Mateo tiene diez años,vive en un pueblo bien alejado del suspiro salado del mar.
Su familia se dedica a la cría de pollos,en una humilde casa levantada por las manos curtidas de su padre y su madre,allí son felices junto a su pequeña hermana Natalia.
En el pueblo de Mateo,todos se conocen,vecinos de años,solidaridad de siempre.
El padre de María,mamá de Mateo,fue un pescador en los tiempos donde María aprendía a restaurar redes junto a las comadres,esposas de los compañeros de Francisco,su padre,muy respetado entre los suyos por sus hazañas,allí,donde el tridente del diablo agita las aguas conspirando contra la vida y el sustento de la comunidad.
Varias historias se hicieron leyenda en nombre del valiente pescador que desafiaba al mismísimo regente del infierno,rescatando embarcaciones y arrebatándole vidas que parecían destinadas a arder en sus aguas de fuego,bajo un cielo chorreando plomo,y un viento cómplice del 'mandinga',destructor de velas.
La niñez y adolescencia de María transcurrió entre cuentos de grandes travesías,y el corazón en la boca,junto a su madre,descalzas,en la húmeda arena con sus pupilas clavadas en el horizonte marino,a la espera qué,muchas veces,desespera.
María conoce a José en un baile organizado por su padre,qué, -vaya destino- era amigo del padre de su esposo,campesino,de aquel pueblo olvidado por el mar.
_Un...¿'deseas bailar?',
un...'qué hermosa estás'...
y un beso a escondidas,sellaron el destino uniendo a María y a José .
Desde esos tiempos hasta la actualidad pasaron muchas lunas sin mar.
(...)
Mateo no conocía el mar,
solo lo imaginaba por las historias que por las noches su madre le contaba sentada a los pies de su cama,minutos antes de apagar la vela que iluminaba la habitación condimentando las historias,
poniéndole marco a las grandes travesías del abuelo Francisco,al cual,Mateo,tampoco llegó a conocer.
Después de terminar el viaje a bordo de la embarcación del abuelo,Mateo levantaba velas,zarpando al océano de los sueños.
María conserva un solo recuedo de su padre,una caracola que en unas de sus batallas marinas,le trajo de regalo ; en esa ocasión el viejo pescador le dijo : "si alguna vez te hace falta un consejo sólo tienes que colocar la caracola en tu oído,yo hablaré a través de ella".
Y así lo hacía María,ella conservaba esa caracola como el más preciado tesoro,su gran botín cargado de esa voz sabia que hablaba cuando su mar estaba revuelto.
(...)
Una de esas tantas noches que María dedica para contarle las historias a Mateo,se desatata un temporal de esos que meten miedo,-considerando que la casa no es lo suficientemente sólida- ; Mateo notó la preocupación disimulada de su madre,entonces,interrumpe el relato,la abraza,la lleva hacia la cuna de su hermana.
En eso llega su padre,agitado,empapado,lleno de barro; una feroz batalla había librado José contra el cielo del diablo sin poder salvar los corrales,las pérdidas serían totales,el 'mandinga',esta vez,parece haberse salido con la suya.
Entre relámpagos y truenos estaba la familia,aguantando unida el temporal,la pequeña lloraba,el miedo estaba ahí,bien sentado al costado de la derrota.
Mateo se pone de pie,mira a su padre y le dice: -"el 'mandinga' no va a poder con nosotros,porque,hay algo que su irracional conducta no le deja ver"; y prosiguió diciendo:
-"La batalla más peligrosa es contra un ser humano encendido,desde las entrañas mismas de su fuego arde,y arde tanto qué,hasta él,que cree dominarlo,se hará cenizas ante nuestras manos,de ardiente unión,
porque su fuego,es rabioso,y de rabia se extingue,
pero,el de nosotros,nace con el sol,y se alza en poderosas ganas,y no se apaga facilmente- ".
María quedó muda ante las palabras de su hijo,las cuales,más de una vez había escuchado,entonces,con voz temblorosa le pregunta: 'hijo, ¿y a ti quién te contó esa verdad?...
Mateo la miró con sus ojos llenitos de ardiente mar,y le respondió :
"Me lo dijo el abuelo Francisco".
Ⓜ️arcelo Rubéns Balboa✍
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