nace.
El Partido es una organización de vanguardia.
Los mejores trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. 
Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. 
Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas,pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia,es decir,cuando estén educados para el comunismo.
Y a esa educación va encaminado el trabajo. 
El Partido es el ejemplo vivo; 
sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio,deben llevar, 
con su acción,a las masas,
al fin de la tarea revolucionaria,
lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción,los enemigos de clase,las lacras del pasado,
el imperialismo…

Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad,el hombre como individuo de las masas que hacen la historia.
Es nuestra experiencia no una receta.
Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años,la dirección,la tónica siempre,
peros hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigente porque les tiene fe; 
y les tiene fe,porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.
No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año se pueda ir alguien a pasearse en la playa,ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. 
Se trata,precisamente,de que el individuo se sienta más pleno, 
con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad.
El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio.
Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba.
Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada,porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.
Dentro del país,los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia; y,hay que decirlo con toda sinceridad,en una revolución verdadera a la que se le da todo,de la cual no se espera ninguna retribución material,
la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.
Déjeme decirle,a riesgo de parecer ridículo,que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor.
Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin 
esta cualidad.
Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente;
éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas son que se contraiga un músculo.
Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos,a las causas más sagradas y hacerlo único,indivisible. 
No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.
Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos,no aprenden a nombrar al padre;mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; 
el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de Revolución.
No hay vida fuera de ella.
En esas condiciones,hay que tener una gran dosis de humanidad,una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos,en escolasticismos fríos,en aislamiento de las masas.
Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos,en actos que sirvan de ejemplo,de movilización.

El revolucionario,motor ideológico de la revolución dentro de su partido,
se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte,a menos que la construcción se logre en escala mundial. 
Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala loca y se olvida el internacionalismo proletario,
la revolución que dirige deja 
de ser una fuerza impulsora 
y se sume en una cómoda modorra,aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables,el imperialismo,
que gana terreno. 

El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. 

Así educamos a nuestro pueblo.
Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias.
No sólo el del dogmatismo,
no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer.
Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución,no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto,que los zapatos de los niños estén rotos,que su familia carezca de determinado bien necesario,bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.
En nuestro caso,hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello.
La revolución se hace a través del hombre,pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.
Así vamos marchando.
A la cabeza de la inmensa columna —no nos avergüenza ni nos intimida decirlo— va Fidel,después,los mejores cuadros del Partido,
e inmediatamente,tan cerca que se siente su enorme fuerza,
va el pueblo en su conjunto sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.
Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de la necesidad del mismo ya no es fuerza dispersa,divisible en miles de fracciones disparadas al 
espacio como fragmentos de granada,tratando de alcanzar por cualquier medio,en lucha reñida con sus iguales,una posición,algo que permita apoyo frente al futuro incierto.
Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación.
Nosotros,dirigentes,sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América.
Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido,conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.

↪Permítame intentar unas conclusiones:
🔸Nosotros,socialistas,somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.

🔸El esqueleto de nuestra libertad completa está formado,falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.

🔸Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.

🔸Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.
🔸Nos forjaremos en la acción cotidiana,creando un hombre nuevo con una nueva técnica.

🔸La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.

🔸Quien abre el camino es el grupo de vanguardia,los mejores entre los buenos,el Partido.

🔸La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud,en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.

📝 Si esta carta balbuceante aclara algo,ha cumplido el objetivo con que la mando.

↪Reciba nuestro saludo ritual,
como un apretón de manos o un «Ave María Purísima»:
Patria o muerte.

(...)

 (*)Carlos Quijano,editor del semanario uruguayo,Marcha.

Este artículo fue escrito en forma de carta a Carlos Quijano,editor de Marcha,un semanario publicado en Montevideo,Uruguay el 12 de marzo de 1965. 📝